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Población afro en Colombia: dos de cada tres viven en el estrato 1

Hoy, el país celebra el Día de la Afrocolombianidad, la cual está representada en 4,43 millones de personas que se autorreconocen como negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras (Narp). Son al menos el 8,6 por ciento de la población colombiana, que se estima en unos 51 millones de individuos.

Pese al esfuerzo por caracterizar estas comunidades, es importante precisar que los datos oficiales pueden estar subestimados y que, para algunos expertos, “en Colombia, las minorías son en realidad las mayorías”.

Así lo manifiesta la profesora de la Universidad Nacional Claudia Patricia Mosquera, doctora en Trabajo Social por la Universidad Laval (Canadá). “La ideología del mestizaje hace creer a muchas personas afrodescendientes o indígenas que son mestizas, luego entonces no se autorreconocen como tales. Quizá es mejor hablar de grupos minorizados”, explica.

Hace falta una política pública antirracista para abrir el mercado laboral a la gente negra calificada

Desde hace 20 años, el país dedica cada 21 de mayo a conmemorar la abolición de la esclavitud en territorio nacional (1851). Con este día, se resalta la importancia de los afrodescendientes, con sus luchas, enseñanzas y tradiciones, pero también es una oportunidad para repasar cuál es su situación en materia de derechos.

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Lo primero que hay que decir es que, a nivel general, un poco menos de una de cada cuatro personas (el 23,8 por ciento) considera que en Colombia sí se protegen y garantizan los derechos de las minorías étnicas y sociales. Así lo muestra la última Encuesta de Cultura Política (ECP), revelada recientemente por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) y que se realiza cada dos años.

Dichas cifras suponen un retroceso de 4 puntos porcentuales frente a la percepción que se tenía en 2019, cuando este indicador fue de 27,8 por ciento.

Para la profesora Mosquera, esto se debe a que “la sociedad colombiana hoy es más consciente de las brechas étnico-raciales (…) y sabe que los grupos minorizados son irrespetados en sus deseos de autonomías territoriales, económicas y políticas para el buen vivir”.

Caracterización NARP

Así están caracterizados los NARP en el país, según el censo del Dane de 2018.

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EL TIEMPO

La percepción de esa falta de garantía de derechos es incluso más dramática en Bogotá, donde solo el 14,1 por ciento así lo considera. Allí, este indicador cayó 8 puntos porcentuales frente al 2019. Y aunque aún muestran un bajo porcentaje, el Caribe y el Cauca son las regiones que más creen que se protegen los derechos de estas minorías, con el 31,8 por ciento y el 29,9 por ciento, respectivamente. Llama la atención que en el Cauca –donde ocurren tantos hechos de violencia– ese indicador sumó 7,9 puntos porcentuales.

“En el Caribe continental e insular hay muchas organizaciones de defensa de derechos colectivos e individuales de las personas afrocaribeñas. En el Cauca existen poderosas organizaciones étnicas que entran a menudo en disputa ante las arbitrariedades del Estado”, explica la profesora Mosquera. Pero aclara que, aun así, faltan garantías de derechos.

Percepción en política

Un dato relevante, en especial cuando está en curso la carrera a la Casa de Nariño en la que cuatro fórmulas vicepresidenciales tienen raíces afrodescendientes, es cómo los colombianos perciben la participación de esta población en el ámbito electoral. Además, en los últimos años han venido ganando protagonismo, por ejemplo, en el Ejecutivo. Es el caso de Luis Gilberto Murillo, quien fue ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible entre 2016 y 2018, o el de la actual ministra de Cultura, Angélica Mayolo, entre otros.

En ese sentido, la ECP del Dane preguntó a los encuestados si votarían por un afro, y aunque este indicador bajó 1,4 puntos porcentuales desde 2019, el 88,6 por ciento respondió que sí lo haría.

Frente a las razones por las que se cree que dicha población no tiene más participación en cargos de elección popular, la mayoría cree que es por discriminación (42 por ciento). Y hay un 27,9 por ciento que considera que es por falta de respaldo de partidos y movimientos políticos. Este último indicador es el que más ha crecido en este aspecto, pues sumó 4 puntos porcentuales desde 2019.

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¿Cómo viven y se emplean?

Los hogares de las comunidades negras cuentan con un promedio de 3,2 personas; la mayoría (68,8 por ciento) viven en casas de bloque, ladrillo, piedra o madera pulida; dos de cada tres pertenecen al estrato 1 (66,1 por ciento) y cuentan plenamente con servicio de energía, pero baja cobertura en el de internet.

De acuerdo con las últimas cifras de Mercado Laboral del Dane, reveladas en abril, aunque las tasas de ocupados, desocupados y de participación en materia de empleo tengan valores similares a los de la media nacional, sí hay diferencias entre hombres y mujeres.

Esta brecha de género, si bien está presente en toda Colombia se acentúa más en las personas afrodescendientes. Las mujeres de este grupo étnico, con 21,5 por ciento, presentan una tasa de desempleo que está 10,8 puntos porcentuales por encima de la de los hombres afro (10,7 por ciento). En cambio, entre las personas sin ningún autorreconocimiento étnico, esta brecha es de 5,9 puntos.

El racismo hace que las personas negras tengan menores oportunidades de conseguir un empleo formal bien remunerado. Esto es dramático.

Además, los hombres afro tienen la misma tasa de desempleo que los que no pertenecen a un grupo étnico, caso muy distinto al de las mujeres, en especial en las afro jóvenes, cuya tasa asciende a 34,6 por ciento.

