Venezolanos siguen llegando sin cesar a frontera con Ecuador

A menos de 48 horas de que entre en vigencia la decisión adoptada por el Gobierno del Ecuador de exigir la visa a los ciudadanos venezolanos que quieran ingresar a su territorio, en la frontera de Rumichaca aumenta paulatinamente el arribo de migrantes y el drama y la angustia para ellos es aún mayor.

El estado de calamidad pública que declaró a partir del viernes la Alcaldía Municipal de Ipiales (Nariño) mantiene en estado de alerta a las autoridades locales, ante una posible emergencia sanitaria y no descartan tampoco brotes de inseguridad en la zona limítrofe con el vecino país.

Hasta las altas horas de la noche del viernes estuvieron reunidos los representantes del Gobierno Nacional, Administración municipal y Organismos de Cooperación Internacional, con el fin de adoptas medidas que permitan mitigar la situación de emergencia que se pueda registrar como consecuencia de la llegada masiva de venezolanos al Puente Internacional de Rumichaca.

En la reunión hizo presencia el director de Integración y Desarrollo Fronterizo, Víctor Bautista, quien solicitó a las distintas entidades del Gobierno mantener la prudencia y la calma en cuanto al tratamiento efectivo a los migrantes.

Sin embargo, este sábado al despertar los habitantes de Ipiales se encontraron con la desagradable noticia de que en varios barrios no hay servicio de agua, al parecer por un daño en la bocatoma, lo que significa un gran inconveniente en la atención a los venezolanos que desde la semana anterior empezaron a llegar a la frontera sur de Colombia.

Mercedes Rodríguez es una madre que llegó hace tres días a la frontera acompañada de su hija de solo dos años de edad, a la espera de tramitar la visa para ingresar a territorio ecuatoriano.

“En Venezuela no tenemos ni que comer, si estamos aquí es por pura necesidad y para sobrevivir”, dijo la angustiada mujer que solo les pide a las autoridades de Migración agilidad y responsabilidad en la atención.

Como ella otros 5.000 venezolanos presurosos hacen fila en las afueras de la Oficina de Migración y esperan con verdadero anhelo poder lograr el documento exigido por el Gobierno Ecuatoriano.

“Para sacar en Venezuela una visa no es posible, por lo menos hay que esperar 15 días y hasta más y eso si está con suerte”, declaró Jorge Méndez, quien llegó desde la ciudad de Cali donde estaba trabajando como mesero en un restaurante hace dos meses y había planeado viajar hasta el Perú en un mes.

Ni el frío, ni la lluvia, ni el hambre golpea a cientos de venezolanos en Ipiales, ciudad donde en las noches y las madrugadas la temperaturas llega a bajar a los 10 grados y hasta menos.

Para Wilfredo Gómez, un comerciante venezolano que hace 5 meses se encuentra en Pasto trabajando en un taller de mecánica, el drama que viven ahora sus compatriotas es muy triste y delicado; “estamos aquí muy angustiados, no sabemos qué nos va a pasar, nuestro futuro y el de nuestras familias es muy incierto”, dijo y se toma un tinto muy caliente y se abriga con una pesada cobija para enfrentar el intenso frío que por esta época se registra en la zona fronteriza.

Con tres maletas su esposa y dos hijos Miguel Torres también buscan que el Gobierno del Ecuador le otorgue la visa para trabajar en ese país. “Aquí estamos con mi familia aguantando hambre y esperando que nuestra situación cambie un poco porque en Venezuela todo se acabó para nosotros”, indicó.

En 3 camiones procedentes del interior del país llegaron esta mañana a la frontera alrededor de 30 venezolanos, que solo quieren gestionar la visa que les permita llegar al Ecuador y a otros países del sur del continente.