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Eurovisión 2019: Hatari, representantes de Islandia, manda un mensaje de apoyo a Palestina

*En elaboración*

El grupo Hatari, representante de Islandia en el Festival de Eurovisión 2019, ha sido una de las puestas en escena más excéntricas del certamen. Y es que esta banda tiene una estética muy peculiar que se acerca bastante a una temática BDSM, destacando sobre todo la cantidad de cuero que lucen en sus actuaciones. Además de esto, el grupo se ha definido en más de una ocasión como anticapitalista, por lo que el hecho de celebrar el certamen de Eurovisión 2019 en Israel, seguramente no era algo con lo que estuvieran muy contentos.

Hatari, representante de Islandia, en Eurovisión 2019

Hatari, representante de Islandia, en Eurovisión 2019

Así pues, a pesar de que en la actuación representando a Islandia, Hatari no ha mostrado ningún símbolo político, la banda sí lo ha hecho durante el resto de la Gran Final de Eurovisión 2019. Su forma de manifestar esta reivindicación ha sido aprovechar las conexiones que se realizan durante el certamen con la Green Room, el lugar donde se encuentran todas las delegaciones durante las votaciones, para enseñar banderas de Palestina.

Además de la bandera de Palestina, el grupo que ha representado a Islandia en el Festival de Eurovision 2019, también ha mostrado las banderas del orgullo LGTB junto con la bandera Trans, demostrando así también el apoyo a estos colectivos. Aun así, la reivindicación por parte de la banda Hatari no ha sido el único mensaje político que se ha lanzado desde el certamen.

Madonna y su mensaje

Antes de que Hatari tuviera la oportunidad de enseñar esas banderas palestinas desde la Green Room, otra persona había lanzado también un mensaje reivindicativo. La cantante Madonna, quien interpretó «Like a Prayer» y «Future» junto al rapero Quavo, también quiso plasmar el apoyo hacia el pueblo palestino haciendo que algunos de sus bailarines llevasen la bandera de Palestina a sus espaldas. Justo antes de terminar la actuación y gritar: «Wake up!», dos de sus bailarines, uno con la bandera de Israel y otro con la bandera de Palestina, juntaban sus brazos formando un infinito.