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Tras un año, aún no hay respuesta en casos de desaparecidos de Lebrija

Diana Solano Castañeda salió de su trabajo en la tarde del 1 de junio de 2017, fue a tomar el bus para su vereda desde la cabecera municipal de Lebrija, Santander, al sitio denominado La Loma, en el barrio Santa Bárbara. Esa fue la última vez que la vieron, desde entonces su paradero es una incógnita que todos los días está entre su familia y que las autoridades no han podido responder.

De Diana hoy no se sabe nada, ni de Gabriel Ignacio Pérez Martínez y Erwin Chacón Díaz, que desaparecieron 100 días después, el 11 de septiembre del mismo año, y casualmente en el mismo lugar. Para las autoridades, los dos casos son aislados por la diferencia de tiempo, pero no deja de generar zozobra entre sus familiares que la Fiscalía no maneje al menos una hipótesis de lo que pudo haber ocurrido.

Cesar Herrera Bernal, coordinador de la Asociación de Familiares de Detenidos – Desaparecidos, Asfaddes, afirma que en el departamento las cifras de desaparición no contrastan con la realidad, ya que “únicamente hay 1.400 víctimas registradas, pero la Asociación estima que en Santander solamente hay entre 5 mil y 6 mil víctimas directas de desaparición forzada”, señala el vocero.

En época de posconflicto tener tres casos de desaparición es motivo de alerta, según Herrera Bernal, quien afirma que “no podemos desestimar que esa cifra es poca, porque esto lo que traduce es que no se están tomando las medidas de no repetición del Acuerdo de Paz”.

El coordinador deduce que en municipios alejados han existido desapariciones, pero por falta de información los familiares no denuncian.

El mayor Edgar Andrés Narváez Solarte, comandante del Gaula en Santander, indicó que los casos de Lebrija están en investigación, y que por motivos de reserva no se pueden revelar detalles del estado del proceso.

Mientras tanto, María del Rosario Solano Castañeda, madre de Diana, mantiene la esperanza de ver regresar a su hija, quien le dejó una nieta de dos años y una constante zozobra que le surge al preguntarse dónde está. Tres hombres esperan que vuelva su única hermana, y guardan la esperanza de tener noticias de su paradero.

La cuajada y la leche desde hace un año ya no tienen quien las ofrezca, pues su comerciante, Gabriel Ignacio, se perdió hace un año y no ha regresado a realizar sus labores con las que se ganaba la vida. Mientras tanto su esposa, Marilyn Ortega, intenta sobrellevar el negocio para tener el sustento de sus tres hijos.

BUCARAMANGA​