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La fiesta de 15 años de Yurany en medio de la emergencia en Valdivia

Una calle de honor de unos 10 hombres vestidos de camuflado esperaba a Yurany Martínez. Ella, vestida de rosa, bajó de una camioneta negra. Con paso lento, ante la mirada de decenas de personas, fue hasta una silla plástica decorada con globos en forma de rosas. Le cambiaron los tenis también rosa y le pusieron unas zapatillas de tacón. Yurany era la princesa del lugar y no solo por la corona que adornada su cabello recién peinado.

Cuando el vals empezó a sonar, bailó con cada uno de los edecanes, soldados del Batallón de Acción Integral de la Séptima División del Ejército. Yurany estaba celebrando sus 15 años, que aunque se cumplieron este 21 de mayo, fueron festejados un día después.

Dos semanas antes, la adolescente no se imaginó que a su fiesta de 15 asistiría gran parte del corregimiento de Puerto Valdivia, donde ella, su madre y sus hermanos vivían. Tampoco pensó que la celebración sería en un colegio. Mucho menos que le cantaría un mariachi. El cumpleaños de Yurany se festejó en la Institución Educativa Valdivia, que hoy hace las veces de albergue para familias que tuvieron que dejar su hogar, evacuadas, ante el riesgo que corren de una creciente del río Cauca, generada por la contingencia que vive hoy el proyecto Hidroituango.

El cumpleaños de la joven fue un día antes de la celebración, el 21 de mayo.

Foto:

Guillermo Ossa / EL TIEMPO

Desde muy temprano, Yurany y los soldados ensayaron por horas el baile de la ceremonia. Después, la maquillaron y la peinaron. El vestido, que era perfecto para su talla, fue encontrado entre las donaciones de ropa que ha hecho la gente para las personas afectadas de Puerto Valdivia. Una vez más la solidaridad fue protagonista en este esta zona: todos los insumos para tener un cumpleaños inolvidable fueron donaciones de ciudadanos e instituciones públicas y privadas.

El mayor Henry Beltrán, comandante del Batallón de Acción Integral, fue la mente detrás de todo el evento. El pasado lunes, cuando se enteró de que Yurany estaba de cumpleaños, quiso cumplirle el sueño de casi todas las jóvenes: tener una fiesta de 15, aun en medio del dolor que vive ella, su familia y las demás evacuadas. “Empecé a tocar muchas puertas, la parroquia, la alcaldía y todas las entidades públicas y privadas. Yo sé que no es el mejor momento para hacer fiestas, pero una niña no cumple 15 años todos los días. Fue una carrera contrarreloj para tener todo listo hoy (martes)”, expresó el mayor, quien añadió que en la organización del acto participaron alrededor de 52 soldados.

Al principio, Luz Marina Restrepo, madre de Yurany, no quería que la celebración se hiciera. Y no es para menos: a la tragedia de haber perdido todo por la emergencia en el río Cauca, a cuyas orillas tenía la casa, se suma que uno de sus hijos mayores, el que llevaba el sustento del hogar, fue asesinado el día de la madre. Sin embargo, se tragó por un rato su dolor y permitió que su hija disfrutara la fiesta.

Toda la comunidad de Puerto Valdivia estuvo involucrada en la ceremonia, que se realizó ante los ojos expectantes de otros afectados por la emergencia.

Foto:

Guillermo Ossa / EL TIEMPO

En realidad, Luz Marina siempre quiso que Yurany fuera feliz en sus 15 años y, pese a las dificultades económicas que siempre han aquejado a la familia, semanas antes había empezado a conseguir lo necesario para hacer una reunión con familiares y amigos para ese día. Sin embargo, todo se perdió en medio de la emergencia, que coincidió con la muerte de su hijo, quien falleció en un hospital dos días después de haber recibido unos disparos. Por ello, Yasarys Roldán, amiga y comadre de Luz Marina, se lamenta.

“El hijo de ella era muy especial, murió el martes y ese día, con la emergencia, ya no nos dio tiempo de acompañarla al entierro, tuvimos que salir con nuestras familias. Hoy lo que más necesita ayuda económica, pero también apoyo sicológico, porque no es fácil superar la pérdida”, dijo la mujer.

Así lo demuestra la madre de Yurany, quien durante la fiesta estuvo en medio de sentimientos agridulces. Lo que más recuerda es que su hijo, antes de morir, estaba trabajando para lograr que su hermana tuviera una fiesta de 15 años que nunca pudo presenciar.

Solo eso opacó la alegría de Yurany, quien por momentos no sonrió en la fiesta. Sin embargo, expresó que se sentía feliz por haber vivido esa experiencia, que también le llevó un rato de diversión a los residentes del albergue, quienes viven días de tensión y solo quieren regresar a sus hogares.

Heidi Tamayo Ortiz 
EL TIEMPO
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@HeidiTamayo