Conectar las playas de la Boquilla, en el norte de Cartagena, con la zona turística de Bocagrande por medio de un corredor ambiental y deportivo para el disfrute de viajeros y locales es la principal obra que el alcalde Dumek Turbay le quiere dejar a la ciudad.
Se trata del Gran Malecón frente al mar Caribe que prometió en campaña. Son 11 kilómetros por todo el borde costero, con la cautivadora imagen de las playas de la capital de Bolívar, miradores y plazoletas para comidas.
Habrá espacios lúdicos con presentaciones artísticas o una película en pantalla gigante en las noches, según expresó el mandatario, así como servicios para prácticas de deportes de mar y playa, con la conexión de ciclorrutas seguras.
“La primera fase, de seis que tiene el proyecto, inicia en playa Azul de la Boquilla y va hasta la escultura de las letras de Cartagena, en las playas de Marbella. En playa Azul, con un centro de disfrute náutico, plazoleta y baños. La idea de esta primera fase es abrazar el parque lineal de Crespo con este gran malecón del mar”, señaló en entrevista con EL TIEMPO Teresa Margarita Londoño Zurek, la primera secretaria de Turismo que tiene Cartagena de Indias en su historia, y sobre quien pesa la ejecución y puesta en marcha de este proyecto.
Deportes náuticos
En playa Azul, de la Boquilla, se instauró la primera playa biosegura que tuvo Cartagena en el año 2020 en medio de la lucha contra el coronavirus. Con este proyecto, autoridades esperan que la zona mantenga su esplendor.
Desde la Boquilla el viajero se conectará caminando o en bicicleta con el parque lineal de Crespo que descansa sobre el túnel, que le cambió para bien la movilidad en la entrada y salida para Barranquilla.
Allí, el Distrito promete una inversión para recuperarlo: mejorar el alumbrado, pintar las canchas y fortalecer las escuelas de fútbol, voleibol, ciclocross y patinaje que allí operan. El parque lineal contará con un mirador para contemplar el atardecer.
La ciclorruta, entre matorrales, sigue y llega hasta la plazoleta de las Letras: C A R T A G E N A, en las playas de Marbella, escrito en varios colores y con un homenaje a Joe Arroyo.
En este punto, el Distrito proyecta una plazoleta comercial y de servicios, con un potencial económico y generación de empleo.
“Turismo que genera, creemos que es un espacio propicio para emprendimientos”, agrega la secretaria de turismo de la ciudad, arquitecta cartagenera y especialista en urbanismo.
Esta primera fase tendría un costo aproximado de 30.000 millones de pesos y sale la licitación a mitad de año, según el Distrito.
La superciudad
El Gran Malecón forma parte de un proyecto macro de ciudad que incluye, además, conexiones con el parque Espíritu del Manglar (una de las obras de recuperación que realizó Dumek Turbay durante su periodo como gobernador de Bolívar), Chambacú, el centro histórico y el paseo peatonal de Manga, frente a la bahía de Cartagena.
“Uno de los propósitos principales del alcalde Dumek Turbay es convertir a Cartagena en una superciudad que les brinda a ciudadanos y turistas todo lo que necesitan: todas las herramientas a la mano en el espacio público, digno y de calidad; con infraestructura y servicio de calidad, pero que se conecten con el centro histórico, nuestra joya patrimonial”, señala Londoño Zurek.
La segunda fase
Ahí tendremos un gran mirador en frente del centro histórico, donde podremos sentir la sal, el viento, el sol, ver el atardecer
La ciudad en este momento es escenario de las obras de protección costera en las playas de Bocagrande, que hoy avanzan en un 90 por ciento pero requieren de 51.000 millones de pesos para ser culminadas.
Para la ejecución del Gran Malecón en esta zona, es necesario que las obras para la protección costera hayan culminado.
Sin embargo, según la funcionaria, la segunda fase no depende de la culminación de la protección costera, porque las obras, conformadas por un cinturón en roca, ya fueron entregadas. Esta fase inicia en la curva de Santo Domingo hasta las playas 5 y 6.
“El objetivo es que salga la licitación a inicio del año entrante. Esta fase es una extensión del disfrute de la muralla. Es un espacio para la contemplación. Ahí tendremos un gran mirador en frente del centro histórico, donde podremos sentir la sal, el viento, el sol, ver el atardecer”, agrega la funcionaria.
Luego, en Bocagrande, empieza a cambiar la vocación del proyecto y se convierte, según el Distrito, en una zona de servicio al consumidor, con espacios comerciales para disfrute y contemplación junto a las playas.
El último tramo, la etapa 6, va desde las playas 5 y 6 de Bocagrande hasta el espolón Iribarren. Pero en este fragmento el Gran Malecón depende del avance de las obras de protección costera, la obra más importante que adelanta la Nación en la lucha contra la erosión.
“Para el resto del proyecto, en especial lo que abarca gran parte de la zona turística de Bocagrande, estamos a la espera de la culminación de la protección costera y así poder dar comienzo a este importante proyecto no solo para la ciudad, sino también para el país”, concluye la secretaria de Turismo de la ciudad.
