Inicio Colombia ‘Mi sueño es conquistar el mundo con la champeta’: Mr Black

‘Mi sueño es conquistar el mundo con la champeta’: Mr Black

Aquí está el Presidente de la champeta, señores, ordenando todo para que no quede un cabo suelto.

Sabe que es el concierto más importante de su vida, en el que mostrará al mundo porqué la champeta es el género musical más bailado en Colombia, y también será una muestra de agradecimiento para todos aquellos amigos que lo han ayudado, de una u otra manera, para que él esté ahora mismo ocupando el trono de este género musical que tantos vaivenes ha tenido en los últimos 30 años.

Sabe que no puede quedar un tornillo flojo para este espectáculo, por eso está pendiente de cualquier detalles, que si los guitarristas están a tono con el piano, que si la batería tiene el golpe preciso para el flow, que si los bailarines tiene el atuendo listo, que las luces, que el sonido, que la seguridad, en fin, que la producción sea de tal magnitud que todo el mundo quede hablando maravillas del evento.

“Quiero demostrar que nosotros podemos hacer espectáculos de talla mundial, y tenemos el principal insumo que son los artistas, mis grandes compañeros en estos 20 años de lucha musical», afirma Edwin Antequera, Mitser Black, hoy por hoy, el sumo sacerdote de la champeta urbana en el país.

Pero para llegar a este punto, en el que se da el lujo de tener su propio estudio de grabación con todos los ‘juguetes’, de ser el artista que no puede faltar en cualquier fiesta de renombre en el país, y de cantar y componer lo que se le venga a la mente, sin ningún tipo de presión, ha tenido que pasar muchos arroyos secos y terrenos áridos.

Como aquella vez en que un agente de Policía lo detuvo por varias horas acusándolo de ser el ladrón de televisores en el barrio, cuando aún no había cumplido los 18 años.

Este sábado Mr Black celebrará sus 20 años de carrera con un concierto

Foto:

Yomaira Grandett/ EL TIEMPO

“Ese caso nunca lo he podido borrar de mi mente. Tuvo que ir medio barrio al cuartelillo para que me sacaran”, dice.

Hijo de un electricista, Alexis Antequera, y de una ama de casa, Denis Mercado, el llamado hoy Presidente (es el más veterano de las nuevas generaciones y alguien lo llamó por eso El Presidente), nació en el populoso Olaya Herrera, en el sector El Porvenir, el barrio cartagenero donde nació la champeta, y en donde se vive y se siente este género musical como en ningún otro en toda Colombia.

“Tuve una niñez feliz a pesar de provenir de una familia humilde, por una sencilla razón: desde que estaba en el vientre de mi madre lo que escuchaba era música africana. Mi padre tenía un picó y en la esquina de la casa había otro, así que no creo que tuviera otra opción distinta a la de ser músico”, señala.

El Míster recuerda que cuando niño le encantaba ver a su padre poner y quitar los acetatos, era su ídolo y lo imitaba en el cuarto cuando quedaba solo. También agarraba cualquier cepillo que tuviera a su alcance para tomarlo como micrófono y recuerda que su madre lo animaba para que cantara en la sala delante de amigos y familiares.

“Si yo hubiera nacido en otro barrio, en otra casa, no hubiera sido lo que soy hoy. Soy un auténtico hijo del picó y me siento orgulloso de eso”, afirma el cantante cartagenero.

Contó con la suerte que el DJ del picó, llamado El Africano, grabó en un casete la canción que cantó esa noche y se lo llevaron al mercado de Bazurto, donde Pilo Disco pero no lo tuvieron en cuenta porque lo vieron muy joven.

Sin embargo, El Chamba, uno de los Djs famosos, del picó El Géminis, le dijo que no le parara bolas a Pilo y, a escondidas, la incluyó en el repertorio. Allí empezó su historia como cantante de champeta. No había cumplido los 16 años.

Y, como el destino le tenía preparado su derrotero musical, conoció a Sergio Liñán, El Afinaíto, uno de sus máximos ídolos (dice que la canción que lo hace llorar es ‘Busco a alguien que me quiera’, de El Afinaíto) y al poco tiempo ya hacía parte de la agrupación Los Astros de la Champeta, al lado de El Sayayín y Álvaro El Bárbaro, entre otros.

Fue un boom en toda la nación, y de allí surgieron varias de las canciones más emblemáticas del género como La nubecita, Busco a alguien que me quieras, El pato, que dos décadas después siguen siendo referentes de la champeta criolla.

Fueron 5 años de éxitos y presentaciones en diferentes eventos de Cartagena y Barranquilla e, incluso, lograron interesar a las grandes disqueras como Sony Music y Codiscos, ante la fuerte acogida que tuvo el género, cuyos precursores fueron Viviano Torres, Justo Vadés, Luis Tower, Charles King, entre otros, con una gran influencia africana y con el picó como su vehículo oficial de comunicación de masas.

