Inicio Colombia La Floresta, en Medellín, es una especie de puerto seco para viajeros

La Floresta, en Medellín, es una especie de puerto seco para viajeros

No muchos parques de la ciudad son tan diversos y tranquilos como el del barrio La Floresta.

Su forma es triangular, está rodeado de grandes árboles, fauna y flora por doquier, tiene un parque infantil y, lo más importante, su gente: personas que trabajan por la comunidad, haciéndole gala a otros líderes barriales que lucharon en el pasado por el bienestar del barrio.El lugar es considerado, además, un sector pacífico, de gente amable y de donde quien llega, no quiere irse.

Esto es, a grandes rasgos, lo que ha generado que la comuna 12, conformada por 13 barrios, incluido La Floresta, se haya convertido en una especie de puerto seco para extranjeros que a diario llegan en sus vehículos hasta allí para quedarse por días, semanas e, incluso, meses.

Uno de esos extranjeros es la Santiago Puliafito, un mecánico de motos, y Daiana González, comerciante, con alma de artesana. Ellos son dos viajeros provenientes de Bahía Blanca, en Buenos Aires, Argentina.

La pareja lleva un año recorriendo Suramérica, sin dinero, y llegaron hasta el parque de La Floresta a bordo de su vehículo: un viejo Renault 4 de color celeste y modelo 70.
“La gente no puede creer que venimos de otro país en un ‘cuatro latas’ (como se le conoce al Renault 4 en Argentina). Nos dicen que estamos locos”, comenta la mujer argentina.

Un auto tan popular en ese país, como en Colombia
, y en el que ya van de regreso luego de haber llegado hasta La Guajira. No sin antes disfrutar de la atención y la amabilidad de Medellín.

“Esto es increíble. La gente es muy buena, nos traen comida, cerveza, de todo. Nos preguntan si estamos bien, nos ofrecen el baño, a veces nos da vergüenza recibir tantas cosas”, agrega Puliafito agradecido con la comunidad que habita La Floresta.

La pareja de Argentinos que viajan a bordo de un Renault 4 en su recorrido por Suramérica.

Foto:

Esneyder Gutiérrez

Otros viajeros son una familia Suiza, compuesta por Sara Aubert, su esposo Julien Aubert y sus dos pequeños hijos de cabello dorado: Félix, de 6 años, y Pablo de 4. Ellos viajan a bordo de ‘Chanchito’, su auto, una robusta Ford 350 conocida como Camping Car, una verdadera casa rodante con comodidades como tres dormitorios, cocina, refrigerador, sala-comedor y hasta un confortante baño con ducha.

Una de las particularidades de esta familia viajera, que ve La Floresta como un tranquilo y seguro remanso, es que asume esta travesía como una oportunidad para educar sus hijos en diferentes idiomas y culturas, antes de regresar a Suiza para el inicio de clases de los niños en mitad de agosto.

“Esto nos ha servido para adaptarnos a diferentes situaciones, a sobrepasar los miedos, a conocer que hay mucha gente buena, los malos son muy pocos”, manifiesta Aubert mientras prepara en su cocina, una ensalada de frutas como desayuno para la familia.

El apacible lugar se torna variado por los viajeros de distinas nacionalidades, como los argentinos y chilenos, que arriban en sus impecables carros, unos, y otros en desordenadas Volkswagen Combi.

Llegan y comparten con las personas que tradicionalmente viven en los alrededores del parque, formando una especie de comunidad en mezclan todo tipo de culturas, idiomas, gustos y preferencias.

Algo si tienen en común los viajeros. La excursión la hacen con la ayuda de la aplicación móvil Overlander. Una app que les muestra los puntos donde pueden parar, ser bien recibidos, dormir tranquilos, les prestan duchas, cargan combustible y, lo más importante, los lugares más seguros.

Según la app: La Floresta es uno de esos lugares seguros para estacionar y dormir, referencia Tita, que cuida los carros por si alguno requiere dejarlo solo. Al lado queda ‘Lucho Arepas’, un establecimiento de buena sazón y donde, además, les prestan el baño a los viajeros y les vende gas.

Joel Arredondo y su familia mexicana que viajan en un colorido carro, decorado con las imágenes de su cultura.

Foto:

Esneyder Gutiérrez

El pasado fin de semana, sin embargo, la tranquilidad se vio alterada por un equipo de Espacio Público que llegó hasta el parque en compañía de la Policía para realizar un control a las ventas informales.

Pero, además de los comerciantes del sector, también fue afectado el viajante Joel Arredondo y su familia mexicana que se transportan en un colorido carro Nissan. En el momento del operativo, Joel estaba disponiendo el comedor para cenar sobre una mesa plegable.La mesa le fue decomisada por las autoridades argumentando que estaba ocupando el espacio público. sin embargo luego de un proceso de tres días, le regresaron su implemento para que continúe su viaje que, según él, durará dos años.

Una pareja de Colombianos con un perro y un gato, también hacen parte de los viajeros que llegan de paso a Medellín para abastesercen y continuar su viaje.

Foto:

Esneyder Gutiérrez

Esneyder Gutiérrez
Para EL TIEMPO
MEDELLÍN