Un sismo, el martes pasado, de 4.3 grados en la escala de Richter, que dejó dos víctimas mortales y considerables daños materiales en 148 viviendas ubicadas en zonas aledañas al Galeras, recordó el riesgo que entraña este volcán en actividad y ubicado en el Cinturón de Fuego del Pacífico, que concentra el 75 por ciento de los volcanes activos en el planeta.
El hecho también dio pie a las inefables cadenas de WhatsApp que, inexplicablemente, buscan sembrar pánico a partir de la distorsión de la información sobre un fenómeno natural.
Lo cierto es que si bien el movimiento telúrico recuerda que este gigante está en actividad y que una erupción similar a las vistas en los últimos días en Hawái y Guatemala es algo que puede ocurrir, no hay por el momento señales claras que obliguen a elevar el nivel de la alerta.
Esta permanece, según informó el Servicio Geológico Colombiano, en nivel III o en amarillo, tal como en los últimos siete años. No se ha registrado emisión de gases o deformación de su estructura, las cuales son, para los expertos, señales de un riesgo alto de erupción y que obligarían, en consecuencia, a evacuar los municipios más expuestos a sufrir las consecuencias de un evento como este. Se trata de Genoy, Sandoná y La Florida.
Un llamado a la población a ceñirse únicamente a la información que proporcionan las entidades responsables del monitoreo del cráter.
Lo que procede ahora es un llamado a la población a ceñirse únicamente a la información que proporcionan las entidades responsables del monitoreo del cráter y de la gestión del riesgo, y apartarse de mensajes alarmistas que, sin sustento alguno, hablan de la inminencia de catástrofes naturales. En este sentido, vale la pena debatir la propuesta del director de la Unidad de Gestión del Riesgo, Carlos Iván Márquez, sobre la posibilidad de llevar ante la justicia a quienes se les compruebe que han generado pánico de esta manera. Sobre todo porque quienes más daño sufren con estos hechos son, precisamente, quienes con más seriedad y responsabilidad trabajan para hacer frente a un evento natural.
En Briceño, Nariño, equipos de rescate trabajan en medio de los escombros que dejaron los sismos producidos por la actividad del volcán Galeras.
