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Los nuevos labriegos del ‘cultivo de la paz’ en San Vicente de Chucurí

En el salón comunal de la finca Villa Mónica, en medio de extensiones de cacao, los graduandos se vistieron de toga y birrete para recibir su título como los nuevos forjadores del cultivo, y cuatro de ellos se hicieron bachilleres académicos del colegio Camilo Torres de San Vicente de Chucurí, en Santander.

Quienes antes pertenecían a las Farc, Eln, Epl o Auc, lamentables protagonistas del conflicto interno colombiano, llegaron a la finca desde distintas regiones del país para empezar la capacitación, en la que recibieron información sobre las labores cotidianas del cultivo con enfoque hacia el aumento de la productividad y calidad del grano.

En las montañas de este municipio cercano al Magdalena Medio, hasta hace pocos años se cultivaba coca, y llegó a ocupar el penoso primer lugar como productor de cultivos ilícitos en Santander.

Ahora, sus habitantes se enorgullecen de ser los principales exportadores de cacao de alta calidad en Colombia, y comparten sus conocimientos con los ex miembros de los extintos grupos al margen de la Ley que buscan su reintegración a la vida civil.

El presidente de Fedecacaco, Edward Baquero, dijo que su organización siempre está dispuesta a apoyar los procesos del posconflicto, pues según el líder gremial, el cacao es el cultivo de la paz.

Baquero aseguró que “las armas hoy en día son otras, unas tijeras para podar, unas navaja para injertar o un machete para controlar maleza, esas son las armas del progreso y la prosperidad en el cultivo del cacao”.

El programa hace parte de los ‘entornos productivos’ que la Agencia para la Reincorporación y Normalización (ARN), ofrece en varias regiones para los ex combatientes, con el objetivo de que puedan iniciar proyectos sostenibles y reintegrarse a la vida civil, proceso que dura 6 años y medio, según Fanny Ester Pedreros Gaona, encargada de la sostenibilidad económica de los beneficiarios.

La funcionaria describió que «aquí se materializó la política pública de reintegración, hemos graduado 25 personas en competencias laborales de la mano con el Sena y Fedecacao. Esa es la manera como le aportamos a la paz del país, es creyendo en las personas, hablando con ellos directamente desde las necesidades e intereses que tengan».

Ronald García, coordinador de la ARN territorial en Santander, explicó que «en este proceso trabajamos varios componentes, un área psicosocial, un aspecto económico, formación productiva, mientras que hacemos un sinfín de actividades durante estos 3 meses».

Estábamos en una guerra sin sentido, aquí abrimos los ojos y nos dimos cuenta que somos seres iguales, lo ilógico que era estarnos ‘echando bala’

Jairo Molano, uno de los graduandos, fue un integrante de la Policía que tras su retiro hizo parte de las Autodefensas en el frente Capital del bloque Centauros, el segundo más grande del país que operaba en los llanos orientales.

Tras la desmovilización, Molano se acogió al proceso de Justicia y Paz y estuvo 13 años en prisión, en los que, según él, entendió que «estábamos en una guerra sin sentido, aquí abrimos los ojos y nos dimos cuenta que somos seres iguales, lo ilógico que era estarnos ‘echando bala'».

Después de recibir su diploma, Jairo Molano quiere seguir trabajando como podador e injertador en su natal Meta, departamento en el que también se promueve el cultivo de Cacao.

Carlos Andrés Oviedo fue uno de los graduados que recibió el diploma como bachiller, él estuvo Arauca como integrante del Eln durante 6 años y hace y hace 4 ingresó al proceso con la ARN.

Sobre el curso, Oviedo manifestó que «el proceso ha sido muy bueno, tanto en formación para el trabajo como en compartir con las personas que no saben sobre un entorno productivo. Es más fácil hacer una cultura que cambiarla, hay personas que no pueden vivir bien, y una mejora en un cultivo puede cambiarlo todo».

Según la vocera de la ARN próxima semana se abrirá un nuevo curso de entornos productivos, esta vez el Valle del Cauca recibirá a 25 mujeres ex combatientes.

BUCARAMANGA