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Javier Capitán: ‘El efecto multiplicador de las redes sociales con ‘El informal’ hubiera sido tremendo’

Javier Capitán vuelve a Mediaset 17 años después de ‘El informal‘. El presentador del mítico programa de Telecinco aterriza ahora en FDF con mucho humor. Como voz de ‘¡Toma salami!‘, irá repasando momentos inolvidables de series de Mediaset como ‘Médico de familia‘, ‘Siete vidas‘, ‘Los Serrano‘ y ‘Aída‘; y programas como ‘Gran Hermano‘ y, por supuesto, ‘El Informal’. En una entrevista a FormulaTV, Capitán nos da las claves de este nuevo formato y el porqué de su ubicación en Factoría de Ficción.

Javier Capitán, la voz de '¡Toma salami!'

Javier Capitán, la voz de ‘¡Toma salami!’

Además, el presentador recuerda el increíble éxito de ‘El informal’ entre 1998 y 2002, elucubra sobre el impacto que podría haber tenido un programa así hoy en día, con las redes sociales como instrumento de propagación en lugar del boca a boca, y confiesa que estaría encantado de protagonizar un «revival» con los Florentino Fernández, Patricia Conde, Miki Nadal y Felisuco.

¿Con qué se van a encontrar los espectadores en ‘¡Toma salami!’, el nuevo programa de Factoría de Ficción?

Se van a encontrar con un repaso en un tono muy desenfadado de lo que ha pasado en los programas de Telecinco, de Mediaset, en estos casi 30 años de historia. Es repasar lo que ha sucedido en los programas, ilustrarlo con cierto toque de humor y con un contrapunto de reacciones de personajes de la cadena. Cada capítulo se estructura en torno a un tema, un presentador o gente con talento. Cada día se trata un una temática para darle una cierta coherencia, como «¡Madre mía, tierra trágame!», «Dúos inolvidables», «Reporteros en acción», «El amor está en el aire»….

¿Cómo llega a ti este proyecto?

Me llega a través de la productora, de Mandarina. Me comentan el tema y me parecía un programa que podía tener un toque divertido. Nos pusimos rápido de acuerdo y nos lanzamos a hacerlo.

¿Se barajaron otros títulos con alguna frase mítica de Telecinco?

A mí me llamaron ya con el título muy claro y con la estructura muy clara; eso ya lo habían cerrado ellos.

¿Crees que sería posible ver un programa de este tipo en Telecinco?

Sí, yo creo que son programas que tienen cabida en cualquier espacio. De hecho, estamos viendo en otras cadenas generalistas programas que tienen que ver también con su historia, con el repaso de sus programas. Tienen la facilidad de que puedes entrar en cualquier momento, por ejemplo tú entras en el minuto cinco y da igual porque enseguida pasa algo nuevo y es de fácil seguimiento; generalmente te dan buen rollo. Creo que está en FDF porque efectivamente vemos programas de una intención parecida en otras cadenas y funcionan.

Ahora la política se hace con titulares y no con argumentos

Supone tu regreso a Mediaset 17 años después del adiós de ‘El informal’. ¿Qué recuerdo guardas de aquella etapa? ¿Qué impacto crees que tendría ‘El informal’ hoy en día?

El recuerdo que guardo de ‘El informal’ es magnífico por el grupo de gente que logramos reunir. Yo siempre hago una especial referencia a nuestro equipo de guionistas, redactores, documentalistas y gente de producción porque tenían una labor importantísima y no solo los que salíamos en pantalla. Creo que reunimos un equipo excepcional con una capacidad de inventar difícilmente comparable. Y la verdad es que dirigir aquel programa fue un reto maravilloso y lo disfruté mucho a pesar de lo muchísimo que trabajábamos, que eso sí es verdad, era una auténtica paliza. Siempre hago la reflexión de: «¿qué hubiera sido de ‘El informal’ si en esos años hubiesen existido las redes sociales?». Nosotros creo que estábamos en la red social de la conversación de la gente. Yo creo que el efecto multiplicador que hubiera podido tener con los recursos que tenemos hoy en día seguramente hubiera sido tremendo. Y creo también que ‘El informal’ era un programa que apostaba por unos formatos que hoy consumimos mucho. Los vídeos de dos minutos, dos minutos y pico que triunfan en la red, pues eran una característica del programa. También estamos ante un clima social un poco distinto, hemos pasado por una crisis muy dura, tenemos un discurso político bastante empobrecido, la política se hace con titulares y no con argumentos. Creo que es un momento diferente pero para hacer humor sobre lo que pasa creo que siempre hay sitio. Supongo que siempre hay sitio para un programa que ironiza sobre lo que sucede.

