Inicio Colombia ‘No hay condiciones de retorno’: Iglesia sobre guerra en el Catatumbo

‘No hay condiciones de retorno’: Iglesia sobre guerra en el Catatumbo

La oleada de desplazamiento forzado, que se ha desata tras una semana de intensos enfrentamientos entre el Eln y Los Pelusos por el control del narcotráfico de la región del Catatumbo, crece sin tregua en el municipio de Hacarí (Norte de Santander).

Aunque el gobernador de Norte de Santander, William Villamizar, instó a la Fuerza Pública a recuperar el control y la tranquilidad de la zona para que la población desplazada logre regresar lo antes posible a sus hogares, representantes de la Iglesia Católica creen que todavía no están las condiciones de seguridad necesarias para cumplir con este retorno.

De acuerdo con el reporte más reciente de Naciones Unidas, la cifra de desplazados en esta localidad, ubicada a 222 kilómetros de Cúcuta, ascendió a 1.038 personas, entre las que se encuentran niños, adultos mayores y mujeres gestantes.

La comunidad dice que el Eln tiene el control de toda la zona y que los desplazados no pueden volver a su finca, hasta que la guerrilla no dé la orden

Y ante la negativa de los grupos armados de frenar esta guerra, todo parece indicar que el número de campesinos sin hogar seguirá aumentando con el paso de los días.

“Para llegar al municipio no hay problema, porque hay cuatro retenes militares. El lío cuando se decida internarse por esta población. La comunidad dice que el Eln tiene el control de toda la zona y que los desplazados no pueden volver a su finca, hasta que la guerrilla no dé la orden. Hasta el momento no hay condiciones de retorno”, indicó Jairo López Ramírez, padre y vocero de la Iglesia Católica.

El éxodo de estos habitantes de los corregimientos de Mesitas y Juntas comenzó hace ocho días, cuando se cumplió una semana de la dura ofensiva que lazó la guerrilla del Eln para repeler algunos frentes armados de Los Pelusos, en esta parte del Catatumbo. Los días más violentos de esta confrontación dejaron dos muertos y un herido, que al parecer integraban estas estructuras armadas.

En un principio, Naciones Unidas reseñó la huida de cerca de 400 personas, que salieron despavoridas de esta zona rural en busca de refugio en la cabecera urbana. Con el paso de las horas, este número se duplicó y alcanzó los 800 afectados, entre ellos eran más de 400 menores de edad.

Actualmente, este grupo de desarraigados, que pasan sus noches en las instalaciones del colegio San Miguel, ya sobrepasó ese cálculo y ahora se convirtió en una grave crisis humanitaria por las condiciones precarias de estos pobladores.

“Las tropas están realizando una reacción rápida y sostenida, y tenemos un puesto de mando unificado en esa localidad, para adelantar un monitoreo constante a la situación. Ya tenemos efectivos en la zona rural y no nos moveremos de ahí hasta tanto se logré la estabilidad y la tranquilidad del sector”, indicó el general Mauricio Moreno, comandante de la Segunda División del Ejército Nacional.

CÚCUTA