Inicio Colombia La ‘webnovela’ que jóvenes transmiten al mundo desde Quibdó

La ‘webnovela’ que jóvenes transmiten al mundo desde Quibdó

“¡Miren, son los de Quibdó Baila!”, grita un niño a lo lejos. Su voz detuvo, por segunda vez, la grabación de la última escena del octavo capítulo de la ‘webnovela’ que tiene atrapados desde hace meses a miles de habitantes de la costa Pacífica colombiana.

La imagen se repite casi a diario en las encharcadas calles del barrio Kennedy de la capital chocoana. Los movimientos cadenciosos de dos jóvenes que bailan al compás de una champeta africana hipnotizan cada semana al vecindario y hasta paran el tráfico.

“Las grabaciones son usualmente una recocha. Nos divertimos mucho”, comenta Rafael Caicedo, el creador del colectivo audiovisual que desde hace cuatro años muestra otra cara de la realidad de los jóvenes de esta región del país.

Todo comenzó en el 2014. Rafael había concluido sus estudios audiovisuales en el Sena e inició a filmar en compañía de varios de sus amigos los guiones empolvados que había comenzado a escribir desde que era niño.

“Decidí arrancar a grabar los primeros capítulos de Esta Es Mi Historia cuando ni siquiera tenía cámaras porque era un proyecto que me apasionaba desde la infancia”, recuerda este joven de 26 años que se ha convertido en un líder de su comunidad y modelo para muchos quibdoseños.

Aquel primer capítulo de Esta Es Mi Historia, como se llamó desde sus inicios el proyecto, contaba en cuatro minutos el caso de Osiris, una adolescente a la que su adicción al teléfono celular la llevó a tener varios problemas en su entorno familiar. El video completa más de 9.000 reproducciones en la red social YouTube.

“Queríamos contar nuestras propias historias, estábamos cansados de esa imagen que los medios reflejan del Chocó. La gente cree que aquí todos vivimos inundados, descalzos y constantemente bajo la sombra del conflicto armado”, dice Rafael mientras le cambia las baterías a la grabadora con la que capta el sonido del rodaje.

Sin embargo, esa otra realidad sigue allí desde hace décadas y amenaza con quedarse. Según cifras del Dane, en el 2017, Quibdó se ubicó en el primer puesto del país en pobreza, con el 47,9 por ciento de sus habitantes bajo la línea de pobreza monetaria y el 17,7 por ciento en situación de pobreza extrema.

El panorama de los jóvenes es aún más incierto. Un informe sobre la crisis humanitaria en ese departamento realizado por la Defensoría del Pueblo hace cuatro años señala que en Chocó, el 20 por ciento de sus habitantes no cuentan con ningún nivel educativo y solo el 7,3 por ciento de los jóvenes han alcanzado educación superior y posgrado. Los ciudadanos también carecen de espacios para la recreación, el deporte y el entretenimiento.

Según cifras del Dane, en el 2017, Quibdó se ubicó en el primer puesto del país en pobreza.

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Julián Vivas / EL TIEMPO

A pesar de los obstáculos, Rafael construyó una plataforma virtual en la que, además de publicar los relatos de ficción de Esta Es Mi Historia, difunde la obra de artistas musicales de la región y comparte las experiencias de vida de varios jóvenes chocoanos que lograron cumplir sus sueños.

Eso no es todo, el proyecto tiene más de 40.000 seguidores en redes sociales, cuenta con 18.000 suscriptores en su canal de YouTube, y sus episodios son ampliamente sintonizados en el departamento del Chocó y municipios como Buenaventura, Medellín y Cartagena.

“Ellos saben cómo transmitir la vida cotidiana. Muestran cómo se puede lograr todo lo que te propongas; eso sí, de buena manera. Dejan unas enseñanzas muy bonitas”, comenta Keytlin Lorena Riascos, fiel seguidora de la plataforma.

Para Javier Mosquera, fan de Esta Es Mi Historia, lo más destacable del proyecto es “la originalidad y el empeño que le ponen, para así poder mostrar un poco de nuestra realidad social, y tratar de hacer conciencia”.

Y es que la cotidianidad de la vida de los jóvenes de Quibdó, representada en cada uno de los relatos, ha sido la clave del éxito del proyecto. Los videos de la plataforma no solo hablan de cómo es crecer rodeado por el singular acervo cultural chocoano, sino que también muestran cómo se pueden cumplir los sueños a pesar de las dificultades que se viven en este territorio.

Sin embargo, no todo han sido alegrías en estos cuatro años de trabajo. Tras la publicación de un capítulo de la serie que relataba la historia de un pastor que “curaba con una arena sagrada los males de la gente”, una comunidad religiosa de Quibdó, que se sentía aludida por el video, denunció el canal en Youtube del proyecto y esto obligó a Rafael a cerrar su cuenta y a perder los más de 7.000 suscriptores alcanzados durante dos años.

