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En Belén de Bajirá, la pobreza no tiene límites

En Belén de Bajirá, los niños que visten uniforme verde se saben de memoria los versos del maestro antioqueño Epifanio Mejía, y los que llevan uniforme azul entonan las letras del compositor chocoano Miguel Vicente Garrido.

En el corregimiento hay 3.877 estudiantes; 1.750 están matriculados en la Institución Educativa Belén de Bajirá, de Antioquia, y 2.127, en el colegio La Unión de Bajirá, de Chocó.

Este territorio tuvo por años límites dudosos entre Mutatá, Antioquia, y Riosucio, Chocó. Por ello está dividido: tiene dos instituciones educativas, dos centros de salud, dos empresas de chance, dos bandas marciales y dos autoridades, una inspección de policía por cada departamento.

Esa dualidad administrativa se dio porque hace 17 años hay un conflicto limítrofe entre las dos regiones para quedarse con la soberanía del corregimiento, de 16.000 habitantes; pero los bajirenses quieren una identidad, cantar el mismo himno, tener el mismo escudo e izar la misma bandera.

También sueñan con caminar por calles pavimentadas, que no estén inundadas de lodo ni de aguas retenidas, asistir a un mejor colegio con pupitres y baños suficientes, tener un hospital de segundo nivel, seguir sembrando sus cultivos y vender sus productos sin preocuparse a quién tienen que pagarle impuestos.

Es tanta la confusión que la Fuerza Pública está contra la espada y la pared, pues no sabe a cuál de los dos gobernadores obedecer ni a cuál alcalde, si al de Mutatá o el de Riosucio.

No obstante, los bajirenses históricamente han elegido al gobernador, diputados y congresistas de Antioquia, así como al alcalde y a los concejales de Mutatá.

Si bien el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (Igac) confirmó el martes pasado que el pueblo se ubica, sin dudas, en el mapa del Chocó, esa división sigue intacta entre los pobladores.

Un índice NBI del 83 %

Eso cambiaría a partir del próximo 12 de junio cuando el Igac ubique oficialmente ese territorio en el nuevo mapa de la zona del Pacífico. Al menos así lo esperan los habitantes, quienes, más que estar en un territorio o en otro, buscan salirse del atraso que les ha dejado esa pelea.

Si bien Antioquia y Chocó tienen presencia en Bajirá, los habitantes se sienten olvidados, no hay agua potable ni alcantarillado. Todas las calles están destapadas; el parque, deteriorado; solo hay un precario escenario deportivo, no tienen programas sociales ni una casa de la cultura.

Las necesidades básicas insatisfechas alcanzan el 83 por ciento y el analfabetismo, el 33 por ciento, según el Dane. El atraso se lo atribuyen los pobladores precisamente a la disputa que se inició en el 2000, cuando la Gobernación del Chocó solicitó el corregimiento mediante la ordenanza 47 del 19 de junio de 2000, para convertirlo en municipio. La Asamblea argumentó que la Ley 13 de 1947, que creó el departamento del Chocó, fijó ese territorio dentro de sus límites.

Por siete años, Bajirá fue municipio y alcanzó a tener tres alcaldes nombrados por decreto, pero sin presupuesto ni palacio municipal. En el 2001, Antioquia demandó esa ordenanza, alegando que el pueblo era un corregimiento de Mutatá, en el Urabá. Entonces, el Consejo de Estado anuló la decisión seis años más tarde. Sin embargo, el Agustín Codazzi continuó sus estudios técnicos y determinó esta semana que los límites están definidos hace 70 años y siguen vigentes por la Ley 13 de 1947.

Henry Chaverra, coordinador de Prodefensa de Belén de Bajirá, cuenta que mientras ambos departamentos se peleaban el territorio, los habitantes tuvieron que pagar los platos rotos.

El líder asegura que la inconformidad no es porque los ubiquen en Antioquia o en Chocó, sino por la duplicidad administrativa, que no les ha permitido tener desarrollo; por el contrario, se quedaron en el limbo y les negaron sus derechos.

Por años, describe, cuando los habitantes iban a Mutatá a solicitar un servicio o un programa social, los funcionarios les decían que no podían ayudarles porque eran del Chocó; y cuando acudían a la alcaldía de Riosucio, les respondían que eran de Antioquia.

“Los dos departamentos se han chutado la ‘pelotica’, y nosotros, en un completo abandono. Somos de ellos cuando se trata de riquezas naturales o de política”, añade.

Para Chaverra, lo más importante es que excluyan al pueblo de ese conflicto limítrofe y que el Estado les brinde las necesidades básicas, porque por los celos entre las dos regiones “se desmembró el pueblo administrativamente”.

