Inicio Colombia Los mitos y misterios que rondan en los cementerios de Medellín

Los mitos y misterios que rondan en los cementerios de Medellín

Un cementerio cuenta la historia de una ciudad. En estos espacios se aprecian todas las clases sociales, la arquitectura de otra época, las tendencias que se manejaban, la memoria de quienes hicieron historia y las historias de los que ya no tienen memoria.

Medellín no es la excepción. Ana Isabel Cadavid, coordinadora de Investigación y Contenidos del Museo Cementerio San Pedro, el camposanto en uso más antiguo de la ciudad, opinó que estos espacios trascendieron de ser lugares para depositar a los muertos a espacios patrimoniales en los que hay más que dolor y muerte.

“Aquí se ven los diversos rituales que hacen las personas actualmente, se encuentran desde fotolápidas con la foto del difunto, hasta calcomanías de los equipos de fútbol, cartas y elementos de cada familia. Hubo una, incluso, que llegó a tener música de manera continua», indicó la vocera.

Este espacio, fundado en 1842 por iniciativa privada de 50 familias poderosas de la ciudad, se conforma por un diseño de influencia europea en forma circular conocida como rotonda, un modelo que aún se ve en los pueblos antioqueños con capillas y mausoleos. Inicialmente este cementerio se llamó San Vicente de Paúl, pero luego pasó a llamarse San Pedro. Algunos dicen que es porque en la época todos los cementerios tenían nombres de santos y otros aseguran que fue por el nombre de su fundador: don Pedro Uribe Restrepo.

Precisamente, allí, en lo alto de la rotonda del camposanto, sobresale una leyenda que dice: “Aquí con letras de oro sobre el mármol recuerdan muchos nombres la virtud. Pero hay uno entre todos que merece, a más de admiración la gratitud”.

Diferentes rituales sobre la muerte se aprecian en el camposanto. Desde los más austeros hasta los más ostentosos

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Jaiver Nieto / EL TIEMPO

Cadavid explica que la placa hace alusión a don Pedro Uribe Restrepo, fundador del cementerio, y cuyos restos están en una bóveda del camposanto, pero no se sabe en cuál.

“Desafortunadamente no sabemos dónde está porque los restos fueron trasladados de una bóveda a otra en el mismo cementerio pero no quedó registro de cuál era. Él está en algún lugar de la galería que lleva su nombre, pero no sabemos en dónde porque todas las bóvedas están tapadas”, expresó la experta, quien añadió que el rastro se perdió a principios del siglo XX.

En esta misma zona céntrica del San Pedro, entre las diversas y variadas esculturas, la más visitada y quizá, con más misticismo, es una elaborada en bronce por el artista paisa Bernardo Vieco, en la que se aprecian tres mujeres.

La vocera del cementerio explicó que el artista lo concibió como ‘Tres Parcas’ o ‘Moiras’ de la mitología grecorromana que controlan los hilos del destino.

‘Las tres Marías’, del escultor Bernardo Vieco, es una de las obras más representativas del cementerio.

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Jaiver Nieto / EL TIEMPO

“Otra interpretación de algunos artistas es que representan tres momentos sicológicos o momentos de la vida: juventud, adultez y final de la vida porque tiene la flor marchita. Pero las personas que visitan el cementerio las conocen como las ‘Tres Marías’ o las ‘Tres Ánimas’”, explicó Cadavid.

Contó, que durante todo el año los visitantes les ponen flores o vasos con agua por la creencia de que las ánimas están sedientas. Hay quienes incluso, con el paso del tiempo, han creado mitos alrededor de las figuras asegurando que estas tres mujeres caminan en la noche haciendo la ronda en el cementerio y luego vuelven a su lugar.

Y pese a tener miles de lápidas, hay una única en su tipo. En el suelo de una de las galerías, existe una inusual lápida grisácea que solo tiene inscrito una fecha: 16 de octubre de 1862. Es un personaje que hacía parte de una hueste de militares de la segunda mitad del siglo XIX y fue asesinado en la plaza del parque principal.

“La historia cuenta que él cayó sobre esa losa de piedra y lo que hicieron los hijos fue quitar esa losa del parque y ponerla aquí. Él es el patriarca de la familia de Melitón Rodríguez Roldán, referente de la fotografía en la ciudad. Es la única de este tipo que hay en el San Pedro”, explicó Cadavid.

De acuerdo con varios expertos, en esta cultura siempre ha habido una relación cercana con la muerte o con los rituales en torno a esta. Aunque la orden de los Reyes de España para la creación de los cementerios viene desde 1787, la ciudad se demoró más de 20 años en tener su primer cementerio, pues la gente no quería salirse de la costumbre de enterrar a sus muertos en las iglesias debido a la creencia de que tenía que haber una resurrección del cuerpo entonces este debería estar preservado en un lugar donde no pueda ser profanado.

El nombre San Benito, fue una fusión a dos cementerios que se construyeron en ese sector.

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Mapa de Medellín para 1791, Archivo General de la Nación (AGN), Sección mapas y planos, Mapoteca, Referencia 256 A

“Antes los cementerios estaban en los lugares más públicos que existían en los territorios, que eran las iglesias. Si alguien quiere buscar los muertos más antiguos de la ciudad, estos están debajo de los suelos de lo que son hoy la iglesia La Candelaria, la Veracruz y la San José”, aseguró Diego Bernal secretario permanente de la Red Iberoamericana de Valoración y Gestión de Cementerios Patrimoniales.

Aunque la documentación indicaba que el primer cementerio extramuro fue el de San Benito, en 1809, luego el de San Lorenzo, en Niquitao, en 1827; y finalmente el San Pedro, en 1842, recientemente se tiene registro de uno pequeño construido en 1803 que también se llamó San Benito y quedaba cerca de la capilla San Benito, sector donde actualmente está la Plaza Rojas Pinilla, en el Centro.

“El construido en 1809 realmente nunca se llamó San Benito, fue conocido como el cementerio de la Villa y desapareció 19 años. Pero se fusionaron los nombres”, explicó Bernal.

Agregó el experto, que para el siglo XX surgieron dos cementerios importantes: uno al lado de San Pedro que fue el cementerio laico y el cementerio Universal, que era de la década del 30 que era el cementerio municipal.

Si alguien quiere buscar los muertos más antiguos de la ciudad, estos están debajo de los suelos de lo que son hoy la iglesia La Candelaria, la Veracruz y la San José

El primero, era peyorativamente llamado el ‘muladar’, y era un cementerio anexo al San Pedro, con entrada independiente, donde eran inhumados los no dignos, como en la época eran los Liberales, las prostitutas, los suicidas, los neonatos y a personas de otros credos religiosos.

Luego, antes de los años 70, la muerte del presidente estadounidense John F. Kennedy trajo una nueva tendencia en cementerios. “Al ver las imágenes por televisión del cementerio de Arlington dónde fue el entierro, las élites dijeron que están atrasados y quisieron sacar el formato de jardín cementerio que mezclará naturaleza paisaje y tumbas. En 1969 se ideó Campos de Paz, que tuvo su primer muerto en 1970. Y Jardines Montesacro, que tuvo su primer muerto en 1972”, explicó Bernal.

Puntualizó manifestando que fue la cremación la que llevó a los cementerios a un momento de crisis, pues las personas ahora prefieren ser enterrados en bóvedas que en fosas.

Para los expertos, han cambiado las formas para disponer de los difuntos, sin embargo, los rituales y la cercanía con la muerte aún no ha muerto en Medellín.

DAVID ALEJANDRO MERCADO PÉREZ
Redactor de EL TIEMPO@AlejoMercado10