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Puesto contra minería ilegal de oro en Farallones de Cali sí se hará

En uno de los predios que la Alcaldía de Cali tiene en el corregimiento Los Andes sí se construirá un puesto de control y vigilancia para ayudar a contrarrestar la minería ilegal de oro, tanto en los Faralllones, como en otras áreas de la ladera de la ciudad.

La sola idea generó polémica y rechazo en 2017 de parte de algunos miembros, y líderes de la comunidad de la vereda Peñas Blancas y de otros sectores de Los Andes, cuando el Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente (Dagma) firmó un contrato por 1.491 millones de pesos, que luego se suspendió y en este 2019 se liquidó.

No obstante, el municipio ya sacó otra licitación.

De hecho, en el Dagma le confirmaron a EL TIEMPO que ya finalizó el proceso y se hizo una adjudicación. La primera tuvo como contratista a la señora Adriana Ochoa Ariza, contrato que se firmó el primero de agosto de 2017 para entregar la obra en el predio El Arbolito, en diciembre de ese año.

Pero tuvo que ser suspendido el 25 de octubre del mismo 2017 por las dudas de la gente.

Un año después fue reanudado. Los trabajos se retomaron a partir del 8 de noviembre del 2018 con acta de inicio. Sin embargo, el 5 de julio de este 2019 no había nada que hacer y el millonario contrato fue liquidado.

Pese a ello, el jefe del Área Protegida en Parques Nacionales Naturales y del parque Farallones de Cali, Jaime Alberto Celis, recibió recientemente una llamada del Dagma, a través de la cual, le informaron que sí habrá puesto de control y vigilancia por la misma necesidad de seguir contrarrestando la minería. También para garantizar la protección en los Farallones y en la ladera de Cali.

Esta vez, la adjudicación fue por alrededor de 1.900 millones de pesos, según el Dagma. En este momento, el proceso está bajo revisión y ajustes jurídicos.

El Arbolito, informó la Alcaldía, es uno de los sitios estratégicos para el control de la minería ilegal de oro en zona rural de Cali por quedar al lado de una de las principales vías que comunican el área urbana con lPeñas Blancas.

Allí, en Los Andes y con acceso al Alto del Buey, en El Socorro, está la zona donde se ha concentrado el mayor número de socavones en los últimos cinco años.
El jefe del Área Protegida de Farallones espera que las obras puedan avanzar esta vez y que se terminen antes de que finalice este 2019. En el Dagma aspiran a que concluyan en diciembre de este año.

Por el anterior contrato se lograron avances que no superaron el 3 por ciento de los trabajos, debido a la resistencia frente a esta iniciativa.

Líderes de Peñas Blancas y algunos que hacen parte del Comité de Planificación de Los Andes vienen insistiendo en que su temor por los trabajos, primero, obedece a la intervención de especies arbóreas, es decir, les inquieta que haya tala y otra afectación.

Además, les preocupa que los controles se extiendan a la producción agrícola que les genera su sustento diario. Temen, inclusive, que los mineros busquen otras áreas , generando más impactos y daños a sus mismos predios.

El jefe del Área Protegida en Farallones anotó que la propuesta también pretende que no solo sea un puesto de control, sino un lugar donde, a su vez, se haga investigación.
El funcionario de Parques Nacionales indicó que el año pasado, equipos a su cargo realizaron 224 recorridos para verificar si había socavones abiertos.

En 2017, se contabilizaron 218 visitas de delegados de Parques Nacionales Naturales y hasta mayo de este año ya iban 73. Estudios que justificaron la primera contratación arrojaron que “(…) Farallones enfrenta diversas problemáticas ambientales que van desde la ocupación ilegal, extracción de recursos hasta la explotación minera (…)”.

327 socavones con accesos de 421

El jefe del Área Protegida del Parque Nacional Natural Farallones reportó que de los 421 socavones detectados en 2016, en la zona de El Socorro, entre La Leonera y Pichindé, 36 tenían cierta actividad.

Los demás estaban abiertos, pero no se había ninguna persona.

El jefe Celis agregó que el año pasado, de los 421 socavones, 327 tenían acceso, pues la misma naturaleza se ha encargado de ir cerrando trochas, creadas por la mano del hombre. Otras de la zonas críticas en Farallones son San Pablo y La Candelaria.
Las 421 bocaminas en Socorro afectaron 676,1 hectáreas en la cuenca del río Cali. 

Se hallaron 18 bocaminas en vereda El Otoño, en cuenca del río Pance, en dos año.

Existen 3.869 metros cuadrados afectados en El Encanto, en Pance.

CALI.