¿Con qué momento o doblaje de ‘El informal’ te quedarías o incluirías en ‘¡Toma Salami!’?

Hay una sección que duró poquito porque ya fue al final que me parecía una auténtica genialidad. Se llamaba ‘Churras con merinas’. Angel Ayllón, el guionista que inventó esa sección, ponía a bailar a Travolta del Fary y parecía que efectivamente estaba bailando a El Fary. Las «falsas tomas falsas» siempre me parecieron un puntazo y de hecho sigue apareciendo mucho en internet. También las pifias mentales, donde recogíamos todas las gilipolleces que dice la gente cuando le ponen un micrófono. Un trabajo que hay que agradecer y admirar al equipo de guion porque era su creatividad la que lo generaba. Nuestro único mérito era crear el clima para que la creatividad pudiera florecer.

Me sorprende la capacidad insospechadamente alta que tiene la gente de ofenderse

Con el humor ácido que empleabais, y el clima de crispación de hoy en día, ¿crees que recibiría más criticas o presiones ahora que entonces?

Con que haya una presión ya tendríamos más presiones, porque en su día tuvimos muy pocas. Ahora me sorprende la capacidad insospechadamente alta que tiene la gente de ofenderse; nos ofendemos por todo, cualquier cosa parece una falta de respeto que va a acabar con nuestra sociedad. Las cosas son mucho menos graves de lo que nos hacen ver algunos y lo que hace falta es un poquito más de tolerancia y, sobre todo, de capacidad de entender que lo que dice el otro a lo mejor no es una gilipollez tan grande. Puede que en algo tenga razón y que lo que digo yo no sea cierto al cien por cien, que a lo mejor me equivoque. Eso ya no existe y aboca a que el diálogo sea casi imposible.

¿El humor debe tener límites?

Para mí hay un terreno en el que me siento incómodo con el humor, y es una cuestión personal, que es todo aquello que tenga que ver con la violencia. Sobre esos temas o sucesos con la violencia como protagonista me cuesta hacer humor. Creo que es uno de esos límites que yo me pongo pero porque no le veo la gracia. Otros tendrán otros límites o creerán que no debe haber ninguno. Ese es el que yo me pongo.

¿Os habéis planteado un reencuentro o programa especial de ‘El informal’ con Florentino Fernández, Inma del Moral, Felisuco y compañía?

A mí juntarnos para un especial me haría mucha gracia. Juntarnos para hacer una especie de revival de lo que fue el programa estaría bien. Ya plantearte volver a hacer ‘El informal’… creo que habría que pensar en un programa con otras bases. Es un programa que tuvo tanta fuerza y que tiene tanto recuerdo que seguramente intentar hacer lo mismo sería muy difícil y lo más probable es que acabaras defraudándote a ti mismo y a los espectadores. Ahora, un programa que analice la actualidad desde el punto de vista del humor con ironía y con crítica, siempre sigue teniendo sentido.

Para plantearse volver a hacer ‘El informal’ habría que pensar en otras bases

Alguna significación política, como monólogos en mítines de Ciudadanos, te ha costado críticas? ¿O no ha interferido en tu trabajo?

Me ha llamado alguna vez Ciudadanos, para campaña de las elecciones catalanas hace años, y fui allí e hice una cuchufleta sacando personajes y la verdad es que me lo pasé bien. Luego cuando he trabajado en la radio pública, a pesar de algún partido me ha pedido alguna colaboración, he dicho que no porque entiendo que debes mantener una cierta prudencia en tus pronunciamientos públicos sobre este tema. Obviamente en Twitter haces comentarios a título particular. En política hay momentos en los que te piden algo y lo haces y otros que no. Creo que estamos en un momento en el que apetece poco meterse en ese debate, que creo que está muy empobrecido, y además porque las consecuencias públicas de cualquier opinión empiezan a ser de… eres un traidor, eres un fascista, eres un rojo… Yo creía que esto estaba superado, creía que nuestra transición había servido para superar esto y está volviendo una descalificación del contrario a unos niveles que no nos hacen ningún bien como sociedad, sobre todo que nos empobrecen mucho. La gente sigue en las redes a los que piensan como ellos y se retroalimentan en sus opiniones. Es muy sano escuchar a los que opinan escuchar a los que opinan distinto que tú. El arte de la escucha se está perdiendo.