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La importancia de la libertad de prensa

Los medios de comunicación son esenciales para la sociedad. Los hay oficiales y particulares, y dependiendo del contexto tienen más libertades o restricciones a la hora de escribir y divulgar sus contenidos.

Uno de los obstáculos para la difusión de los medios ha sido la censura, usada para restringir la información que circula dentro de la sociedad. Un ejemplo destacado fue el proceso que se siguió contra Antonio Nariño y sus colaboradores por la impresión y circulación de Los Derechos del Hombre y del Ciudadano en 1793. Paradójicamente, uno de esos derechos –el que generó mayor censura– fue el de la libertad de expresión.

Hace 200 años, los impresos funcionaron como forjadores de la opinión pública. Sin embargo, la redacción y publicación estaban sujetas a normas que limitaban lo publicado para evitar lo que se consideraba como un abuso; por ejemplo, las ofensas al dogma religioso, las incitaciones a la rebelión o la perturbación de la tranquilidad pública, las ofensas a la moral o al honor de una persona.

El abundante número de publicaciones que surgieron después de la Batalla de Boyacá y la proclamación, en 1821, de una ley que garantizaba un mayor acceso a la impresión de textos evidencian la importancia de la libertad de prensa para la vida democrática. Las diversas formas de censura –muchas de ellas por contenido religioso– indican algunas dificultades a las que nos hemos enfrentado.

La Constitución de 1991 garantizó la libertad de opinión para todos, pero aún hoy en día siguen en el mundo de la política apareciendo propuestas y tentativas para controlar lo que las personas dicen o divulgan por diferentes medios. Existen otras formas de censura, como la informal, en la que según los lineamientos políticos de una entidad o grupo de personas se restringe la divulgación de ideas contrarias a las suyas.

algunos países, esto ocurre incluso con sus gobernantes, los que bloquean a las personas o cuentas que dirigen críticas contra ellos en redes sociales.

Finalmente, aparece otro gran peligro contemporáneo: las fake news. Su escenario ideal son las redes sociales e internet. Estas han provocado en los lectores una sensación generalizada de escepticismo ante el papel de la prensa.

La opinión pública nació como una expresión de la voluntad general. El grabado ‘Disfraz y pluma de todos’, que encabezó el Redactor Americano en 1806, recoge esa expresión colectiva que encuentra en el escritor público su lugar de enunciación. Hoy en día, una imagen asombrosamente similar es la máscara de Anonymous, que expresa el desafecto ante los grandes medios de comunicación y la necesidad de reencontrar en la prensa el ideario democrático.

Los medios en 1819

Territorio, lealtades y opinión pública aparecen este año profundamente divididos entre patriotas y realistas. En Caracas, Santafé y sus áreas de influencia circularon gacetas con postura monárquica, mientras que en la ciudad de Angostura –foco de resistencia republicana– se imprimió El Correo del Orinoco.

La Gaceta de Caracas, fundada en 1808, cambió de manos varias veces durante sus primeros años. Monarquista en sus comienzos, opta por la vía republicana a partir de 1810. En 1812, con la entrada a Caracas del general Monteverde adopta el bando español; al año siguiente, Bolívar toma la ciudad y la restaura para la causa patriota. En 1814, al caer la segunda República, José Domingo Díaz, gran ideólogo monarquista, asume el cargo de editor hasta el triunfo definitivo de la República en 1822.

Por su parte, la Gaceta de Santafé fue el vocero oficial de la restauración española. El periódico, redactado por Juan Manuel García de Tejada y Castillo, defendió al Ejército del Rey y atacó el bando republicano hasta la toma de Santafé en 1819. Después de esto, es refundada y nombrada Gaceta de Bogotá, esta vez bajo la dirección de Santander.

La dinámica prensa de las primeras repúblicas había sido censurada, los patriotas no tienen ningún órgano de difusión oficial en el virreinato hasta que el Ejército Libertador –con sede en Angostura desde 1817– publicó El Correo del Orinoco y le dio alcance continental.

Además de hacerles contrapeso a los órganos de opinión realistas, El Correo se encargó de informar sobre las operaciones militares, recoger y elaborar propuestas republicanas. En sus páginas aparecieron el ‘Reglamento para las elecciones de representantes’ y el ‘Discurso de Angostura’ de Simón Bolívar, entre muchos otros textos notables. El británico Andrés Roderick fue su impresor, mientras que la redacción estuvo a cargo de Francisco Antonio Zea y Juan Germán Roscio.

EL TIEMPO