Inicio Colombia El partido por la paz que se jugó en una cancha antioqueña

El partido por la paz que se jugó en una cancha antioqueña

La construcción de una cancha de fútbol fue uno de los asuntos principales que discutieron la comunidad y los excombatientes de las Farc cuando se estaba diseñando el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación Jacobo Arango, en la vereda Llano Grande, zona rural de Dabeiba, Antioquia.

“Desde el primer minuto, esta cancha de fútbol fue un símbolo donde se encontraron todos”, indicó Antonio Araníbar, jefe regional en Medellín de la Misión de la ONU.
Precisamente, entre este lunes y martes se vivió una fiesta deportiva basada en la reconciliación. Excombatientes de las Farc, desmovilizados de las Auc, víctimas, integrantes de la Fuerza Pública, antiguas glorias del fútbol y habitantes de la vereda y otros lugares, como la comuna 13 de Medellín, pusieron a rodar el balón como símbolo de paz.

La cancha ocupa un lugar especial en la zona, pues desde que se habilitaron las viviendas, el comedor, la tienda comunitaria y los demás lugares del espacio territorial –cuyas obras se hicieron en 10 de las 18 hectáreas de la finca El Guayabo– hoy allí habitan 280 excombatientes de las Farc y sus familias.

La imagen del partido revivió las escenas de la película Golpe de estadio, del director colombiano Sergio Cabrera, proyectada hace más de dos décadas y que mostraba a un grupo guerrillero y un comando de la Fuerza Pública viendo un partido de fútbol entre la Selección Colombia y la Selección Argentina.

La ficción de la cinta se convirtió en realidad en Llano Grande ante los ojos del propio director, quien estuvo en el lugar donde se vio el debut de Colombia en el Mundial de Rusia contra Japón, pero también pudo presenciar el encuentro deportivo y proyectar, una vez más, su obra en la noche del lunes. Los protagonistas eran personas que alguna vez fueron enemigos en el campo de batalla.

El partido Colombia – Japón fue sintonizado en la tienda comunitaria, uno de los espacios comunes en la zona territorial.

Foto:

Jaiver Nieto / EL TIEMPO

Este acto de reconciliación fue propuesto por la Misión de Verificación de la ONU y reunió en poco más de 70 metros cuadrados a más de 100 actores del conflicto armado en el país.

A las 7 de la mañana, para ver el encuentro entre Colombia y Japón, la tienda comunitaria estaba llena.

Familias, niños, excombatientes, víctimas y miembros de la Fuerza Pública sufrieron y gozaron los 95 minutos de tensión del encuentro entre la Selección y Japón, con un resultado que dejó a más de uno decepcionado. Pero el sentimiento colectivo fue la alegría reflejada en las miradas de quienes lograron dejar de lado sus tintes políticos e ideológicos para pintar el ambiente de reconciliación.

“Colombia perdió el partido, pero ha ganado mucho en el sentido de que el fútbol ha sido una opción para que se unan todos estos actores por la paz”, señaló la jefa adjunta de la Misión de Verificación de la ONU, Jessica Faieta.

El evento fue propicio para recordar que en una carpa azul que todavía se sostiene en la vereda, a meses de haberse instalado en la zona territorial, exmilitantes de las Farc y oficiales de la Policía que custodian el lugar crearon el equipo Llano Grande, pensado desde el comienzo para celebrar la reconciliación.

Colombia perdió el partido, pero ha ganado mucho en el sentido de que el fútbol ha sido una opción para que se unan todos estos actores por la paz

‘Edwin Duarte’, uno de los jugadores, todavía no responde a su nombre de civil pues, según dijo, la guerrilla lo crió. Tiene 27 años y 10 los pasó en el combate. Una de las ilusiones más grandes que tenía ante la firma del proceso de paz era la del fútbol, aunque nunca pensó que llegaría a jugar, literalmente, con quien antes consideró su enemigo.

“Hace un tiempo me pasó que me puse a hablar con otro jugador de un equipo y nos dimos cuenta de que por años compartimos la misma zona, estuvimos enfrentados”, relató el joven.

Pero ahora, la disputa no depende de fusiles sino de goles. El pito sonó indicando el inicio del juego. De un lado, el equipo de Llano Grande vestido de azul. Del otro, un grupo conformado por estrellas del Deportivo Independiente Medellín y del Atlético Nacional, dos equipos rivales desde siempre, pero ahora juntos como ejemplo de unión.

Samuel Vanegas, Andrés Noreña, Yeison Álvarez son solo algunos de los jugadores presentes en el partido, quienes también se enfrentaron a otro equipo de la comuna 13 de Medellín presente en el territorio.

Al final del encuentro se les entregaron balones, elaborados por víctimas del conflicto, a los niños de la vereda.

Foto:

Jaiver Nieto / EL TIEMPO

El evento terminó con la entrega de balones donados por Proantioquia a los 75 niños de la zona (la escuela de Llano Grande tenía hasta antes de 2017 solo 20 estudiantes). Y entre las casas de quienes se integran a la vida civil decenas de pequeños como Lucy, Yeferson y David jugaban soñando con la posibilidad de conformar un equipo en el futuro, uno en el que todos los colombianos tengan lugar.

“Este tipo de espacios pueden demostrarles a los colombianos que la reconciliación sí es posible”, manifestó Yolanda Perea, quien sufrió el conflicto armado y hoy es la voz de las víctimas. Al igual que ella, todos los que estuvieron en la vereda durante estos dos días de celebraciones se fueron convencidos de que la paz hay que protegerla.

VALENTINA VOGT
Para EL TIEMPOTwitter: @ValentinaVogt