Inicio Colombia Las zonas rosas de las capitales lanzan SOS para evitar desaparecer

Las zonas rosas de las capitales lanzan SOS para evitar desaparecer

Los dueños de bares y sitios de rumba se encuentran en una difícil encrucijada, pues mientras soportan grandes pérdidas todavía no se vislumbra a corto plazo una fecha de reapertura para sus negocios.

Por ser una actividad de ‘vida social’, el Gobierno Nacional ha hecho énfasis en que las condiciones sanitarias no son viables todavía para la reapertura de este sector.

Mientras tanto, los arriendos costosos y la insolvencia económica tienen en jaque a miles de comerciantes, situación que incluso generó que muchos propietarios cerraran definitivamente sus establecimientos o piensen en hacerlo.

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Según Asobares, ya son cerca de tres meses sin abrir sus negocios y unos 11.000 locales podrían cerrar, pues no se vislumbra una apertura para el sector, por lo que lugares icónicos o reconocidos como ‘zonas rosas’ en las ciudades están en riesgo de desaparecer.

Uno de los casos visibles es en Medellín, donde el ‘boom’ del turismo también había jalonado la economía del sector.

El ejemplo más dramático se vive en el parque Lleras, en El Poblado.
“En este momento toda esa infraestructura se está destruyendo. Sitios tradicionales como Mango’s y Dulce Jesús Mío de la Autopista, Basílica, Al Rojo y La Octavia cerraron”, revela Luis Orjuela, presidente de la Corporación Zona Rosa de Medellín.

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Orjuela dice que solo en la capital antioqueña se han cerrado alrededor de 220 locales, pero cree que la cifra es más alta. Y afirma que en el Área Metropolitana se pueden haber cerrado entre 800 y 850 establecimientos.

Además de impuestos y servicios públicos, el escollo son los arriendos. Se estima que el 97 por ciento de estos locales son arrendados y pagan entre 4 y 45 millones de pesos. Y buscar un alivio en este punto sería una posible solución.

Uno de los empresarios afectados, Álex Duque, socio de varios sitios de rumba, no duda en afirmar: “Perdimos el año, porque ya no podemos recuperar lo que estamos perdiendo”.

Perdimos el año, porque ya no podemos recuperar lo que estamos perdiendo

Óscar Preciado, socio de la reconocida discoteca Mango’s, es otro de los golpeados por la crisis. De diez locales que tenía, solo le queda uno: Dulce Jesús Mío Las Palmas, con el cual aguantará dos meses antes de tomar una decisión.

El dilema de cerrar los negocios ronda entre muchos empresarios. Jaime Álvarez, del restaurante Al Rojo, con 35 años en el sector y socio de 6 bares y 18 restaurantes, como Basílica y El Aguacate, manifestó que tomó la decisión de liquidar a gran parte del personal, alrededor de 120 personas. “Todavía nos falta otro tanto porque son 360 empleados”, afirma.

Los empresarios califican la situación como una “catástrofe” por el desempleo que deja. Orjuela calcula que más de 100.000 empleos están en riesgo, solo en Medellín.

Empresarios han optado por cerrar sus locales.

Foto:

Jaiver Nieto / EL TIEMPO

Otra capital golpeada por la crisis del sector es Cali. Varias son las zonas de rumba en esta capital donde los establecimientos están tambaleando, como los de la tradicional avenida sexta norte o el parque del Perro. En la ciudad se analizó la posibilidad de apertura para el sector, pero el Gobierno Nacional echó para atrás la posibilidad.

Debido a la cuarentena, unos 1.550 establecimientos en esta ciudad, de los que dependen unas 15.000 familias, entre estancos, bares, restaurantes-bares y discotecas, se han visto afectados porque no cuentan con ingresos para sostener la nómina de sus empleados ni para pagar los arriendos de los locales. Las pérdidas podrían superar los 15.000 millones de pesos.

