Doruk ha conseguido sacar el lado más humano de Nezir, el más cariñoso. Incluso, el más paternal. Poco a poco, se ha ido ganando el corazón del hombre que, sin que el pequeño lo sepa, pretende matar a su padre, a Sarp.
Nezir está recuperando con Doruk las sensaciones y el amor que sentía por Mert. Más allá de su crueldad, existe el dolor de un padre que perdió a su hijo.
Quizá por eso, Doruk ha visto su tristeza, a la que intenta ponerle remedio con sus gestos de cariño. Y el último logra conmover especialmente a Nezir. Ya había pedido un coletero para cuando se deje el pelo largo como él. Ahora también ha querido imitar sus tatuajes.