“Era ficción, como la mayoría de nuestros videos”, advierte Rafael. El proyecto recuperó el canal de Youtube con el tiempo, pero tomó trabajo volver a comenzar.

Los jóvenes también señalan que otro de los inconvenientes para el crecimiento del proyecto ha sido el poco apoyo de algunos realizadores audiovisuales en la región.

El proyecto tiene más de 40.000 seguidores en redes sociales.

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Julián Vivas / EL TIEMPO

‘Quibdó Baila’

Deimer Murillo se define a sí mismo como un bailarín exótico. Sus movimientos ‘quebrados’ y cadenciosos son los protagonistas cada semana de los capítulos de Quibdó Baila, un dramatizado que relata la historia de un joven que anhela ofrecer un mejor futuro a su familia a través de la danza.
Para Deimer, aunque la ‘webnovela’ está inspirada en hechos de ficción, uno de los grandes logros de la serie es que tanto él como otros cientos de jóvenes de la ciudad se han podido identificar con el drama del personaje principal de la historia.

“Quibdó Baila es similar a lo que me pasaba a mí con mi mamá. Al principio, ella no me apoyaba en mi sueño de ser bailarín, pero luego, cuando vio mi dedicación y los logros que estaba obteniendo, se convirtió en una de mis principales fans”, comenta este joven de 19 años que creció alrededor de los sonoros vientos de la chirimía y de los beats del reggae y el dancehall.

La gente cree que nosotros, por ser afros, sabemos bailar de nacimiento, y no es así. Yo tenía que esforzarme y practicar a diario para que me salieran bien los pasos

Jefferson Howard también sobrepasó varios desafíos para cumplir algunos de sus sueños. Este joven de 18 años, compañero de hazañas de Deimer y genio detrás de las coreografías que enamoran cada semana a los espectadores del proyecto audiovisual, asegura que le costó tiempo aprender a bailar.
“La gente cree que nosotros, por ser afros, sabemos bailar de nacimiento, y no es así. Yo tenía que esforzarme y practicar a diario para que me salieran bien los pasos”, agrega Jeffer con el tono estoico de alguien que se superó a sí mismo.

El éxito también ha hecho al grupo ser consciente de la importancia de incentivar a los demás a cumplir sus sueños a pesar de los obstáculos que aparezcan en el camino. “La ‘webnovela’ ha sido una inspiración para los niños. Ellos me han dicho que gracias a ella saben que uno no puede alejarse de sus sueños, que hay que estudiar, cumplir las metas que uno se proponga”, concluye Deimer.

Lo mismo opina Yiseth Orejuela, una joven afrodescendiente que afirma sentirse identificada con varios de los relatos del proyecto y espera que algún día su historia sea publicada en la plataforma.

Crear para soñar

El proceso creativo de Esta Es Mi Historia TV no es nada alejado del de las grandes producciones de Hollywood. Los guiones de cada capítulo están listos con anticipación, las escenas son usualmente filmadas en orden y siempre hay espacio para la improvisación.

“Hay escenas en las que no tenemos guiones, pero las instrucciones de Rafa son lo suficientemente claras. El hecho de que nos expresemos ante las cámaras como hablamos cotidianamente también vuelve todo más fácil”, dice Deimer durante un momento de pausa de la grabación.

“No reírnos es un gran reto”, dice Rafael mientras sostiene en la mano derecha la cámara con la que graba la escena. Luego se voltea hacia la izquierda y le pide hacer silencio a un grupo de niños que los observan de forma atenta desde hace varios minutos.

Ya es de noche en Quibdó. Es jueves, y a lo lejos se escucha una chirimía que busca ponerle color a la bruma. La jornada de grabación finaliza, y aproximadamente 30 niños corren a abrazar a las estrellas de la ‘webnovela’. Se toman fotos con ellos durante aproximadamente 20 minutos y les preguntan en un mismo coro que cuándo saldrá el próximo capítulo de Quibdó Baila.

Experiencias como esta y la falta de apoyo que han tenido a lo largo del proceso reafirman el deseo de estos jóvenes de crear un espacio que promueva la creación audiovisual en el Chocó. El proyecto también contaría con escuelas de baile, canto y actuación.

“En diez años esperamos tener a una productora mucho más establecida. Me imagino haciendo una gran serie, hecha desde el Chocó, que muestre todo lo que somos”, comenta Rafael.

Por ahora, Jefferson, Deimer y Rafael tienen la firme convicción de que los sueños pueden cumplirse a pesar de las dificultades. Y ese mensaje, que vuela con la brisa del río Atrato y se comparte a través de unos movimientos de baile, ya está generando cambios.

JULIÁN VIVAS*
EL TIEMPO

Apoyado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y ACDI / VOCA