Inicio Colombia La estrategia para que los pumas no ataquen a animales de granja

La estrategia para que los pumas no ataquen a animales de granja

Hace aproximadamente dos meses, Octavio Londoño dormía en su finca, en la vereda San Antonio, en el municipio de San Luis (Oriente de Antioquia). Eran cerca de las 10 de la noche, cuando sintió que uno de los perros que tiene en su casa ladraba y aullaba fuertemente.

Se levantó con su linterna, alumbró una de las cercas y se encontró con los brillantes ojos de un puma que lo miraban fijamente. “Amor, levántese para que mire donde está, venga pa’ que lo vea”, llamó el campesino con desespero a su esposa Mary Henao. Un compañero que dormía en la casa también avistó al puma, que al ver la presencia humana huyó entre la oscuridad y la maleza del bosque.

“Yo en el día no lo he podido ver porque él es muy astuto, pero sí he visto las huellas fresquecitas”, añade el labriego.

A esta familia campesina el puma les ha matado dos caballos, todavía su principal medio de transporte hacia el pueblo, cuenta Henao. En el transcurso del año, la autoridad ambiental Cornare ha contado, en zona rural de San Luis y San Carlos, 10 ataques a caballos, vacas y algunos gatos.

Esta es una de las regiones de Antioquia donde se han tenido más percances entre humanos y pumas. La razón principal es que el conflicto armado obligó a los habitantes hace unos 15 años a abandonar sus tierras y los pumas, al ver solo el territorio, se adueñaron de él. Con el posconflicto las familias retornaron y comenzaron a hacer uso de sus terrenos, lo cual intensificó los ataques de felinos a sus animales de granja.

Las Solar Fox Lights emiten patrones de luz que imitan las linternas utilizadas por los campesinos y esto ahuyenta a los pumas, se instalan en los estacones de los potreros.

Foto:

Guillermo Ossa / EL TIEMPO

Para evitar que los campesinos maten a los pumas, Cornare les brinda acompañamiento y realiza jornadas de ahuyentamiento, en las que capacita a las familias sobre cómo espantar a estos felinos y les provee los elementos necesarios para realizar esta actividad.

“Al principio fue un poco fuerte, doña Mary estaba muy brava con nosotros porque nos decía que el puma se la iba a comer”, comenta Gina Paola Serna, bióloga de Cornare y líder del programa.

Añade que ahora, con las estrategias que se realizan, los encuentros con grandes felinos han disminuido.

Entre los elementos que provee la corporación están las Solar Fox Lights, lámparas que se cargan en el día con energía del sol y en la noche emiten varios patrones de luz, imitando las linternas utilizadas por los humanos. Estas se colocan en los estacones de los potreros, pero tienen mayor efectividad si se ubican sobre los caballos.

También están las Solar Nite Guard, que, a diferencia de las anteriores, emiten solo un destello de luz e, igualmente, se ponen sobre los caballos.

Pero, la táctica más efectiva son los espantapájaros, conocidos como los muñecos de año viejo. Estos se ubican en partes donde se tiene conocimiento de que deambulan los pumas. “Eso sí ha funcionado porque a mi potrero no se ha vuelto a entrar el puma”, manifiesta Mary.

Hay luces que se instalan sobre los caballos para emitir patrones de luz que espantan a los felinos. Estas se cargan en el día con luz solar.

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Guillermo Ossa / EL TIEMPO

La idea es que a los espantapájaros se les ponga ropa sudada. Así, el puma lo ve de lejos y, con el olor, piensa que es una persona. Para que los felinos no se habitúen a ellos, se deben mover de lugar cada 15 días y cambiarles el vestido.

“El puma no ataca a las personas, sino que les huye porque les teme. Por eso, esa estrategia es una de las que mejores resultados da”, cuenta la bióloga.

Asimismo, la criolina, una sustancia parecida a la veterina, es rociada en los alrededores de los potreros porque a los felinos no les gustan los olores fuertes y los ahuyenta, también se utilizan compuestos a base de ají, ajo y pimienta.

A estos se añade el procedimiento del ruido. Cuando inicia y termina el día, los campesinos alrededor de su finca hacen sonar pitos porque este sonido es molesto para los felinos. Asimismo, a las vacas se les ponen unas campanas para que cuando se muevan, hagan ruido y ahuyenten al felino.

Para Cornare, es muy importante recopilar información de las especies que se mueven por los lugares de influencia. Por eso, ha instalado cámaras de fototrampeo. “La idea es que cuando pase el animal, esta se active y los grabe, esto nos ayuda a hacer una estimación de cuántos pumas puede haber en San Carlos o San Luis”, cuenta Alejandra Bonilla, bióloga encargada de estos equipos.

Con socializaciones, Cornare ayuda a los campesinos de la zona a identificar las especies que se mueven por sus fincas y cómo ayudar a su preservación y conservación.

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Guillermo Ossa / EL TIEMPO

Hasta el momento, la entidad ambiental ha instalado 10 cámaras, pero se aumentará a 40 unidades, de las cuales la mayoría estarán ubicadas en el municipio de San Carlos y algunas veredas de San Luis.

“Estos dispositivos se ubicarán por donde hemos tenido reportes de avistamientos o por corredores naturales por donde es muy posible que se mueven los felinos”, manifiesta Andrea de la Cadena, otra de las biólogas.

Con el proyecto, Cornare ayuda a los campesinos a realizar actividades productivas en pro de la conservación de los pumas y que sean más amigables con el medioambiente. En este momento, se benefician 35 familias con el programa BanCO2 Bio, que les da pagos mensuales por proteger el hábitat de especies en vías de extinción, específicamente de los pumas que transitan por este corredor biológico.

Este programa funciona con patrocinio de empresas privadas. Cornare espera que sean cada vez más las compañías que se vinculen para ofrecer mayores recursos y lograr que más familias se comprometan a cuidar, conservar y proteger los bosques, hábitat de especies como el puma.

Guillermo Ossa
EL TIEMPO
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@guillermoossa