Pero de un momento a otro todo se hizo trizas. En vista de los éxitos individuales que cada uno tenía, fueron aceptando contratos por separados y así comenzó a deshilarse un rollo musical que se avizoraba como el futuro de la música barrial en Cartagena y el Caribe.

“Éramos muy pelaos, el Saya tenía 18 años y yo también, el más viejo era El Afinaíto, que tenía 20 años y en esa época no teníamos la estructura de ahora, pero a la larga eso nos sirvió como lección”, asegura Míster Black.

A partir de ese momento, el hoy Presidente de la champeta se dedica a producir a otros músicos en un picó que administró y dejó a un lado, por un espacio de 8 años, las composiciones y el canto, pero al mismo tiempo tomó una decisión fundamental al matricularse en la Escuela de Bellas Artes a estudiar música.

“Fueron épocas muy difíciles, hubo hambre y desespero, pero el haber estudiado en Bellas Artes me abrió el espectro musical y allí entendí que la champeta necesitaba un nuevo aire, con nuevas letras y con mayor estructura en el aspecto artístico”, afirma.

Y surge un nuevo Míster Black, un Míster Black recargado, forma una nueva banda y empieza explorar renovados caminos, aparece Yuranis León, su actual compañera, quien le da un nuevo ropaje al músico que todos creían ya derrotado.

El primer gran golpe lo da cuando graban la serie Bazurto, para uno de los canales nacionales, al aportar varias de sus canciones para el seriado, y una de ellas, Fiesta en la noche, sirvió como banda sonora.

Ya, para esa época, se estaba metiendo en el corazón de los colombianos la llamada champeta urbana, con Kevin Flórez y Míster Black como máximas figuras, hasta que llegó la canción que rompió todos los esquemas habidos y por haber en materia de marketing: El serrucho, que se convirtió durante un par de años en el himno nacional de las rumbas en todo el territorio colombiano, y traspasó las fronteras.

“Creo que el éxito de El serrucho radica en que se presentó un nuevo formato sin quitar la esencia pura de la champeta, además de la fusión que se hizo con otros ritmos como la cumbia y allí fue de vital importancia el acordeón que aportó mi compadre El Zorrillo”, añadió.

De ahí en adelante, el éxito se vino encima como un torrencial aguacero de felicidad, pero en esta oportunidad, ya convertido en un artista maduro, con un grupo sólido, con un sonido más internacional y con gente a su lado aportando para su consolidación, agarró al cisne por el cuello y supo que si se quería mantenerse en esos sitiales de honor tenía que mantener la disciplina que le enseñaron sus padre de niño.

“Si tu no tienes disciplina no llegas a ninguna parte. Se puede tener talento, pero si no tienes una disciplina férrea no te sirve de nada. Ese es el secreto de Míster Black”, dice.

Esto también le ha servido para saber afrontar el nuevo estilo comunicacional a través de las redes sociales, en donde, ya como figura nacional que es, tiene grandes seguidores y amigos, pero también un número reducido de detractores que quieren hacerle daño.

Dos ejemplos ilustran esto. Cuando la fiesta que hizo para su matrimonio con Yuranis, que dejó boquiabiertos a los gurús del marketing por la inteligente estrategia que utilizó para promocionarse, no faltó el que criticó la opulencia que se exhibió para la boda. Para ellos, la respuesta del Míster fue siempre una sonrisa. “Son cosas de nuestra sociedad, no aceptan que el pobre pueda surgir y hacer una fiesta soñada, como nos las merecemos todos”, dijo en esa oportunidad.

Pero cuando sí estuvieron a punto de sacarlo de casillas fue en el otro ejemplo, cuando Yuranis se atrevió a grabar una canción a su lado.

“Siempre he dicho, que entre más hablen de uno más promoción le hacen. La canción de Yuranis tiene más de 12 millones de reproducciones en la web y ya la contratan para que haga parte del show. Uno es humano y a veces le tocan la partecita esa que duele, pero gracias a Dios reaccioné a tiempo y lo que hice fue utilizar el episodio ese como otra estrategia de publicidad”, comenta.

Por eso este sábado, el artista cartagenero más exitoso de los actuales momentos, quien dice ser un tauro consumado, llorón pero perseverante, que siempre tiene palabras de elogios para el Rey de Rocha y los picós (emisoras ambulantes en la costa Caribe) y quien no permite la deslealtad, le agradecerá a todo su público por todo lo que han hecho por él en estas dos décadas de historia musical.

“Estaré con mis ídolos, mis amigos de siempre, también con las nuevas generaciones que tanto le han entregado a este género musical, para que el pueblo observe un espectáculo soñado. Es un grano de arena más que estamos aportando para cumplir uno de los grandes sueños que tengo: conquistar el mundo con la champeta. Todo es posible”, subraya.

Juan Carlos Díaz
Especial para EL TIEMPO
Cartagena