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Murió el reconocido intelectual costeño Alberto Abello

Del economista Alberto Abello Vives, quienes lo conocieron, lo trataron y hasta trabajaron con él, coinciden en que era un obsesionado por la investigación, perfeccionista y enemigo de la mediocridad. Además, un defensor sin igual de la identidad Caribe.

“Era un investigador de carrera y de compromiso con la región”, comentó el periodista Raimundo Alvarado, quien tuvo la oportunidad de interactuar con Abello desde 1994, cuando por encargo del premio nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, y su primo Jaime Abello Banfi, hizo un diagnóstico relacionado con la calidad del periodismo que sirvió de base para el surgimiento de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano.

Si bien la iniciativa fue de Gabo y Abello, en el trabajo de Alberto, hecho con el apoyo de la periodista Lola Salcedo, en la región Caribe, especialmente, se justificó el proyecto haciéndolo viable ante la necesidad de mejorar la calidad periodística en las naciones ibéricas.

Lo estructuró a partir de talleres en los que recopiló suficiente información que le permitió contar con un sólido marco conceptual y argumentativo de lo que habría que tenerse en cuenta y cómo ir adaptándose a los nuevos retos que implica el periodismo moderno.

De una y otra forma ese encargo fue una manera de reconocerle a quien siempre estuvo preocupado de la unión entre periodistas y académicos en pro de contribuir con el desarrollo de las comunidades, no solo partir de lo político, sino desde el fortalecimiento de los patrones culturales.

A Abello Vives también se le vincula con la gesta de formar los denominados “tanques de pensamiento” en la región Caribe colombiano, vinculando de manera minuciosa a investigadores como Cecilia López Montaño, Gustavo Bell Lemus, Adolfo Meisel Roca, Weildler Guerra Curvelo, entre otros que siempre han tenido la preocupación del desarrollo socioeconómico de la región de manera equilibrada y justa.

Trabajador constante

Precisamente, Cecilia López lo convenció de irse a trabajar con ella cuando en el gobierno de Ernesto Samper se desempeñó como directora de Planeación Nacional, siendo designado a la Consejería para la Costa Caribe, labor que se extendió en el Gobierno de Andrés Pastrana, siendo el vicepresidente de la República, Gustavo Bell.

Posteriormente, con López Montaño estructuró la estrategia de desarrollo EsCaribe para seguir en el trabajo de hacer partes para reducir en la región los niveles de pobreza y subdesarrollo.

Dentro de esa estrategia, lideró la creación y dirección del Observatorio del Caribe, organismo que en alianza con universidades promovió un plan de becas en pro de la profesionalización del factor humano.

Fundó ‘Aguaita’, una revista de línea cultural para divulgar trabajos de investigación relacionados con la cuenca del Caribe.

De su autoría son los libros ‘Los desterrados del paraíso’ y ‘La isla encallada’; más un sinnúmero de ensayos sobre su región Caribe, de la que se declaró ‘eterno enamorado’.

A su trayectoria profesional le agregó el haber sido decano de la facultad de Economía de la Universidad Tecnológica de Bolívar; director de la Maestría en Desarrollo y Cultura, y del Laboratorio de Cultura y Desarrollo de la misma institución universitaria.

Su más reciente cargo y que le obligó a mudarse Bogotá fue el de director de la Red de Bibliotecas del Banco de la República y de la Biblioteca Luis Ángel Arango.

La llama de vida del investigador costeño se apagó en la noche del domingo, producto de un paro cardíaco. Había nacido en Santa Marta del hogar que formaron Raimundo Abello y Lourdes Vives.

“Fue una persona exigente consigo misma y su grupo de trabajo, de gustos exquisitos, intelectual de profundidad, enemigo del conocimiento superficial y de la mediocridad”, comentó el periodista Alvarado.

Redacción Caribe
EL TIEMPO
BARRANQUILLA