Un comando de hombres armados llegó, el pasado viernes, a la vereda Brazo Izquierdo en San José de Uré, Córdoba, y ordenaron a los pobladores a salir de sus casas. Reunieron al pueblo y en presencia de todos asesinaron a Jader Polo y Manuel Pertuz, de 24 años.
Los armados advirtieron a los pobladores, denunció la asociación campesina del departamento, que si el Ejército llegaba al lugar tras su partida regresarían y acribillarían a todos. Una vez cometido los crímenes, pintaron paredes del pueblo con las siglas Bloque AGC ( Autodefensas Gaitanistas de Córdoba). En la zona son conocidos como ‘Caparrapos’.
Manuel Pertuz era seminarista de la Diócesis de Montelíbano, mientras que Jader Polo era mototaxista. Ese mismo grupo de hombres arribó después al caserío Batatalito y asesinaron al joven Luis Velásquez. Las víctimas eran integrantes del programa de sustitución de cultivos ilícitos en Córdoba.
La confirmación de las muertes y su pertenencia al programa de erradicación la hizo la Asociación de Campesinos del Sur de Córdoba (Ascsucor), que a través de un comunicad reveló detalles de lo ocurrido en esa población apartada de Córdoba.
«Sacaron forzosamente a todas las familias que viven en la zona céntrica del corregimiento, apuntando con sus armas a los civiles, sin importar si eran niños, adultos mayores, personas en discapacidad o mujeres en embarazo», señala Ascsucor.Y advierte que «delante de la comunidad los asesinaron con cruel sevicia, y en su retiro advirtieron que si el Ejército subía hasta el corregimiento regresaban para masacrarlos».
Sacaron forzosamente a todas las familias que viven en la zona céntrica del corregimiento
Sobre los hechos, se conoció que la Policía y el Ejército coordinaban la puesta en marcha de un plan especial de persecución del grupo armado.
El ataque ocurrió un día después que se diera el cambio de mando del Comando de la Décima Primera Brigada del Ejército, responsable de la seguridad en esa jurisdicción de Córdoba. El cargo lo dejó el coronel Gabriel Marín Peñaloza, quien no habría podido controlar el avance y crecimiento de los grupos ilegales en el sur del departamento, donde la ola de asesinatos y desplazamiento de campesinos desbordaron los límites de inseguridad.
En su reemplazo llegó el también coronel Augusto Lemus Osorio, a quien compete detener el poderío que han impuesto las bandas criminales como Clan del Golfo y ‘Caparrapos’ en la jurisdicción de Córdoba y el Bajo Cauca Antioqueño.
GUDILFREDO AVENDAÑO
Para EL TIEMPO
MONTERÍA
