Inicio Colombia Pescadores y barequeros extrañan a su ‘patrón mono’ : el río Cauca

Pescadores y barequeros extrañan a su ‘patrón mono’ : el río Cauca

A tres metros de llegar a la cota 410, las oraciones para que se construya la presa de Hidroituango van por doble vía. Por un lado, EPM, la Alcaldía de Medellín, la Gobernación de Antioquia y toda la institucionalidad que apoya el megaproyecto pujan por sacar adelante las obras y celebran cada metro logrado como la más férrea de las batallas ganadas.

Con etiquetas como #HidroituangoEsColombia o #ContigoEPM los defensores de la hidroeléctrica muestran su apoyo para superar la contingencia.

Pero de otro lado, los detractores hacen sus propias plegarias para que ese muro no se construya. Y van más allá, para que Hidroituango no entre en operación.

Algunas de esas voces, no tan sonoras y sin hashtag, son las de los representantes de los diferentes gremios de Valdivia, quienes se reunieron para dar a conocer sus diferentes afectaciones por la construcción de Hidroituango y su actual contingencia.

Cecilia Muriel es pescadora y barequera.

Foto:

Alejandro Mercado / EL TIEMPO

Cecilia Muriel tomó el micrófono y la atención del recinto se volcó hacia ella. Es de estatura corta, piel trigueña y mirada triste. La pescadora y barequera habló con vehemencia sobre las supuestas compensaciones económicas exigidas a EPM.

«Nuestra actividad no es nueva. Es una labor ancestral que viene más allá de nuestros abuelos y que hacemos con orgullo. Ese legado no tiene precio. La cultura no tiene precio. EPM no le puede poner precio a la ancestralidad», habló la mujer con voz firme.

Por eso, la petición de ella no es económica: quiere que no se haga Hidroituango, que dejen libre al río.

Y es que para ella no es solo un caudal. Es su vida, el sustento durante años. Por eso, se aferra con todas sus fuerzas para no dejarse desarraigar. La fuerza de sus ancestros le ayuda a aguantar y siente que la naturaleza le está dando una mano.

La cultura no tiene precio. EPM no le puede poner precio a la ancestralidad

«Duele que nos vayan a desaparecer como artesanos, pescadores y barequeros. Esta cultura no se cambia de la noche a la mañana. Yo nací, crecí y sigo en mi río. No quiero perderlo. Déjenlo libre porque es nuestra vida», pidió.

Ese río, represado aguas arriba y que amenaza con destruir una estructura de 11,4 billones de pesos, también es «el patrón» de la señora Cecilia.

«Nunca hemos tenido quién nos diga a qué horas entrar o salir del trabajo. Nuestro patrón ‘mono’, adorado, aclamado y querido es el río Cauca,al que vamos a amar toda la vida», concluyó la pescadora quien se quedó sin río y sin casa. Irónicamente, la arremetida del Cauca el pasado sábado 12 de mayo la dejó sin nada.

Perjuicios económicos

Eso no quiere decir que no tenga afectaciones económicas. La señora Cecilia contó que antes de Hidroituango se hacían hasta 200.000 pesos en barequeo, y ahora a duras penas una pareja saca 20.000 pesos.

En pesca, agregó, se hacían hasta medio millón de pesos. De eso nada se volvió a ver. «Con la vía Puerto Valdivia – sintió de presa dañaron las playas y nos taparon donde barequeábamos y teníamos los lances de pesca», manifestó la afectada.

Por su parte, el gremio de los mototaxistas informó que desde la evacuación preventiva del pasado miércoles, están perdiendo más de 6 millones de pesos diarios.

Los comerciantes, aseguraron tener una estabilidad económica y proyecciones de inversión a futuro, las cuales se vieron truncadas por la obra.

Los evacuados de Puerto Valdivia están siendo atendidos entre 11 puntos (8 albergues y 3 autoalbergues) y se adecuarán otros dos sitios en los próximos días.

Foto:

Jaiver Nieto / EL TIEMPO

Por eso, les pidieron a los gobiernos y a EPM reparación por los daños ocasionados. «algunos son: lucro cesante, daño emergente, daño patrimonial, perjuicios sociales y sicológicos, entre otros», expresó, Yeison Ladeo, vocero de los comerciantes de las comunidades afectadas.

Juan Espinosa, vocero de la Asociación de Cacaoteros de Valdivia (Asocava), expresó que tienen su planta de procesamiento cerrada preventivamente por el riesgo, lo que les ha traído graves consecuencias económicas.

«Estamos dejando de producir, tan solo en planta, entre 750 y 800 kilos de cacao cada día para comercializar. Somos 75 las personas afectadas como socios, y otros 300 cacaoteros que atendíamos», contó Espinosa.

Uno de los agricultores de aguacate, por su parte, perdió cerca de 2’400.000 pesos por la pérdida de 20 bultos de la cosecha.

El sector minero indicó que cada barequero está perdiendo entre 1’500.000 y 1’800.000 pesos y acusaron de pérdida total su actividad económica.

Habitantes de Puerto Valdivia perdieron todo lo que tenían.

Foto:

Jaiver Nieto / EL TIEMPO

Sus quejas se quedaron en el aire. La silla vacía que dejaron en el recinto fue señal de que ni EPM ni el gobierno departamental y nacional respondieron la invitación hecha por los reclamantes.

«Otro error de EPM, que se equivocó en la la construcción de Hidroituango y también se equivocó con sus estudios de impacto social, porque no tuvieron en cuenta a la población del Bajo Cauca y nos tildaron de oportunistas», contó Isabel Zuleta, vocera de Ríos Vivos.

La reunión terminó y el sinsabor quedó en los presentes. Quejas sin respuestas, afectaciones sin solución, y una pescadora con el anhelo de ver libre a su río… A su ‘patrón mono’.

DAVID ALEJANDRO 
Enviado especial de Valdivia