Inicio Colombia Las cárcavas en Pijao, Quindío, un peligro latente

Las cárcavas en Pijao, Quindío, un peligro latente

Desde hace años y durante cada temporada de invierno, los habitantes del tranquilo municipio de Pijao, Quindío, viven la zozobra de que una avalancha pueda sepultar parte de la localidad asentada en lo alto de las montañas, en la cordillera Central.

Varios inviernos han provocado inundaciones, desbordamientos de uno de los principales ríos y el temor entre la población. Incluso hace un año el alcalde Edison Aldana Martínez declaró la calamidad pública por la situación generada por la ola invernal y las cárcavas.

“Por el municipio atraviesan algunos ríos y quebradas, y se busca evitar una tragedia como la ocurrida en Mocoa, por eso se presentó un proyecto ante a la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, pero como el riesgo es inminente se declaró la calamidad pública para hacer más ágil la gestión”, advirtió el alcalde en ese momento.

Precisamente estas cárcavas, que son extensiones de tierra que tienen procesos erosivos y deslizamientos continuos y que potencialmente pueden desprender una montaña entera con miles de toneladas de roca y tierra, son una amenaza para la localidad pues, además de su capacidad de sepultar una población entera, pueden ocasionar represamientos de los ríos y quebradas, y originar avalanchas.

En Pijao hay tres grandes cárcavas de decenas de kilómetros, identificadas como Las Camelias, El Inglés y la Cusumbera.

Según un informe que recogió estudios realizados por universidades y otras entidades en Pijao y presentado por la Procuraduría, el municipio se encuentra en zona de alto riesgo, las características geológico-estructurales, la topografía agreste, y la acción antropológica, determinan un progresivo deterioro de los suelos, con pérdida de capa vegetal y de sólidos ladera abajo, lo cual aumenta la posibilidad de deslizamientos, avalanchas e inundaciones en el casco urbano.

El riesgo más latente y catastrófico, continua el informe, “que se puede presentar es una avalancha generada por el movimiento de remoción en masa en las cárcavas del río Lejos”.

De ahí que los procuradores para asuntos ambientales y agrarios y de restitución de tierras, Carlos Alberto Arrieta y Diego Trujillo interpusieron una acción popular ante el Tribunal Administrativo del Quindío, que acogió dicha acción y que además ordenó a autoridades nacionales y locales iniciar acciones inmediatas que garanticen el goce a un ambiente sano y a la seguridad y prevención de desastres técnicamente previsibles en Pijao.

El Tribunal le pidió al municipio de Pijao, al departamento de Quindío, la Corporación Autónoma Regional de Quindío (CRQ), la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), a los ministerios de Vivienda, Ciudad y Territorio y de Ambiente y Desarrollo Sostenible, “la ejecución coordinada de proyectos tendientes a profundizar en el conocimiento de la vulnerabilidad y amenaza del riesgo que se detectó en la presente acción popular, reducción de los mismos y manejo de una eventual calamidad o desastre (…)”.

Y ordenó que “de manera recurrente, planifiquen, ejecuten y financien las obras y proyectos que fuesen técnicamente necesarios y suficientes para evitar o reducir las probabilidades de desastre sobre la población del municipio”.

También advirtió que en caso de que los estudios realizados indiquen la necesidad de reubicación total o parcial del municipio de Pijao, las autoridades deberán ejecutar las obras “que de manera urgente sean necesarias para minimizar el riesgo, mientras se consuma el proceso de reubicación de la población, que también será planeado y ejecutado por los entes aquí accionados”.

El procurador Trujillo explicó que el Tribunal obliga a los entes territoriales a que asuman su responsabilidad y realicen medidas preventivas. “Las cárcavas en Pijao pueden derrumbarse y causar una avalancha como en Mocoa o Armero. El llamado es para las Alcaldías para que prohíban las actividades que están deteriorando cada vez más el suelo”.

“Los Planes de Ordenamiento Territorial (POT) se dedicaron a reglamentar la parte urbana de los municipios, pero no hay planes de suelo rural y se generan graves riesgos”, agregó Trujillo.

“No hay montaña que aguante el peso de tantas vacas, cuando el terreno además está filtrado por las aguas lluvia, se caen esas tierras sobre los ríos o quebradas y se forman las avalanchas, y los alcaldes ven esto y se quedan callados”, señaló el procurador Trujillo, que ahora es delegado nacional para asuntos ambientales.

Tras conocer el fallo del Tribunal, la CRQ dio a conocer que acata dicho fallo y que seguirá con las acciones de mitigación del riesgo en Pijao, por lo que realizará un convenio con el Comité de Cafeteros del Quindío para llevar a cabo intervenciones ambientales en la cuenca alta del río Lejos. También se hará sellamiento de grietas y se pondrán recursos a disponibilidad para la ejecución de procesos de restauración en la zona.

“Acatamos con respeto la decisión del Tribunal Administrativo del Quindío y es importante informar que mucho antes de esta decisión nosotros ya estábamos ejecutando acciones en la cuenca alta del río Lejos del municipio de Pijao”, dijo José Manuel Cortés, director general de la CRQ.

Y añadió que la autoridad ambiental del Quindío adelantó gestión con los propietarios de 26 predios en la cuenca alta del río Lejos donde la entidad lleva a cabo un proceso de restauración para mitigar el riesgo de avalanchas y deslizamientos en esta zona.

Un viejo problema

No obstante, esta situación data de hace más de 20 años. De hecho un estudio de la Corporación Autónoma Regional del Quindío (CRQ), determinó en 1995 que la mejor solución para los habitantes de la zona urbana de Pijao era su traslado y reubicación a un sitio seguro, dado que el municipio está ubicado sobre el antiguo cauce del río Lejos, que en algún momento puede rectificar su rumbo.

El problema de Pijao no sería tan grave solo si solo estuviera asentado en la llanura del río Lejos, sino que a esto se suma el proceso de deforestación, sobrepastoreo y prácticas agrícolas inadecuadas, realizadas durante años por los hombres en las tierras aledañas al pueblo y en los nacimientos de las quebradas que forman el río en la parte alta de la cordillera Central.

La investigación reveló que de 10.900 hectáreas que conforman la jurisdicción de Pijao, el 70 por ciento se encuentran en avanzado estado de erosión.

LAURA SEPÚLVEDA
PARA EL TIEMPO