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Jóvenes heroínas que cambian a Colombia

Basta conocer las historias de estas niñas y jóvenes para recuperar la fe en este país y en la humanidad. A los 15 años, Yuliana Salcedo lidera una campaña en su pueblo (Clemencia, en Bolívar) para cerrar las brechas de género y para que las niñas dejen de pensar que solo nacieron para hacer oficio en la casa y conseguir marido. Lo hace a través del fútbol, una actividad que parece exclusiva para los varones, y por medio de un programa radial de champeta.

En una vereda de Jamundí, Valle del Cauca, María Elena González teje una nueva historia para las mujeres de su tierra, haciéndolas sentir orgullosas de su pelo crespo y eléctrico y de su herencia africana; de paso, las anima a estudiar, a evitar embarazos precoces y a construir un futuro mejor. En el suroeste del país, cerca de la frontera con Ecuador, en Tumaco, está el hogar de Michel Sinisterra. Líder juvenil de 26 años, madre y empresaria que con sus iniciativas sociales les demuestra a los jóvenes que vale la pena soñar y luchar para salir adelante, pese a toda la violencia que los rodea.

En Quibdó, en el Chocó, Sindy Mosquera lidera campañas para mejorar la convivencia en su barrio, dirige un periódico y motiva a los jóvenes para que encuentren en la cultura una salida a sus problemas.

A los 17 años, Yadis Ximena Chocó les enseña a los niños de su pueblo (Buenos Aires, Valle del Cauca) a conocer y exigir sus derechos, y promueve la paz y la reconciliación en una región muy afectada por el conflicto armado. Una joven que ostenta haber sido alcaldesa de Madrid (España) durante un día y sueña con ser ministra de Educación.

Yuliana, María Elena, Michel, Sindy y Yadis nacieron pobres, en varias de las regiones más violentas y marginadas de Colombia, con muchas amenazas al acecho. Las mismas que se ciernen sobre todas las niñas de este país, que se llevan la peor parte en las cifras de violencia y los indicadores sociales.

Todas son negras. Y todas, desde niñas, han sido ‘reclutadas’ por iniciativas sociales que les enseñaron a soñar, a trabajar por sus sueños y por los de su gente, y que las convirtieron en lideresas.

Durante varias semanas, un equipo de periodistas, fotógrafos y videógrafos de EL TIEMPO, en alianza con la Fundación Plan, recorrieron el país en busca de esas niñas y jóvenes que representan una esperanza para sus comunidades y para pueblos enteros. Y las encontramos. Estas son sus historias de vida y de lucha, que nos invitan a soñar con la posibilidad de construir un país mejor.