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La costosa pelea de Barranquilla contra las basuras en los arroyos

Cuando llegan las lluvias Barranquilla revive su eterna pelea de las basuras en los arroyos. Arrojar desechos a los canales, o caños, ha sido una práctica con la que durante muchos años han vivido los habitantes de esta capital en la que, en décadas recientes, brilló el civismo y el respeto hacia lo público, pero hoy parecieran haberse extraviados en el olvido.

Falta de cultura ciudadana, de cuidado por el medio ambiente, o por el incremento de los cordones de miseria en las rondas de los canales, en especial asentamientos montados por inmigrantes y desplazados, hacen parte de la lista de causas que generan la problemática y que ya están identificadas por las autoridades locales y conocen los mismos barranquilleros.

En la capital del Atlántico, debido a la ausencia de un sistema de drenaje de aguas lluvias formal, las calles cumplen la función de alcantarillado pluvial superficial y, en épocas de lluvias, se forman en ellas fuertes corrientes de agua denominadas arroyos.

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Como consecuencia de esta situación, la ciudad ostenta la condición excepcional de tener nada menos que 67 kilómetros de arroyos entre canalizados y por canalizar, cuyas aguas corren rumbo al río Magdalena arrastrando los desechos que van desde bolsas plásticas llenas de residuos sólidos, cajas de icopor, colchones, mecedoras, llantas, bacinetes, cascarones de neveras y hasta animales muertos, convirtiendo las calles en basureros a cielo abierto después de cada lluvia.

Queremos que la gente tome conciencia del deber, el cuidado y la protección de su espacio y la infraestructura propia

Tirar la basura a los arroyos es para muchos una solución práctica para mantener sus entornos limpios.

“Es la forma más rápida de botar la basura”, dice con naturalidad un vecino del sector del arroyo del barrio Rebolo, en el suroriente, quien asegura que no es el primero ni el último en hacerlo.

Esta lucha le cuesta al Distrito 3.500 millones de pesos, que se van en la contratación de maquinarias y operarios que mantiene semanalmente sacando basuras de caños y canales.

Según el director de la Agencia Distrital de Infraestructura, Alberto Salah, de los arroyos se han sacado hasta 800 toneladas de basuras, las cuales tapan estos canales y provocan inundaciones que afectan vías, andenes, zonas verdes y también casas.

“Queremos que la gente tome conciencia del deber, el cuidado y la protección de su espacio y la infraestructura propia, es un trabajo que busca proteger la vida y bienes de los ciudadanos y proteger el medio ambiente y la infraestructura pública”, sostiene Salah.

Limpieza de arroyos

En el sur de la ciudad se limpian 32 kilómetros de arroyos, en especial en puntos críticos, sobre todo los que atraviesan vías como la Circunvalar, La Cordialidad, La Murillo o las calles 17 y 30.

Solo en la trampa (rejas) del arroyo León sacaron, hace una semana, 600 toneladas de desperdicios. Aquí vierten sus aguas otros arroyos que bajan de los barrios Santa María, Santo Domingo, Las Américas, La Sierrita, Ciudad Modesto, La Paz, Siete de Agosto, Lipaya, La Manga, Por Fin y Me Quejo, en el suroccidente de Barranquilla Son 17 kilómetros.

En una de esas limpiezas, en un canal del barrio La Manga, suroccidente, las máquinas sacaron el equivalente a un juego de sala entre los desperdicios.
Por los lados del arroyo Don Juan, que viene desde Galapa y toma al suroriente para llegar hasta el río Magdalena luego de atravesar Soledad, se convierte en una corriente de basura de 7 kilómetros cuando llueve.

Los canales por donde debe correr el agua, viven llenos de basura que tiran los transeúntes 

Foto:

Archivo EL TIEMPO

En dos horas, este arroyo es capaz de depositar en el río un volumen de agua equivalente al consumo diario de Barranquilla. El pasado sábado, ese volumen fue de basura y se acumuló frente a la bocatoma del acueducto de la ciudad, que obligó a la empresa operadora Triple A, a cerrar en menos de un mes, dos veces las actividades mientras limpiaban.