El corregimiento tiene más de 2.500 kilómetros cuadrados, dobla la extensión del municipio de Mutatá y es más grande que el departamento del Quindío. Los campesinos aseguran que las tierras, que tienen oro, cobre, níquel, uranio y petróleo, son vírgenes y, además, que pega todo lo que siembran: plátano, piña, yuca, arroz y palma de aceite. Tienen ganadería y abundantes riquezas naturales, como cerros y bosques con diferentes especies de árboles maderables.

Chaverra explica que en el pasado nadie daba un peso por Belén de Bajirá y que cuando descubrieron que eran tierras prósperas y sin explotar, empezó la disputa.

El corregimiento está ubicado en un sitio estratégico por donde se traza la vía de Las Américas, que comunicaría al país con Panamá y se proyectaba para ser la puerta de salida de Antioquia hacia el Pacífico.

“Estas tierras son de las más fértiles del mundo, son apetecidas porque tienen el cerro del Cuchillo, en el tapón del Darién, rico en coltán, uranio, cobre y oro, que se comunica con el cerro Careperro, que tiene una capa rocosa donde hay toda clase de metales”, cuenta el líder.

El futuro soñado

Mientras algunos habitantes son optimistas con el ingreso de Belén de Bajirá al Chocó, con el nuevo mapa que se publicará en una semana, otros creen que esa decisión traería más retrasos.

El coordinador de Prodefensa Belén de Bajirá explicó que mientras el departamento del Pacífico les da la posibilidad de ser municipio, Antioquia los limita a ser corregimiento de Mutatá.

“Nosotros preferimos ser cabeza de ratón que cola de león. Si Chocó nos ofrece la posibilidad de ser municipio, tendríamos que decirle a Antioquia adiós. Las migajas que Mutatá nos aporta no nos alcanza para subsanar las necesidades insatisfechas, empezando porque los doblamos en población”, asegura.

Una vez entreguen el nuevo mapa del Chocó, que también incluye los corregimientos de Macondo, Blanquicet y Nuevo Oriente, que ahora aparecen en Turbo, Antioquia, esos territorios pasarían a Belén de Bajirá para convertirlo en municipio, según un proyecto en Chocó.
Se le sumarían los territorios Llano Rico, Playa Roja y Santa María, de Riosucio, para poder ajustar los 30.000 habitantes y cumplir con la ley para ser municipio.

Uno de los habitantes que apoyan ese futuro es Gustavo Martínez, quien manifiesta que quieren tener palacio municipal y recursos para ejecutar un plan maestro de aguas y alcantarillado, construir un megacolegio de 3.500 millones de pesos y un hospital de segundo nivel.

Lo contrario piensa Édison Marsiglia, habitante del corregimiento y líder por Antioquia, quien asegura que a la población la llevarán a una ola de corrupción.

Mientras tanto, la vida en Belén de Bajirá sigue igual: dividida. Los niños estudian en departamentos distintos, así sus escuelas estén separadas por cuadras, y sus padres, hasta para ir al médico, tienen que escoger si son antiqueños o chocoanos.

Así se resolvió la duda

Belén de Bajirá

La gente lo que realmente quiere es progreso y ayudas efectivas.

Foto:

Jáiver Nieto Álvarez / EL TIEMPO

Julio César Ortiz Gutiérrez, uno de los cuatro abogados que defendieron al Chocó en ese proceso, afirma que todo se resolvió luego de estudiar en detalle la Ley 13 de 1947, que creó el Chocó y puso a Bajirá en sus límites, y el resultado del trabajo de campo del Instituto Geográfico Agustín Codazzi (Igac) con las comisiones de Antioquia y Chocó en el terreno.

“No había duda alguna de la ubicación, elaboramos los conceptos correspondientes y se le hicieron llegar al gobernador del Chocó; esos conceptos coincidían con los del Igac. Nunca fue de Antioquia, jurídicamente hablando”, dice el abogado.

Cuando el Congreso lo identificó, el expediente se devolvió al Igac, y ahí se le pidió al director que se pronunciara sobre la pertenencia del territorio al Chocó”, agrega. Según él, la política atrasó todo.

“Había políticos antioqueños interesados en mantener la duda, eso hizo que el procedimiento se demorara”, dice, y explica que la ley no permite decidir un límite por consulta.

“Imagínese que se fuera a consultar si Girardot pertenece a Cundinamarca o a Tolima: la Constitución no permite que eso se resuelva democráticamente, eso se resuelve jurídicamente”.

DEICY JOHANA PAREJA M.
Enviada Especial de EL TIEMPO
Belén de Bajirá