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En los Montes de María nada que el Estado cumple con la redención

Soraya Bayuelo Castellar, la fundadora y directora del Colectivo de Comunicaciones de Montes de María Línea 21, le duele lo que viene sucediendo en la región costeña que más ama.

A ella no le tiembla la voz para clamar presencia estatal de manera permanente y no transitoria sobre el territorio que comparten los departamentos de Bolívar y Sucre, los Montes de María.

Su trabajo constante, desde hace más de 24 años, ha traspasado fronteras mostrando no solo el panorama actual, sino los padecimientos del pasado, y pidiendo ayuda mundial.

“Todo el mundo levantó el vuelo. La danza de los chalecos se fue y con ellos el Estado a otro lugar como si aquí no hubiese pasado nada, y quedan la secuelas pero que hay que sanar la heridas”, sostiene.

¿Cómo está la actual situación?
Obviamente que no es igual que los tiempos de la guerra, pero tampoco es que estemos en la paz total porque nos hacen falta muchas cosas.

¿Cómo cuales?
Por ejemplo, hace falta que el Estado colombiano sepa que al silenciarse los fusiles y haberse desmovilizado las Farc, y hacer un acuerdo de paz no significa que todo esté bien, pues la guerra dejó muchas secuelas para tener una vida digna.

¿Qué más?
Hace falta inversión en lo social, en educación, en la cultura, vías, en el campo, que la gente tenga realmente una reparación integral transformadora, de todos los derechos violentados en el conflicto.

La agenda de diálogo con las Farc creó expectativas en zonas de conflicto como los Montes de María y la gente se llenó de esperanza, ¿esto ha aumentado o ha mermado?
No, yo no creo que haya ni mermado ni aumentado. Si veo más bien un estado de pesimismo.

¿Qué ha pasado con planes pilotos y otros experimentos para recuperar la paz perdida?
Es cierto que aquí se han experimentado todos los programas y acciones, pero falta mucho más, sobre todo acompañamiento sicosocial a las víctimas para evitar que se vuelvan a llenar de resentimiento.

¿Cuál es la realidad de las zonas que supuestamente habían recuperado la tranquilidad?
Lamentablemente, vienen siendo copadas por el microtráfico y el narcotráfico, sobre todo las salidas hacia el Golfo de Morrosquillo, lo que aviva el temor de que vuelva a prenderse la guerra.

Soraya Bayuelo dice que sabiendo al verdad es más fácil el perdón.

Foto:

Archivo/EL TIEMPO

¿En qué hay que insistir?
En sanar el resentimiento y los dolores, la injusticia, la falta de verdad, la falta de garantías de no repetición, la merma de la impunidad que hay con el acompañamiento psicosocial del que te hablé.

Es fácil deducir que más ha sido lo retórico, o los buenos deseos, que lo concreto…
Lo que se ha hecho es muy poco frente a todo lo que ha pasado. Fueron 124 masacres, pueblos vacíos. Mejor dicho han pasado todas las planificaciones y esquemas posibles, pero no se traduce del papel a la realidad.

¿Siguen esperando la verdad?
Es cierto. No se ha dicho toda la verdad, sigue habiendo injusticia, impunidad.

¿Cuál es esa verdad que demandan?
Quiénes participaron en las masacres; quiénes son los responsables; dónde está la justicia. Uno, si conoce la verdad, sabe a quién va perdonar y cómo va a reconciliar.

¿En resumen, es latente que en un momento las comunidades hagan sentir su inconformismo?
Esa inconformidad está en todo el país, en este momento. No hay sustancia, no hay políticas públicas. Los campesinos han tenido que hacer marchas pacíficas para hacer cumplir algunos puntos para poder sacar sus cosechas de las zonas de producción y eso no es lo que queremos, sino que el Estado tenga puestos los ojos aquí.

Fueron 124 masacres, pueblos vacíos. Mejor dicho han pasado todas las planificaciones y esquemas posibles, pero no se traduce del papel a la realidad.

¿Sí han sentido la cooperación internacional?
Es muy poca. Cuando hay guerra estaban todos lo chalecos aquí, pero en época de transición nos dejan solos, con la poca inversión que puede hacer los municipios.

¿Ante un Estado ausente, que hace la gente?
Tenemos la condición de ir de menos cero pa’lante. La misma concepción y la misma estructura del ser del Caribe, del ser montemariano, que la ha luchado siempre, que nada le han dado gratis. Tenemos vocación asociativa y vocación agrícola, por eso luchamos.

¿A propósito de instancias estatales, han sentido el compromiso de los locales, como las alcaldías?
Si se ha visto voluntad e intención, pero faltan los recursos del Estado central para poder invertir. La Gobernación ha hecho cosas, como haberle solucionado el problema del agua y alcantarillado a el Carmen de Bolívar después de 200 años de espera, en el deporte, en vías…

¿Y en el factor humano?
Falta más inversión en la educación, la salud, la cultura. Que haya planes integrales para que todo pueda funcionar bien. Incluso el inversionistas privados también debe aportar y estar comprometido, no con promover monocultivos y llevarse todo, sin dejar nada a la región, como la ley del embudo.

¿Qué esperan del nuevo Gobierno?
Por ahora lo que hay es incertidumbre; no se sabe para dónde va.

¿Tu que manejas un colectivo con reconocimiento nacional e internacional qué trabajo han desarrollado en pro de la paz de los Montes de María?
Somos de los que pensamos que con autonomía y gobernanza se consigue la paz territorial. Y antes que existiera los diálogos de paz aquí hemos dado muestras de construcción de paz, mediante la organización comunitaria.

¿Cuánto tiempo llevan en eso?
Veinticuatro años contrarrestando todo lo que nos desestabilice la tranquilidad a través de la comunicación, de la educación y de la cultura, de reconstruir la memoria histórica, del cine, los relatos y la narración como garantías de no repetición.

¿Qué logros sientes que han obtenido?
Entregándoles herramientas pedagógicas a la gente de esas disciplinas y ellos puedan ser su propia voz de lo que relatan, de la memoria, y puedan acompañarse de otros aliados.

¿Cómo calificas lo hecho hasta el momento?
Como una gota de agua en un océano, en comparación con todas las cosas que hay que hacer.

ÁLVARO OVIEDO CASTILLO
EDITOR REGIONAL DE EL TIEMPO
BARRANQUILLA