Contratar un estudio para medir la calidad del aire en la zona de influencia de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) de Bello. Esa fue la decisión que se tomó en el Consejo Departamental Ambiental celebrado ayer y que presidió el gobernador de Antioquia, Luis Pérez, luego de las constantes quejas de los vecinos de la planta por los malos olores.
A la reunión, citada con el fin de tomar decisiones respecto a esa situación, asistieron delegados de las tres partes involucradas: EPM (operador de la planta), el Área Metropolitana (autoridad ambiental) y la Gobernación de Antioquia.
Según el gobernador, había una gran confusión respecto al tema. Pérez expresó que días atrás le habían explicado que los malos olores que por estos días expele la planta de tratamiento no tenían consecuencias negativas para la salud.
Pero, al entrar a la reunión se encontró con visiones contrarias a lo que creía. Alberto Aristizábal, director de Factor de Riesgo de la secretaría seccional de Salud de la Gobernación de Antioquia, opinó que los hedores no son tan inocuos como se piensa: “Esos malos olores son producto del sulfuro de hidrógeno. Este sí puede tener consecuencias para la salud. Por ejemplo, las personas pueden presentar mareos, dolores de cabeza, náuseas, incluso convulsiones”.
Hay que analizar bien esta situación, porque realmente no veo ningún argumento técnico que demuestre que estos olores no son malos para la salud
Ante la aseveración del funcionario, delegados del Área Metropolitana expusieron su punto de vista. Según su versión, desde que empezó a funcionar la planta, el pasado mes de octubre, solo han recibido 15 denuncias ciudadanas por los malos olores.
Añadieron, además, que no tienen ningún reporte de que alguien haya tenido que acudir a un centro médico como consecuencia de estos.
El gobernador Pérez, por su parte, advirtió que las quejas son constantes por las redes sociales y consideró que este asunto puede convertirse en un problema de salud pública si no se maneja de forma adecuada. “Tenemos que analizar bien esta situación, porque realmente no veo ningún argumento técnico que demuestre que estos olores no son malos para la salud. Estamos hablando de una zona que tiene unas 200.000 personas alrededor, no podemos exponernos a un problema de salud pública”, expresó el mandatario.
David Cortés, líder de proyectos de ingeniería de EPM, comentó que estos olores hacen parte del proceso de estabilización de la planta. Este, dijo, está previsto que termine a finales de enero. “La estabilización genera olores perceptibles por la comunidad. Pero, hasta el momento, no tenemos reportes de salud crítico en las personas”, precisó Cortés.
Esos malos olores son producto del sulfuro de hidrógeno. Este sí puede tener consecuencias para la salud. Por ejemplo, las personas pueden presentar mareos, dolores de cabeza, náuseas
El líder de proyectos indicó que la planta tiene unos medidores internos que generan información en línea: “Hay más de 500 trabajadores y no presentan ninguna afectación, ni siquiera tienen que usar tapabocas. Lo que pasa es que el viento se lleva esos olores y causa molestia en las personas”.
Para evitar esas molestias a los vecinos de la planta fue que se determinó hacer un monitoreo del aire. El gobernador, quien lideró la idea, expresó que estos estudios deben hacerse diariamente para conocer los niveles de sulfuro de hidrógeno en el aire.
En síntesis, dijo Pérez, se trata de crear un sistema de medición parecido a lo que se hace en Hidroituango donde se mide el caudal del río Cauca, los movimientos de la montaña y el nivel de la represa. En este caso se mediría la calidad del aire para tener unos parámetros diarios.
La estabilización genera olores perceptibles por la comunidad. Pero, hasta el momento, no tenemos reportes de salud crítico en las personas
Cortés, por su parte, precisó que este proceso de medición es bastante práctico: contó que los aparatos para estos trabajos son portátiles, lo que facilita la labor.
Con la certeza de que estos estudios deben hacerse, el vocero de EPM concluyó que en una semana se estarían dando los primeros reportes que permitan determinar si los niveles de sulfuro de hidrógeno son efectivamente nocivos para la salud.
Al final de la reunión, el gobernador concluyó que se buscarán los recursos que sean necesarios para llevar a cabo dichos estudios y que, con base en los resultados, se convocará a otro Consejo Departamental Ambiental.
Así es la planta
La planta de tratamiento de aguas residuales comenzó a operar el pasado 20 de octubre, luego de un sobrecosto de 70.000 millones de pesos y tres años de demoras. Su objetivo es que el río Medellín tenga las condiciones de oxígeno necesarias para contener vida. El proyecto también es conocido como la Planta Aguas Claras.
Además de la planta de tratamiento, también se construyó una planta de secado térmico, única en el país y que permite secar el biosólido (lodo) que se genera en el proceso de tratamiento de agua para reutilizarlo. El costo toal del proyecto fue de 1,6 billones de pesos.
Estamos hablando de una zona que tiene unas 200.000 personas alrededor, no podemos exponernos a un problema de salud pública
Una de las grandes novedades es que a partir de dicho biosólido también se produce al menos el 50 por ciento de la energía que la PTAR necesita para funcionar.
Según Adriana María Londoño, gerente de Proyecto de Aguas de EPM, esta planta es de gran importancia para el cuidado del río Medellín y garantiza un paso clave para que en el futuro se pueda recuperar su estado original de pureza y hábitat de vida.
Solo en ella será posible tratar el 50 por ciento de las aguas residuales, cifra que se suma al 25 por ciento que se trata en la Planta San Fernando, que opera desde el año 2000.
Para lograr un 100 por ciento de tratamiento, EPM ya está analizando opciones y adelantando estudios de factibilidad para construir una nueva planta en Barbosa, Copacabana o Girardota.
MEDELLÍN