Los empresarios y el alcalde Jorge Iván Ospina han buscado salidas a la crisis, una de ellas es que estos locales queden exentos o que haya aplazamientos del pago de impuestos. También se busca un acuerdo con Emcali en el cobro de los servicios públicos.

Una de las zonas de rumba más afectadas es la avenida sexta, donde la pandemia les terminó de poner una lápida encima a los que buscaban salir a flote tras años difíciles en la zona.

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“La situación es de una crisis absoluta. Ha sido todo un período de cero ingresos”, sostuvo Alejandro Vásquez, presidente de la Asociación de Establecimientos Nocturnos de Diversión (Asonod).

En Bucaramanga, en la llamada ‘cuadra play’ aseguran que el 30 por ciento de los establecimientos quebraron. Por las calles donde están ubicadas las zonas rosas de esta capital, la desolación es total. En muchos de los portones sobresalen los letreros de ‘se arrienda’.

“Todos tenemos este riesgo, los ingresos son nulos, y las estrategias planteadas por el Gobierno no son pensadas para este tipo de establecimientos, los requisitos para poder tramitar un crédito o clasificar para uno de los apoyos inmediatamente excluyen a nuestro sector”, afirma Andrés Hinojosa, propietario de la discoteca Macondo.

Todos tenemos este riesgo, los ingresos son nulos, y las estrategias planteadas por el Gobierno no son pensadas para este tipo de establecimientos

En Bogotá

La situación no es fácil para el corazón de la rumba en Bogotá: la reconocida zona rosa. Allí se ubican 724 bares y lugares de entretenimiento que, antes de la pandemia, recibían a miles de personas. Aunque no hay cálculos precisos de cuántos establecimientos podrían cerrar a causa de la presión económica de la pandemia, muchos serían los damnificados.

Para socios y dueños de los establecimientos, uno de los mayores obstáculos para sobrevivir es el cobro de arriendos.

Varios de los propietarios consultados por EL TIEMPO hablaron de arriendos de hasta 40 millones de pesos que, aunque pudieron ser negociados en algunos casos a la mitad, son difíciles de pagar.

El plan de los bares cuando puedan volver a operar

Camilo Ospina, presidente de Asobares, dijo que la situación es crítica. El empresario explicó algunos protocolos que se adelantan.

¿Cómo es el panorama del sector?

Se calcula que cerca de 11.000 establecimientos, de unos 50.000, cerrarán sus puertas y entregarán locales. Esto es debido a que la mayoría de los comerciantes no pudieron llegar a acuerdos con los arrendadores. Alrededor del 23 por ciento de los negocios dedicados a este sector desaparecerían por la pandemia.

¿Qué sugieren al Gobierno?

Pedimos al Gobierno que se generen fases o un plan para que el gremio tenga alguna esperanza de cuándo se podría abrir. Hicimos un protocolo de medidas de bioseguridad y esperamos su aprobación por el Ministerio de Salud, las ciudades serán las que decidirán el proceso.

¿En qué consiste ese protocolo?

La distancia de seguridad entre mesas será de dos metros. Tiene señalización de rutas, un estricto control de manipulación de alimentos y bebidas. Se ubicarán puntos con geles antibacteriales, orientaciones de bioseguridad. No habrá menús impresos, pensamos en digitalizar lo que se pueda para disminuir el contacto.

En discotecas el contacto puede ser inevitable e incluso hay peleas, ¿qué plantean?

Todos debemos ser responsables, se empieza por cada uno de nosotros. La conflictividad en la noche es mínima, menos del 5 por ciento de todas las personas que salen el fin de semana en el país. En todo caso, el usuario que vuelva a un bar tendrá nuevas prácticas, será más saludable; el tema de la pandemia nos hizo más conscientes para determinar con quién se está o a dónde se asiste.

¿Cómo serían las fases de reapertura?

La reapertura sería gradual; primero, restaurantes; luego, restaurantes-bar, y un mes después, contemplar las discotecas. Somos conscientes de que los indicadores sanitarios son primordiales para cualquier decisión.

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