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La historia de Medellín danzada por abuelos

Primera estación: Murales de Pedro Nel Gómez, contiguos al Parque Berrío, centro fundacional de Medellín. Sábado 13 de abril. 2:00 p.m.

Los transeúntes dejan de hacer sus vueltas para unirse a un recorrido que cuenta la historia de la ciudad por medio de la danza. Varios adultos mayores con trajes coloridos se toman de las manos y comienzan a bailar al ritmo de música parrandera, guasca, bullerengue, cumbia y pasillo.

Los adultos son el alma de los 13 grupos vigentes en la Red Danza Adulto Mayor, Cultura Viva de Medellín, quienes celebran el mes de la danza con distintas actividades. 

El evento fue organizado por Distrito Candelaria, una corporación que busca devolver a la ciudad las Fiestas de la Candelaria, suspendidas desde 1786 y retomadas en el 2018 por la organización.

“El pueblo visibiliza a los artistas que están reproduciendo la historia de su pueblo a través de la danza. En la medida en que estos eventos proliferen y la ciudadanía los acepten como parte de su cultura, vamos afianzando a formar una identidad cultural”, afirmó Carlos Tapias, profesor de danza del grupo Hojarasca con una trayectoria de 40 años, quien observa con fascinación los bailarines que ondean pañoletas y no dejan de sonreír.

La iglesia de la Veracruz es la segunda parada. Testigo del comercio de esclavos en la ciudad. Sitio preferido en donde los campesinos del siglo XVIII dejaban sus mulas en las afueras del templo, se bañaban y se dirigían al Parque de Berrío a lucir sus prendas. En ese entonces, las personas también veían en la danza una terapia para vivir con el día a día.

Según Sergio Patiño, director de Distrito Candelaria, las fiestas de Medellín comenzaron cuando llegó el cuadro de la Virgen de la Candelaria en 1618, santa de los marineros en una ciudad de montañas.

La red de danzas lleva más de cinco años en actividades por toda la ciudad.

Foto:

Jaiver Nieto

“El oidor Juan Antonio Mon y Velarde decide escribirle a la reina, le dice que en las celebraciones se veía exceso de licor y bailes sinuosos, le pide que las acabara y ella lo hace”, cuenta Patiño.

La planeación del evento se tomó un mes, una de las dificultades más grandes fue la búsqueda de espacios públicos y recursos que permitieran la realización de la actividad. Los grupos de danza se costean las clases que dan los docentes, su vestuario y su transporte.

Además, los teatros Lido y Carlos Vieco se encuentran deteriorados. Estos sitios son considerados monumentos a la cultura por popular de la ciudad.

Para Tapias, los esfuerzos que hacen los grupos de danza en la ciudad demuestran una necesidad de recreación por parte de la ciudadanía.

Por esta razón, existe el Consejo Municipal de Danza en la Secretaría de Cultura que se reúne mes a mes para visibilizar problemáticas de este arte en Medellín, también funciona como intermediario entre los bailarines y la administración.

El adulto mayor es una cultura viva porque está dando a conocer su folclor y con toda su experiencia, enseña a las comunidades conocimientos

Los participantes recorrieron la Plaza Botero con sus coloridos trajes, llamando la atención de los ciudadanos.

Foto:

Jaiver Nieto Álvarez /CEET

Son las 4:00 p.m. El sol se ha escondido pero la energía de los danzantes no. Todavía revolotean faldas y pañuelos en la Plaza de Botero.

El grupo Robledo Palenque que lleva 10 años de actividad en la ciudad se prepara para bailar la canción el Chinchorro, composición que llega en el periodo de colonización al continente americano por las Antillas, allí negros y mestizos añaden elementos para configurar una versión intercultural de la canción.

El recorrido continúa hasta el Club Unión por el Pasaje Junín, allí los adultos terminan la actividad y se despiden con abrazos y besos.

Los integrantes de Cultura Viva ven en la danza  una manera de preservar las costumbres de la ciudad para que otras generaciones se interesen por la historia de la ciudad y su folclor.

En el 2012 se creó la red de danzas. En palabras de Luisa Avelia Sánchez, representante de la agrupación e integrante del grupo Redanzar, “el adulto mayor es una cultura viva porque está dando a conocer su folclor y con toda su experiencia, enseña a las comunidades conocimientos».

Para el 2015 se creó la figura de adulto mayor en el Concejo. Los integrantes de la red Luisa y Carlos piensan que son importantes este tipo de actividades para resignificar la figura del adulto mayor en la sociedad.

MELISSA OROZCO DUQUE 
Para EL TIEMPO
MEDELLÍN