Inicio Colombia Vale la pena llegar transpirado al trabajo, si lo hace en bicicleta

Vale la pena llegar transpirado al trabajo, si lo hace en bicicleta

Todos los días, camino al trabajo, María Isabel Gómez da pedalazos que reciben su recompensa. A las 7 de la mañana sale de su casa en el barrio Laureles, cerca al colegio Bethlemitas, con rumbo a la Alpujarra. Antes de salir, configura una aplicación en su teléfono móvil que cuenta el tiempo del recorrido que hace en su bicicleta y la distancia recorrida.

Subida en su cicla eléctrica, toma la avenida Bolivariana, en donde tiene que esquivar a impertinentes peatones que, teniendo andén por donde caminar, se meten en la ciclorruta y obligan a que ciclistas como María Isabel tengan que zigzaguear con destreza para no caerse.

Esa es la aplicación que, día tras día, María Isabel utiliza para dirigirse al centro administrativo. “Yo la pongo cuando salgo de la casa y la apago cuando llego acá, a la Alpujarra. En este momento he hecho 63 viajes, es decir, ya tengo derecho a dos días libres”, explica María Isabel.

Un total de 16 sedes administrativas de la alcaldía han hecho adecuaciones para parqueaderos de bicicletas.

Foto:

Esneyder Gutiérrez / Para EL TIEMPO

La aplicación va registrando los viajes hechos por los empleados. Por cada 30 veces que vayan al trabajo en sus bicicletas, los funcionarios tienen derecho a un día libre. Según datos de la alcaldía, más de 50 funcionarios se han sumado a esta iniciativa. Hasta el mes pasado habían hecho más de 1.300 trayectos en sus bicicletas y la aplicación había sido descargada unas 150 veces.

Para Daniel Carvahlo, concejal de Medellín y promotor del uso de la bicicleta, estas iniciativas deben ser bien recibidas en la ciudad. “Muchas personas no utilizan la bicicleta porque no la conocen. Cuando lo hacen una vez, se dan cuenta de que es mucho más práctico, económico y divertido de lo que se imaginaban. Espero que este tipo de incentivos se multipliquen en el sector privado”, agrega.

La experiencia de María Isabel refuerza la idea de Carvahlo según la cual antes se venía en bus, pero “los tacos me la volaban”. Entonces, quería hacer algo por la calidad del aire y empezó a buscar bicicletas. “Me daba miedo al principio, pero luego me di cuenta de lo fácil que es”, dice.

María Isabel cuenta, con satisfacción, que cuando iba en bus al trabajo se gastaba 80.000 pesos mensuales en pasajes. Ahora, la carga de su cicla eléctrica, que se hace una vez por semana, le representa un gasto de 600 pesos en la factura de la luz. Su bicicleta, dice, le da más impulso al pedalear.

El uso de la bicicleta, de manera indirecta, ayuda a mejorar el ambiente laboral: la gente se une en torno a ellas y arma planes para salir a montar

Sebastián Mattos, vocero del colectivo de ciclistas Bellocicletas, opina que la iniciativa de la alcaldía es consecuencia de la ley 1811 de 2016, que busca generar incentivos para el uso de la bicicleta en el territorio nacional:

“En uno de los artículos de la ley se hace referencia a que todos los entes gubernamentales deben generar incentivos para que sus empleados vayan en bicicleta al trabajo. No es que sea una iniciativa de la alcaldía, sino que desde ya esta adopta uno de los apartados de la ley”, afirma Mattos.

El artículo al que se refiere miembro de Bellocicletas es el número 5 de dicha ley. Allí se estipula que debe darse medio día libre a los funcionarios que cumplan 30 viajes, como María Isabel.

En el sector privado:

Las empresas privadas tampoco pueden quedarse por fuera de estas iniciativas de movilidad sostenible. El decreto 1379 de 2017 exigió a las organizaciones públicas y privadas que estén en jurisdicción del área metropolitana, y que tengan más de 250 trabajadores, a que desarrollen planes empresariales de movilidad sostenible (MES).

Es decir, deben procurar que los desplazamientos de sus empleados impacten lo menos posible la calidad del aire. La bicicleta se convierte, entonces, en la estrategia perfecta para contribuir a la movilidad sostenible.

Carlos Viviescaz, director ejecutivo de ProSur, organización que agrupa a varias empresas del sur del valle de Aburrá, dice que las compañías privadas están comprometidas con el incentivo de la bicicleta. Su organización trabaja de la mano en la creación de estos planes de movilidad con empresas como el Éxito, Colorquímica y Comfenalco, entre otras. Además, explica que los privados están dando bonos, souvenires, días libres o accesorios para bicicletas a quienes las usen.

Pero Viviescaz piensa que la bicicleta tiene beneficios más allá de lo ambiental. Además de ser una solución potente, porque no emite gases, generando un beneficio para el medio ambiente, produce también beneficios emocionales en las personas.
“La gente se hace más amiga, arman planes para salir a montar juntos y termina mejorando de manera indirecta el clima laboral”, explica.

MIGUEL OSORIO MONTOYA
Para EL TIEMPO
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@MiguelOsorioMon