Inicio Colombia El infierno en Nariño bajo la sombra del frente ‘Óliver Sinisterra’

El infierno en Nariño bajo la sombra del frente ‘Óliver Sinisterra’

Puerto Rico, esa vereda de Nariño de no más de 500 habitantes y ubicada en la zona del Litoral, está en el centro de los cultivos ilícitos de todo Tumaco –el municipio de Colombia con más matas de coca–, y es uno de los principales núcleos disputados por grupos disidentes de las Farc en el suroccidente colombiano.

Esta vereda que se convirtió en el fortín de frentes ilegales como el ‘Óliver Sinisterra’, el cual comandaba Walter Patricio Arizala, alias Guacho, el disidente abatido el 21 de diciembre pasado, se sitúa en una frontera natural con Ecuador, catalogada por inteligencia de la Policía como una ruta propicia para el transporte de droga por el Pacífico hacia Centro y Norteamérica.

Fue precisamente, cerca de este río, pero en jurisdicción de Ecuador, que en la mañana del 26 de marzo del 2018, los tres integrantes del equipo periodístico del diario ‘El Comercio’ Javier Ortega, Raúl Rivas y Efraín Segarra fueron secuestrados y, posteriormente, asesinados por orden de ‘Guacho’.

No obstante, según información de la Policía de Nariño, tras la muerte de ‘Guacho’ esta zona quedó bajo el dominio de Carlos Arturo Landázuri, alias Comandante gringo o Fabián, uno de los hombres más cercanos al disidente asesinado y que pretende seguir con la ola de terror que cobija desde hace años a esta región del país.

De acuerdo con Medicina Legal, entre 2016 y 2017, la tasa de homicidios de Tumaco, el municipio más violento de todos los 64 de Nariño, pasó de 75 a 100 asesinatos por cada 100.000 habitantes.

“El problema acá es que falta el Estado. Es mejor no hablar mucho porque a uno lo pueden matar o lo agarran cuando ven a un extraño para saber quién es. A ellos se les tiene miedo”, dijo un campesino de Puerto Rico que omitió su nombre por seguridad. Agregó que por este territorio es usual que ingresen de manera ilegal armas provenientes de Perú y de Ecuador.

Y es que aunque la carretera de acceso a Puerto Rico es un camino de herradura y fango, los disidentes, de acuerdo con datos de la misma Fuerza Pública, se desplazan sin tropiezos en motocicletas y en lanchas con motores de borda de hasta 300 caballos de fuerza, cuando se trata de navegar hacia Ecuador.

La Oficina de la Organización de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocah) también ha denunciado que en Puerto Rico y en veredas vecinas hay restricciones de movilidad que vienen de hace más de dos años como una especie de toque de queda que se presenta entre las 6 de la tarde y las 6 de la mañana.

Por otro lado, la Coordinadora Nacional de Cultivadores de Coca, Amapola y Marihuana (Coccam) viene pidiendo al Gobierno Nacional acciones por la comunidad de Puerto Rico y Tumaco, que ha quedado en un fuego cruzado y sin salidas para continuar con la erradicación de cultivos de manera manual. Se estima que unas 6.000 familias dependen del cultivo de las aproximadamente 29.000 hectáreas de coca en esta zona del país.

El panorama se agrava si se tiene en cuenta que el Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito (PNIS) está sin avance alguno. Según Fabio Cardozo, miembro de las mesas en el Pacífico para tratar este problema en toda la región, es lamentable que “el programa no progrese, porque así el campesinado no encuentra otros productos para constituir una economía legal”.

CAROLINA BOHÓRQUEZ
Corresponsal EL TIEMPO
Cali