Inicio Colombia La revolución femenina a través de las letras en Medellín

La revolución femenina a través de las letras en Medellín

Hace 15 años, desde la administración municipal surgió la idea de dejar de premiar a las mujeres de la ciudad por su físico y empezar a reconocerlas por su talento.
Hoy, ese árbol cultivado con esfuerzo da un par de frutos más: Narayana Salamanca y María Fernanda Aristizábal.

Ellas forman parte de la lista de ganadoras de la categoría ‘Jóvenes Escritoras’ del concurso Mujeres Jóvenes Talento, que es apoyada por la Casa Editorial EL TIEMPO. Ellas recibieron la mención en 2016 y 2017, respectivamente.

Estas dos jóvenes escritoras tuvieron la posibilidad de publicar sus primeros libros gracias al estímulo. La Fiesta del Libro, en su edición número 12, fue el espacio ideal para que conversaran sobre sus obras. Durante una charla realizada el pasado miércoles en el auditorio La Piloto, en el Orquideorama del Jardín Botánico, ambas hablaron del proceso de escritura de sus ‘óperas prima’ y del espacio que tienen las mujeres en la construcción social de ciudad.

La charla fue precedida por la presentación teatral: Mujeres de carne, mujeres de bronce, enfocada en las historias de cinco personajes referentes de la lucha femenina en Antioquia y sus aportes en la consolidación de los derechos de las mujeres.

Figuras como María Cano, primera líder política en Colombia; Benedikta Zur Nieden, una alemana radicada en Medellín conocida por su apoyo a los procesos educativos de los jóvenes; o Rosita Turizo, una de las primeras mujeres en estudiar en una universidad, en 1949, en un salón de 63 estudiantes: 62 hombres y ella.

Yo no escribí este libro por ser mujer, lo escribí porque tengo capacidades. Lo que pasa es que antes la sociedad nos relegaba y no nos dejaba ser

“Yo no escribí este libro por ser mujer, lo escribí porque tengo capacidades. Lo que pasa es que antes la sociedad nos relegaba y no nos dejaba ser”, expresó Aristizábal, quien ganó el estímulo con su libro Pasajes, una serie de historias cotidianas en donde la ciudad es la protagonista y los ciudadanos son incógnitos.

Ella forma y se siente parte de esas mujeres que han ganado espacio a lo largo de los años. No está muy lejos el momento en el que ellas no podían ejercer su derecho al voto, cosa que lograron solo hasta 1957. Su lucha se refleja hoy en hechos como que en el Gobierno Nacional la mitad del gabinete ministerial esté liderado por mujeres y que por primera vez Colombia tenga una mujer vicepresidenta.

Pero, más allá de la participación que ha aumentado pero aún no significa un 100 por ciento de igualdad respecto a los hombres, las mujeres tienen otras preocupaciones.
“Nosotras no nos sentimos seguras en la calle. Cuando les preguntamos a los hombres y a las mujeres si les da miedo el espacio público, a los hombres les parece chistosa esa pregunta, mientras que todas las mujeres se han sentido inseguras”, expresó Valeria Molina, secretaria de las Mujeres de Medellín.

A este tema también se refirió Salamanca, una profesional en planeación y desarrollo social, interesada por las poblaciones vulnerables que en su libro, Cuando la lluvia habla, tienen especial protagonismo, ya sea desde el área rural o urbana. Su obra se centra en la cultura antioqueña y la autora visibiliza la labor silenciosa e importante que realizan las madres, las abuelas y las tías paisas.

No nos sentimos seguras en la calle. Cuando le preguntamos a los hombres si les da miedo el espacio público, les parece chistosa la pregunta, mientras que todas las mujeres se han sentido inseguras

“El libro es una historia de lo que somos las mujeres acá, es un homenaje a lo que somos nosotras, si nombro dos veces a un hombre durante el relato es mucho”, concluye ante el interrogante de lo que fue para ella escribir un libro tomando como escenario una cultura machista como la del departamento.

La charla, que fue moderada por Leonardo Archila, editor general de Intermedio Editores, fue más que una conversación literaria, se convirtió en un espacio de expresión femenina en el que tomaron las letras como evidencia de una revolución cultural que toma fuerza.

Bryan Andrés González 
Para EL TIEMPO
[email protected]​@GonzalezVelezB