La rama de actividad en la que más se mueve la población afro ocupada es la de agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca, con uno de cada cinco. Le siguen los que trabajan en comercio y reparación de vehículos, con 15 por ciento; y los de administración pública y defensa, educación y atención a la salud, con 10,5 por ciento.Aquellos afrocolombianos en actividades profesionales, científicas, técnicas y servicios administrativos representan apenas el 5,2 por ciento de sus ocupados.

Para Mosquera, es el racismo el que relega los logros educativos de las personas afro. “Hace falta una política pública antirracista para abrir el mercado laboral a la gente negra calificada. El racismo hace que las personas negras tengan menores oportunidades de conseguir un empleo formal bien remunerado. Esto es dramático”, manifiesta.

Entre los ocupados, la mayoría (el 53,5 por ciento) trabaja por cuenta propia, dato que se distancia 10,1 puntos porcentuales de los no afro en esta posición (42,4 por ciento); y tres de cada diez son empleados particulares, frente al 42,6 por ciento de los que no pertenecen a una etnia. Cabe destacar que el porcentaje más bajo es el de los afro que son patrones o empleadores (2,1 por ciento), pero si bien esta no es la ocupación de menor volumen entre los no afro, no es significativamente superior (2,5 por ciento).

Además, el 66,8 por ciento de los afrodescendientes son informales, dato que está 10,7 puntos porcentuales por encima de la informalidad entre quienes no pertenecen a un grupo étnico. Y aunque existe amplia cobertura de afiliaciones a EPS (94,1 por ciento) en su población ocupada, aún hay un bajo nivel de cotizantes al sistema pensional (28,8 por ciento).

Diferencias educativas

Según el último censo nacional realizado por el Dane, la mayor parte de la población Narp solo cuenta con educación primaria (31,3 por ciento). Le siguen el 25,1 por ciento que tiene educación media y el 19,2 por ciento que terminó estudios de secundaria.

Donde existen las mayores diferencias con la media nacional es en el nivel de educación superior –técnico, tecnológico o pregrado universitario–, pues mientras que en las comunidades negras estos estudios los han alcanzado el 14 por ciento de sus integrantes, para el total de colombianos esta proporción es de 18,8 por ciento.También llama la atención que el 6,1 por ciento de los Narp no cuentan con ningún tipo de formación. Y, en general, solo un 33 por ciento de los que tienen 5 años o más acceden a la educación.

Para Mosquera, esto “muestra las brechas étnico-raciales que existen en el país”. También señala que en departamentos como Chocó y Nariño, los jóvenes dejan de asistir a las instituciones porque bandas criminales se han dedicado a incorporarlos en economías ilegales. Asimismo, en muchas zonas rurales con sobrerrepresentación afro, “el sistema educativo funciona a medias” por la violencia, y “la deserción escolar es pan de cada día”.

Valle, Nariño, Antioquia y Bolívar albergan al 51,2 % de la población negra del país

Los datos más recientes del Dane evidencian que en los Andes, la Orinoquia y el Amazonas la población afrodescendiente tiene muy baja representatividad. En cambio, las regiones Pacífica y Caribe muestran una clara concentración de estas comunidades.

Principalmente allí es donde están los 21 municipios que albergan a la mitad (el 50,8 por ciento) de personas autorreconocidas como negras, afrodescendientes, raizales y palenqueras (Narp) y parte de los cuatro departamentos que concentran el 51,2 por ciento de las negritudes. Además, están los 26 territorios en los que más del 90 por ciento de su población es afro. Estos se ubican en Nariño, Cauca, Chocó, Bolívar y el archipiélago de San Andrés.

Para Juan Daniel Oviedo, director del Dane, las problemáticas de esa población se concentran en esas áreas. “Ahí es donde hay más pobreza y más desigualdad”, sostiene.

Mapa NARP

Departamentos con mayor población negra, afrodescendiente, raizal y palenquera.

Foto:

CEET

De hecho, sus condiciones socioeconómicas son un aspecto que preocupa. El 24,5 por ciento de ellos están en situación de pobreza multidimensional, lo que supera la del total nacional en 8,5 puntos porcentuales. Y el censo de 2018 muestra que el 66,1 por ciento de los hogares Narp son estrato 1, una brecha significativa teniendo en cuenta que, a nivel nacional, ese estrato abarca al 36,9 por ciento. Además, uno de cada cinco afros (20,1 por ciento) está en el estrato 2, y solo 0,2 por ciento se ubica en el estrato 6. Llama la atención que el 1,5 por ciento son de estrato cero.

Otra diferencia importante está en la percepción de pobreza, pues el 71,3 por ciento de quienes se autorreconocen como personas afro se consideran pobres, frente al 46,7 por ciento del total nacional.

La mayoría de esta población tiene casas de bloque, ladrillo, piedra o madera pulida (68,8 por ciento), seguido del 18,9 por ciento que están hechas de madera burda, tabla o tablón. En cuanto a la cobertura de servicios públicos, la gran mayoría de los Narp tienen energía (el 92,7 por ciento) y 7 de cada 10 cuentan con acueducto y recolección de basuras. Pero apenas alrededor de la mitad gozan de alcantarillado (54,1 por ciento) y de gas natural (49,2 por ciento). El acceso a internet es una deuda pendiente para estas comunidades, pues cubre solo al 26,3 por ciento de sus hogares.

PAULA ANDREA GAVIRIA A.
Subeditora del Impreso
EL TIEMPO