“Eran hombres de bien, trabajadores y honrados”. Así describen sus conocidos a los hermanos Silvio Dubán Ortiz Ortiz y Javier Bernardo Cuero Ortiz, asesinados en Tumaco, Nariño, el pasado 19 de marzo.
Los hombres, de 27 y 32 años, respectivamente, eran hijos del líder social del puerto Bernardo Cuero. Él, a su vez, había sido asesinado el año pasado en junio, en Malambo, Atlántico. Cuero era dirigente de una organización de desplazados y desde el año 2000 había tenido que huir de Nariño por las amenazas de grupos paramilitares.
Tras la muerte de su padre, los Cuero decidieron regresar al Pacífico, donde siguieron realizando labores sociales, según fuentes consultadas por este diario.
Las autoridades no tenían plena certeza sobre cómo ocurrieron los hechos y se estaba a la espera de los resultados de las necropsias. Sin embargo, en el puerto había indignación por el nuevo ataque contra la familia Cuero, reconocida en la región por su liderazgo social.
La situación llevó a un duro pronunciamiento del procurador Fernando Carrillo, quien habló del “fracaso” de la política del Gobierno para proteger a los líderes sociales.
Carrillo denunció que en los dos primeros meses de este año se reportó el asesinato de 11 defensores de derechos humanos en el país, por lo que le pidió al Estado adoptar acciones “que vayan más allá de la retórica y las buenas intenciones”. La Procuraduría constituyó agencias especiales para acompañar las investigaciones por los crímenes.
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