Inicio Colombia La ‘memoria fotográfica’ del río Guatapurí, por un arhuaco

La ‘memoria fotográfica’ del río Guatapurí, por un arhuaco

La espumosa masa de agua del río Guatapurí, que brota plácidamente de la memoria fotográfica del indígena arhuaco Amado Villafaña Chaparro, ha sido catalogada por muchos como un deleite visual.

Una explosión creativa denominada ‘Dwamuria’, que en lengua arhuaca significa río Guatapurí –y de la cual hacen parte 28 cuadros–, es alusiva a cuatro temas: ‘Pies, tobillo y rodilla’, ‘Rodilla e ingle’, ‘Cintura hombro’ y ‘Hombro cabeza’, buscando realzar los diferentes componentes de la Sierra Nevada de Santa Marta hasta llegar a este caudal, mediante una comparación de la anatomía humana.

La muestra fotográfica ha sido expuesta en el marco del tercer Congreso Internacional del Cóndor Andino, en Valledupar, y primero en Colombia, que desarrolló recientemente la Corporación Autónoma Regional del Cesar (Corpocesar).

“Hemos cargado con toda esa responsabilidad de la conservación y ha llegado el momento de compartir ese compromiso de que todos podamos trabajar por la conservación de la Sierra y del río Guatapurí”, cuenta el fotógrafo arhuaco.

Sostiene Villafaña que los “hermanos menores” enfocan la majestuosidad de este afluente, desde un punto de vista comercial, un elemento empleado para usos domésticos que poco a poco ha sido insertado para potenciar el turismo de esta región.

“Siempre he pensado y lo he dicho en algunas conferencias de que el pueblo valduparense cree que el río Guatapurí es un recurso para bañarse, tomarse y venderlo, mientras que para nosotros es madre de la vida”, dice vehemente.

El valor testimonial de sus cuadros también absorbe el paisaje que rodea al Guatapurí, los kilómetros que atraviesa el nacimiento de la cuenca y que está en manos de la población indígena “el común de la gente piensan que el río nace en el balneario Hurtado y no es así. La idea es compartir con ellos donde nace el río, cuáles son los pisos térmicos y lo más importante: la interpretación que nosotros como etnia arhuaca tenemos del territorio y que tiene como objeto principal reconocer las lagunas, el agua. Para la Sierra Nevada, nosotros somos su mejor representación dividida en cuatro partes del cuerpo humano”, agregó.

El río poco después de su nacimiento, todavía en las alturas.

Foto:

Foto de Amado Villafaña

Otro sentimiento que quiere despertar el artista es la vida que discurre por el manantial, desde su pasado, presente y futuro, a lo largo de su trayecto, en el que lo acompañan varias especies como el cóndor, un animal que busca sobrevivir en gran parte de la extensión de la Sierra Nevada de Santa Marta y subsiste en un amplio corredor de la Serranía del Perijá.

“Estos animales son simbólicos en nuestra cultura. Transmite lealtad, fidelidad y en el campo energético, respeto y larga vida”, subraya.

El trabajo fotográfico fue concebido hace más de una década, desde entonces ha contado con el respaldo del Ministerio de Cultura y de entidades ambientalistas como Corpocesar.

“La muestra representa un valor importante porque permite demostrarle a la sociedad la belleza que proyecta el río desde su nacimiento y la tristeza que refleja a su desembocadura. En muchas de sus imágenes plasma la parte media alta, media baja y baja del río. El paso que hace por la ciudad, afectado por el desecho que los ciudadanos vierten en su trayecto”, destacó Julio Suárez, director de Corpocesar.

Ludys Ovalle Jácome
Especial para EL TIEMPO
Valledupar