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Eugenio Prieto habla de su gestión al frente del Área Metropolitana

Al frente del Área Metropolitana del Valle de Aburrá (AMVA), Eugenio Prieto Soto no sólo lideró la campaña para adelantar la consulta popular que posibilitó el ingreso de Envigado a esa entidad, sino que estuvo al frente, con la Junta Metropolitana que presidió el exalcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, de la realización de tareas como la resolución de las crisis de la calidad del aire, la regeneración de los ecosistemas urbanos y los problemas de movilidad con diferentes obras y viales.

En diálogo con EL TIEMPO, el funcionario hizo un balance de su gestión durante el pasado cuatrienio.

¿Cuál es el balance que usted hace en estos años al frente del AMVA?

Dentro de los objetivos generales estaba cómo frenar la fragmentación de los ecosistemas que trae el acelerado crecimiento urbano. Dos, cómo en lugar de solo frenar regenerar esos ecosistemas. Tres, cómo integrar a los territorios en las problemáticas ambientales, de planeación, de movilidad e incluso de seguridad y convivencia bajo un modelo de región metropolitana, unos ejes integradores, y facilitar esas dinámicas entre esos territorios para la calidad de vida, el bienestar, para la inclusión, para la equidad, para la competitividad. Y pongo en el centro de este trabajo de cuatro años la gobernanza metropolitana.

Con respecto a esto se destaca la inclusión de Envigado al Área. ¿Por qué es importante?

Es muy importante porque tiene una frontera clave con Medellín. Hay una conmutabilidad laboral de Envigado con Medellín que es superior al 45 por ciento. Es decir, que de las personas que viven en Envigado y trabajan, el 45 por ciento lo hace en Medellín.

Es un tema complejo. Además, Envigado, en los 40 años que vamos a cumplir de creación del Área Metropolitana, no hacía parte de la entidad por razones que hemos respetado. Pero hoy mostramos que había otras condiciones, otras razones, para que Envigado se integrara. Se estaba quedando encerrado y el Área se quedaba sin lograr una mejor planificación y articulación de esas políticas en el territorio.

Uno de los temas sensibles que debió enfrentar cuando llegó a la entidad fue la crisis de calidad del aire. ¿Cómo lo hizo?

No fui yo solo, precisamente el modelo de gobernanza al que estaba haciendo referencia funcionó. Y hay que decirlo, cómo me sacudió esa emergencia. No estábamos lo suficientemente preparados. Pero qué tal que no hubiéramos tenido un sistema de transporte masivo como el metro o el metroplús.

Comenzamos a mirar qué estaba sucediendo con muchos actores con una red aire que hace 20 años viene estudiando estos temas de la contaminación atmosférica, pero faltaba complementar ese diagnóstico con los 10 municipios.

¿Y de qué manera se hizo?

Nos dimos cuenta de que teníamos un problema de temporadas, de transición, y que nos afectaba particularmente la condición geomorfológica de nuestro territorio.

La decisión que se tomó en la junta, liderada por el alcalde de Medellín y los otros nueve alcaldes del valle de Aburrá era poner en el centro la evidencia científica de las universidades que nos acompañan en el territorio con investigaciones aplicadas. Y tomamos la decisión de que el Sistema de Alertas Tempranas (Siata) tuviera todas las estaciones de monitoreo de calidad del aire, ellos venían haciendo la gestión del riesgo y las alertas tempranas en el tema hidrometeorológico.

Tomamos la decisión de que el Sistema de Alertas Tempranas (Siata) tuviera todas las estaciones de monitoreo de calidad del aire, ellos venían haciendo la gestión del riesgo y las alertas tempranas

Al entregarles las estaciones, les entregamos también capacidad de pronóstico, nos acreditamos con el Ideam y el Minambiente, y comenzamos a aplicar una política pública de calidad del aire en el valle de Aburrá.

Esto se construyó participativamente con todos los actores, con un diagnóstico claro, con un monitoreo fortalecido, es el mejor monitoreo de América Latina en tiempo real. El ciudadano puede ver cómo están nuestras estaciones con Apps para celulares. Diseñamos un sistema de vigilancia en salud ambiental con estudios epidemiológicos, ordenamiento, biodiversidad, comunicación pública, indicadores y la integración intersectorial, con unas metas establecidas.

Hubo tres pilares de esa política pública: el pacto por la calidad del aire, el Plan Integral de Gestión de la Calidad del Aire (Pieca) y el Protocolo para Atender Episodios de Contaminación Atmosférica (Poeca)…

En efecto, el pacto, liderado por el alcalde, convocó a las empresas de forma abierta y voluntaria para que empezarán a tomar medidas. Se comenzó con 70 empresas y organizaciones públicas y privadas y hoy hay más de 200 con acciones concretas y medibles. El Pieca lo desarrolla la autoridad ambiental con 10 líneas estratégicas y cinco transversales.

El Poeca, también en los 10 municipios, es una línea para poder atender y con esa capacidad de pronóstico que le entregamos al Siata creamos una innovación a la política de calidad del aire en Colombia y América Latina que se llama Estado de Prevención que nos permitió, con el Gobierno Nacional, llevarlo a la norma nacional del calidad del aire, la 2254, para que tomáramos medidas previas y poder disminuir las emisiones para evitar concentraciones. Ya no atendemos contingencias sino que prevenimos contingencias. Hemos aplicado el protocolo en cuatro oportunidades: marzo y octubre de 2018, marzo y octubre de 2019.

Ya no atendemos contingencias sino que prevenimos contingencias

¿Cómo se puede medir esto en cifras?

Llevamos con el Minambiente un rango de medición que está establecido en la norma 2254, que no están cumpliendo todas las ciudades. Ese rango de medición es hoy de los más exigentes del mundo, de los que más se acerca al que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Cuando tuvimos el momento más complejo, marzo del 2016, llegamos a tener estaciones en 108 microgramos / metro cúbico que es alerta roja para nosotros, complejo para la salud y para la vida de quienes habitan el territorio.

Hoy hemos logrado volver a nuestro estado normal, con la mejora de los combustibles, la movilidad eléctrica, la renovación de la flota de transporte de carga, la movilidad activa, caminando y en bicicleta, mejorando el transporte público, cambiando el hábito de los ciudadanos, las empresas con sus buenas prácticas en producción y consumo sostenible, por eso hemos bajado en estos dos años un 30 por ciento las concentraciones, es decir un poco más de 10 microgramos / metro cúbico, teniendo un promedio año de 32 o 33 microgramos y hoy estamos en 23-24 microgramos. El reto es mantenerlo.

¿En cuánto a movilidad qué se hizo?

Desde EPM se ha venido trabajando con el Área Metropolitana en el tema de la movilidad eléctrica, con el Sistema Metro del Valle de Aburrá, con el Metroplús, los 64 buses eléctricos que comenzaron ya a operar muestran que todo el sistema de transporte masivo quedará totalmente eléctrico.

Trabajamos en renovación del transporte de carga, muchas empresas vienen cambiando a flota eléctrica, vehículos de 4,5, 5, 3, 3,5 y menos toneladas que son los que hacen la última milla, el paqueteo. Bancolombia compró 1.000 vehículos eléctricos para distribuirlos en todos el país, 40 de ellos en el territorio metropolitano.

MEDELLÍN