“Arrojar basura a canales y arroyos es un comportamiento equivocado. La comunidad debe siempre entregar al personal autorizado sus residuos en las frecuencias y horarios establecidos. Cuando arrojamos la basura de manera indiscriminada estamos contaminando las vías e incluso el río Magdalena”, señaló Graciela Leguía, directora de Aseo de Triple A.

El reclamo del Distrito

La Alcaldía de Barranquilla invierte, en estos momentos, 700.000 millones de pesos en la canalización de 16 kilómetros de 8 arroyos peligrosos, que recorren varios puntos de la ciudad.

Algunos de estos tramos ya fueron entregados: las canalizaciones de los arroyos de las calles 84 y 76, en el norte, cuya funcionalidad se ve, a veces, forzada por la cantidad de hojas y materiales de plástico que tapan las rejillas por donde debe entrar el agua lluvia para que siga su camino hacia los boxculverts subterráneos y de allí al río.

La situación es tan grave que, hace poco, el mismo alcalde Alejandro Char salió a la calle para mostrarles a los barranquilleros, en un video, lo que ocurre cuando las basuras tapan estas rejillas después de los aguaceros.

El arroyo León  es uno de los que más basuras arrastra.

Foto:

Oscar Berrocal / ADN

Si arrojamos basuras se tapan las rejillas y la canalización no funciona y le hacemos daño a la gente”, dijo Char al mostrar la basura que quedó en la calle 84 después de llover.
 A través de su cuenta en  twitter el mandatario ha hecho varios llamados a los barranquilleros para que despierten el sentido de pertenencia y amor por la ciudad. «No arrojemos basura en las calles, el compromiso de todos es clave para mantenerla siempre bella», subraya en uno de los trinos.

También ha destacado la actitud de ciudadanos que muestran compromiso con este campaña de no arrojar basura a los arroyos y de otros que reconocen el error y piden  públicamente disculpas por arrojar desechos en la vía, como el que muestra el siguiente video.

Según la Triple A, en promedio en temporadas de lluvias, la cantidad de residuos recolectados en los operativos de limpieza de rejillas diariamente es de aproximadamente 35 toneladas que varían de acuerdo con la intensidad de las lluvias. En toda la ciudad se limpia un total de 699 rejillas.

En estos lugares se acumula arenilla, sedimentos y otros tipos de residuos arrastrados por las lluvias y que terminan acumulados en importantes vías y sectores de la ciudad.

Este es el caso de la calle 49, Ciudadela, Murillo, Simón Bolívar, la Calle 30, Carrera 38, Paseo Bolívar, Vía 40, entre otros.

Endurecen las sanciones

Las autoridades comenzaron a endurecer las medidas contra esas personas que siguen arrojando basuras a los arroyos, canales y caños de Barranquilla.

En lo que va del año, la Policía ha aplicado sanciones mediante unos 180 comparendos a personas que tiran basuras, escombros o desechos a los arroyos, situación que están generando serios trastornos de salubridad a la ciudad.

Este fue uno de los hombres detenidos por la Policía Ambiental justo cuando arrojaba basura, desde su carro de mula, al arroyo del barrio Rebolo.

Foto:

Archivo particular

“Diariamente colocamos entre 6 y 8 comparendos, al mes son unos 35, esto es por falta de cultura ciudadana”, sostuvo el intendente Éver González, comandante del Grupo de la Policía Ambiental y Ecología de Barranquilla, quien explicó que las multas son hasta de 1.200.000 pesos.

Pero el tema ya pasó de las amonestaciones y sanciones de la Policía, a la judicialización de las personas sorprendidas tirando basuras en los canales por donde desaguan las lluvias.

La semana pasada, la Policía Ambiental sorprendió a dos personas en un carro de mula tirando escombros al arroyo de Rebolo, en el suroriente de la ciudad. “Fueron sorprendidos en flagrancia, judicializados y ahora afrontan un proceso penal”, dijo González.

El fin de lograr que Barranquilla sea un mejor vividero, en donde los ciudadanos se sientan felices de sus entornos parece una tarea difícil, puesto que mientras la Alcaldía sigue destinando millonarias inversiones en canalizaciones de arroyos e infraestructura pública, todo esto queda empañado por las basuras que arrastran y dejan los arroyos a lo largo y ancho de la ciudad cada vez que llega la temporada invernal.

Leonardo Herrera Delgans
Redactor de EL TIEMPO
Barranquilla
@leoher69