Tras 19 años, Machuca, en Antioquia, no se recupera de la tragedia

Guillermo Ossa / EL TIEMPO

En Machuca, corregimiento de Segovia (Antioquia), los habitantes dormían tranquilamente cuando la tragedia llamó a la puerta. La noche del 18 de octubre de 1998, el Eln dinamitó un tramo del Oleoducto Colombia, muy cerca del pueblo.

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Esto provocó un gran incendio que dejó 84 personas muertas y más de 30 heridas, muchas de ellas niños.

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La fecha se quedó grabada en la memoria de casi todos los habitantes de Machuca, un corregimiento también conocido como Fraguas, en el nordeste de Antioquia.

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El pueblo rindió un homenaje a la memoria de las víctimas que fueron sepultadas en una gran fosa común, en ataúdes apilados uno tras otro, los días posteriores a la tragedia que partió en dos la vida del corregimiento.

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El pasado miércoles decenas de habitantes de Machuca marcharon por las calles estrechas y polvorientas del corregimiento, con pancartas y banderas blancas desde el colegio, luego de un acto de memoria para que las nuevas generaciones mantengan vigente la historia de su pueblo.

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En el cementerio de Machuca, una eucaristía selló la jornada de conmemoración. Pasado el mediodía, todos empezaron a dispersarse, rememorando lo ocurrido. Ese día se rompió la rutina del corregimiento.

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Después de la conmemoración, muchos de los sobrevivientes expresaron que se sienten abandonados y que no han recibido la reparación que les corresponde por los estragos que causaron la guerrilla y los paramilitares.

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Machuca es hoy un pueblo lleno de necesidades insatisfechas. Desde que se llega al corregimiento, se ve el deterioro de sus calles que se reducen a trochas con agua empantanada.

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El parque infantil solo tiene los esqueletos de los juegos, pero están tan deteriorados que no hay posibilidades de que los niños se diviertan allí.

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El pueblo de unos 3.000 habitantes tiene como símbolo de la tragedia el Barrio Nuevo, donde sus casas coloridas se erigieron donde el Eln dejó solo cenizas.