Ejecución de las obras
EL TIEMPO habló con Juan Carlos Monzón, ingeniero en jefe del consorcio Proplaya, empresa responsable de ejecutar estas obras.
“Vamos en un 90 por ciento de alcance, actualmente contratado, pero vence a finales de mayo próximo. Este alcance no permite completar la totalidad de las obras diseñadas dentro de la fase 1 del proyecto de protección costera”, explica el ingeniero Monzón.
¿Qué obras faltan de esta primera fase?
Posterior al mes de mayo, cuando se cumple el contrato actual, quedarían varias obras por ejecutar para que se mantenga el desarrollo de la obra: el relleno hidráulico de playas 1, 2 y 3; el foso de succión de la calle 6; la construcción del box-culvert (estructura en concreto hidráulico que permite el paso de agua por debajo de la vía) entre calles 8 y 4, y la escollera de protección marginal en playas 1, 2 y 3. Para esta primera fase faltan aproximadamente 51.000 millones de pesos.
¿Qué obras se están ejecutando actualmente?
Estamos ejecutando tres actividades. La primera es la instalación de elementos electromecánicos para el foso de succión de la calle 10, donde operará la subestación que bombea agua al mar y que la recoge del box-culvert, y que a su vez recoge agua lluvia.
En total, son tres subestaciones. Esa es la primera que terminamos como obra civil y ahora estamos instalando los equipos. La segunda obra es la construcción a nivel de obra civil del foso de succión de la calle 8. La tercera actividad en ejecución son obras de urbanismo de andenes, sardineles, muros, sumideros, entre otros, entre la calle 8 a la calle 15.
¿Cómo están las relaciones del consorcio Proplaya con el Distrito de Cartagena y con la Ungrd?
El consorcio tiene una armónica relación con el Distrito y con el equipo de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo y Desastres (Ungrd) en Cartagena. Sin embargo, el grueso de las decisiones que hoy se deben tomar para la continuación y terminación del proyecto deben venir de la Ungrd en Bogotá, con quien, por instrucción de ellos, no tenemos contacto.
¿El proyecto ha sufrido cambios importantes en su diseño?
Se han hecho ajustes de diseño, por ejemplo, del alineamiento del muro que contiene la arena hacia la calle porque pasaba sobre un viaducto y electricidad. También en los niveles de un sumidero que chocaban con una red de telecomunicaciones.
¿Qué otros cambios ha sufrido el proyecto?
El ajuste del espolón 6, que fue alargado con una inclinación hacia el sur por instrucción del diseñador para disminuir el impacto del mar en la arena de playa 5. Eso fue un cambio importante; de resto, nada relevante, todo lo normal en las obras de infraestructura.
¿En qué fecha estará finalizada esta obra en su totalidad?
Todo depende de la voluntad del nuevo director de la Ungrd, en inyectarle fondos para completar la obra. Si los recursos existieran, para finales de este año se pudiera terminar todo el alcance del proyecto en su fase 1.
¿Qué enseñanza les dejaron los últimos aguaceros que vivió la ciudad con inundaciones de algunas calles?
Que el sistema de drenaje sí funciona. En los dos primeros aguaceros el box-culvert, que funciona como un tanque a lo largo de la carrera primera, fue recibiendo agua como está diseñado y las vías permanecieron secas.
¿Por qué algunas calles terminaron anegadas?
Para evacuar ese box-culvert de agua y llevarla al mar se hace necesario que operen los fosos de succión que todavía están en ejecución. Son los que succionan el agua del box-culvert y por medio de una tubería submarina la impulsan al mar. Como no están todavía operando esos fosos, el agua no salió al ritmo que debía, por eso la evacuamos con bombas temporales que no tienen el tamaño de las que van en el foso.
¿Pero será efectivo este sistema cuando el invierno llegue otra vez con fuerza y con lluvias durante varios días?
El sistema funciona, pero requiere terminarse. Recuerde que cuando llegó el tercer aguacero, el box-culvert estaba lleno y no pudo recibir mucha más agua y en ese instante se vio el efecto en las vías.
¿Con los recursos actuales qué se va a hacer para evitar más inundaciones?
Con el alcance actual se terminará la construcción de dos de los tres fosos que se requieren, pero solo se podrá poner a funcionar uno que sirve al área comprendida entre las calles 10 y 15. Así que en el resto de la carrera primera se seguirán presentando inundaciones, hasta no terminar todo el sistema que incluye todo el box-culvert de la calle 4 a la calle 15 y los tres fosos de succión.
¿Cuánta plata hace falta para culminar las obras?
Para culminar todo el proyecto en su fase uno, conforme al diseño, haría falta adicionar 51.000 millones.
¿Cuando hablamos de la fase uno, es todo el trayecto desde El Laguito hasta Marbella?
No. Desde el Laguito hasta la calle 15. El Cabrero es fase dos: que va desde las tenazas hasta el edificio el espolón. Allí ya se construyeron dos espolones (el 7 y el 8 del proyecto de protección costera).
¿Y esa fase en qué va?
Está detenida hace un año por falta de recursos.
