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¿Por qué la eutanasia de Víctor Escobar marca un hito a nivel regional?

A las 7 de la noche del pasado viernes 7 de enero, Víctor Escobar, de 60 años, marcó la historia de Colombia al morir bajo su propia decisión y hacerlo público, aunque no padecía una enfermedad terminal.

Dos años de lucha jurídica fueron la antesala a este hecho, que lo llevó a descansar del respirador y las sondas a las que debía estar conectado por su enfermedad pulmonar crónica que no le permitía respirar por sí mismo.

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Hace 36 años, Escobar, transportador de profesión, sufrió un accidente que lo llevó a padecer 17 patologías, entre ellas una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Epoc), diabetes, parálisis parcial e hipertensión, hechos que lo obligaban a mantenerse en una silla de ruedas.

Antes de cumplir su voluntad y morir en una IPS de la capital del Valle del Cauca, Víctor Escobar envió un emotivo mensaje a través de un video que dejó grabado para los medios de comunicación.

“Gracias a todos los colombianos que de una u otra forma nos brindaron el apoyo, esa confianza de seguir adelante con nuestra lucha. Bendiciones y abrazos en general. Los quiero a todos muchísimo. Y no les digo adiós, sino un hasta luego. La vida no es comprada, poco a poco nos va llegando el turno a cada uno (…). Los quiero y los amo con toda mi alma”, reflexionó Escobar minutos antes de morir.

Escobar emprendió una batalla jurídica en cabeza de su abogado Luis Giraldo, quien estuvo comunicándoles a los medios las novedades del caso.

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En 1997, Colombia despenalizó la eutanasia, y en julio de 2021, la justicia amplió el “derecho a la muerte digna” para pacientes que no estén en fase terminal, lo que le permitió a Escobar cumplir su último deseo.

Sin embargo, pese a la decisión de esta última ampliación del ‘permiso para morir sin una enfermedad terminal’, en octubre del 2021 le volvieron a negar la eutanasia tras múltiples fallos en su contra. En ese momento, un comité del centro médico Imbanaco argumentó que la enfermedad de Escobar no se encontraba en fase terminal y “que no se han descartado todas las posibilidades de manejo para aliviar los síntomas”.

No obstante, gracias a un recurso judicial, el caso de Escobar fue revisado y un juez ordenó cumplir su voluntad.

“Agradezco a los que han estado pendientes de mi caso, pendientes de mi abogado Luis, les damos los más sinceros agradecimientos. Ellos fueron parte de esta lucha, de esta lucha que con Luis Giraldo a la cabeza se lograra el objetivo que a pacientes como yo, no terminales, sino pacientes degenerativos, llegáramos a ganar esta batalla, una batalla que abre las puertas para los pacientes que vienen atrás de mí y que en estos momentos desean una muerte digna”. Esas fueron las últimas palabras públicas de Escobar.

Su último día lo pasó en Cali, rodeado de su familia, conformada por sus cuatro hijos y su compañera sentimental desde hace 15 años, Diana Nieto.

El abogado Luis Giraldo Montenegro confirmó, en su cuenta de Twitter, la muerte de su representado: “Víctor acaba de lograrlo… Acaba de descansar del dolor. Dios tendrá misericordia de él… Eres un guerrero”.

Ya que nadie nos pregunta si queremos vivir, no nos nieguen el derecho a morir dignamente

“Se le estaba obligando a vivir en condiciones que no son dignas, contra su voluntad”, según explica a la AFP Mónica Giraldo, directora de la ONG Fundación Derecho a Morir Dignamente, quien agrega que tres pacientes no terminales ya accedieron a la eutanasia a raíz del fallo, pero Escobar es el primero que lo hace públicamente.

En sus palabras, Víctor no quería que lo vieran como un mártir del dolor, sino como un guerrero que llega al punto de enfrentar una decisión para no seguir viviendo entre sondas y respiradores artificiales. “Quiero que mi historia se conozca porque abre un hilo para que pacientes como yo, que somos pacientes degenerativos, tengan una puerta abierta a que puedan solicitar su descanso”, explicó Escobar a la AFP.

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Para el abogado de Escobar, esta “lucha no se ha cerrado porque el Ministerio de Salud no ha entregado la reglamentación para acceder a la eutanasia. Nos tocó obligar a quienes no querían aceptar su voluntad”.

Y agregó que Escobar le recordó la historia de la muerte de su abuelo, hace cinco años, y terminó siendo “como un hijo alcahueta para darle algunos momentos felices antes de su partida (…). Nos falta el humanismo, llevar más la contraria. Víctor mostró que el dolor no tiene escalas y solo él y su compañera Diana lo saben exactamente”.

El representante a la Cámara Juan Fernando Reyes Kuri, quien ha llevado en el Congreso el proyecto de la eutanasia, destaca que “Víctor siempre manifestó la importancia de regular la eutanasia ya que su proceso estuvo lleno de ‘tramititis’ y él no quiere que ningún colombiano pase por lo mismo. Víctor ahora es un referente en la lucha por las libertades. Su lucha sigue”, dijo el representante.

Y agregó: “Tuve el privilegio de conversar con él, su tranquilidad y valentía son de admirar. No me alegra que muera, pero sí que se cumpla su voluntad. Yo le prometí seguir en esta lucha, la de respetar las decisiones de cada quien que no afecten a los demás. Nadie, absolutamente nadie, debería pasar por tantos trámites para decidir sobre su propia vida. En nombre de Víctor Escobar, este camino apenas empieza”, dijo.

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Víctor Escobar, el paciente que luchó hasta conseguir su eutanasia, dejó dos lecciones: una, que se debe respetar el derecho a la muerte digna, y la segunda, al donar sus órganos, es que el mensaje esencial es el respeto a la vida. Por sus múltiples complicaciones, solo sus córneas serán los órganos que podrán ser utilizados por otro paciente.

La bandera que ostentaba era: “ya que nadie nos pregunta si queremos vivir, no nos nieguen el derecho a morir dignamente”.

El cuerpo de Escobar continuaba el pasado sábado en la clínica donde le fue aplicada la eutanasia, pero será trasladado a una funeraria y su familia espera velarlo en su casa. Este domingo  serán sus exequias. Será cremado.

El caso de Martha Sepúlveda

En octubre del año pasado, Martha Sepúlveda, de 51 años, hizo público su caso. La mujer iba a recibir la eutanasia en Medellín, aunque su enfermedad –una esclerosis múltiple– no era terminal.

Sin embargo, un día antes de su muerte asistida, el comité ético de la IPS decidió que no la realizaría al considerar que “no se cumple con el criterio de terminalidad como se había considerado en el primer comité”.

Sin embargo, tras varias luchas jurídicas, un juez determinó que la IPS debía realizarle la eutanasia.

Por decisión de la propia paciente, no se hizo pública la fecha de su muerte. Sin embargo, EL TIEMPO conoció que el procedimiento se llevó a cabo en la mañana del sábado 8 de enero, en Medellín.

NACIÓN 
*CON INFORMACIÓN DE EFE Y AFP

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