Inicio Colombia ‘El testigo’, relatos de la guerra a través del ojo de otro

‘El testigo’, relatos de la guerra a través del ojo de otro

León Gieco solo le pide a Dios que la guerra no le sea indiferente y sus palabras calan profundo sobre las fotografías de Jesús Abad Colorado. Así comienza el documental El testigo: Caín y Abel, con el color saturado de los paisajes colombianos y el blanco y negro de sus fotos. Un repaso por el dolor, la resistencia y la esperanza.

El proyecto se estrenó en Medellín el pasado martes, con el Museo de Arte Moderno repleto de gente expectante. Miembros de la administración pública, académicos, religiosos, artistas y algunas de las víctimas que en el documental dan cuenta de que son mucho más que eso.

Las noticias internacionales han contado el conflicto armado en Colombia siempre desde el mismo lugar: el sensacionalismo. Y Kate Horne, periodista británica, sintió la necesidad de explorar las contradicciones entre la Colombia contada por García Márquez, al que leyó desde niña, y la Colombia que mostraban en las pantallas europeas.

Ese interés la llevó a colaborar con la BBC para un reportaje sobre el secuestro de Ingrid Betancourt y a trabajar en otros proyectos sobre el conflicto colombiano. Así, comenzó a adentrarse en la realidad del país, con una mirada extranjera y ajena, que según dijo, le dio la posibilidad de mirarlo todo desde otro lugar.

Con la intención de contar la guerra y la reconciliación desde adentro, conoció a Jesús Abad y encontró lo que necesitaba. “Me senté a su lado dos horas revisando sus archivos y me impactaron muchísimo, tanto las imágenes, como las historias que él me contó. Me di cuenta en ese momento que yo tenía una historia por contar al pueblo colombiano y al mundo”, dijo Horne.

Después de largas conversaciones, que con Abad se hacen ligeras gracias a la cantidad de anécdotas que ha recolectado en sus travesías, decidieron caminar por el país para encontrar a los protagonistas de los retratos hechos a lo largo de 25 años, esos que en su momento llenaron las portadas de los diarios nacionales ante la conmoción y la indiferencia de algunos.

“Hace más de una década, personas me han propuesto hacer un documental, pero yo he sido muy renuente, soy muy alejado de cierto tipo de espacios y le decía a la gente que no. Pero hubo una chispita que encendió el fuego”, explicó Abad.

Esas historias hacen de la humanidad, y en este caso de Colombia, un país resiliente

Los pies, las balsas, las mulas y los carros los fueron arrastrando a los rincones del país donde la guerra se asentó por años, con la certeza de cruzarse a ratos con grupos ilegales. Y la directora del documental conoció el oficio de Abad en primera persona; cargando el peso de su morral, sintiendo el dolor en sus rodillas, encontrando a las personas que el reportero gráfico tiene grabadas en la mente, con nombres y apellidos.

“Mi gran reto fue producir un documental que celebrara la vida. No tenía ningún interés en realizar un documental deprimente. Quería plasmar esas historias tan fuertes, tan dolorosas para el país, pero también ilustrando que hay esperanza, que ‘Chucho’ no es fotógrafo de la guerra, sino de la vida. En cada minuto que iba filmando pensaba en el dolor del pasado, pero en la resistencia del pueblo”, explicó la británica.

Kate Horne

La periodista explica su experiencia dirigiendo el documental.

Así llegó a la pantalla el documental, financiado por el canal Caracol, que, según Horne, creyó en la idea desde el principio y en la necesidad de acercar esa realidad, desde ese punto de vista, a los colombianos y a los extranjeros.

Ella explicó que el presupuesto los obligó a planificarlo todo con un alto grado de compromiso. “Nos tocó esforzarnos por hacer lo máximo más o menos en 20 días”, explicó.

Abad agregó que todo el proceso tuvo una duración de un año, mientras que los últimos documentales que se han hecho en el país se han demorado entre tres y cuatro años con grandes presupuestos para viajes. “Había muchas ganas de hacerlo”, señaló.

Tal fue el impacto positivo de la idea en las personas a las que recurrieron, que la música que acompaña la narración fue un aporte de cada voz colombiana y extranjera que se unió para darle un ritmo y una emoción especial al documental.

Las grabaciones en terreno comenzaron para la directora, el camarógrafo peruano Guillermo Galdos y Abad, en septiembre del año pasado, pero para ella, el momento clave fue el de la edición, que hizo desde Londres (Inglaterra).

El resultado de la producción, que se espera llegue a los ojos del mundo en los próximos meses, muestra lo que ha sido de las vidas de algunos colombianos que en un instante se cruzaron por los ojos de Abad y cuyos sentimientos quedaron registrados en su cámara. La joven que clava una cruz sobre la tumba de su padre y desde eso carga el recorte del periódico con su foto, el niño que viste a los muertos en la morgue, la niña que se asoma por una ventana quebrada por las balas y la novia que se casa ante los ojos de un pueblo destruido.

San José de Apartadó y Granada en Antioquia, Bojayá en el Chocó son algunos de los sitios recorridos por la voz de Abad, quien va contando lo ocurrido durante cada clic, que para él significa un disparo al alma, una acción con la intención de hacer saber lo que pasa en algún sitio remoto de un país desconocido para tantos, hasta ahora.

Valentina Vogt
Para EL TIEMPO
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@ValentinaVogt