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Paco Lobatón: ‘Lo peor de cubrir Alcassér fue la precipitación, con la herida aún sangrante de los crímenes’

Los estragos del triple crimen de Alcassér se notan más de 25 años después de esa fatídica noche de noviembre de 1992. Ya no solo el shock de la brutalidad del secuestro, violación y asesinato de Miriam, Toñi y Desirée, sino la cátedra que sentó su tratamiento mediático. A raíz del documental de Nétflix ‘El caso Alcassér‘, el país ha revisionado de nuevo los mismos programas que vieron hace más de cuarto de siglo y, ahora, lo ha hecho con otros ojos, con los de la crítica al morbo y a la espectaculización, con la mirada culpable de saber que participaron en el nacimiento del amarillismo en nuestro país.

Paco Lobatón, en 'El caso Alcàsser'

Paco Lobatón, en ‘El caso Alcàsser’

El primer capítulo del documental centra su trama en la cobertura que se hizo desde dos programas insignia de la época: «De tú a tú», de Nieves Herrero, y «Quién sabe dónde», de Paco Lobatón. Este último, que sí ha participado en la serie de Netflix, ha concedido también una entrevista para El País en la que reflexiona sobre todo ello. Él lo tiene claro, «lo peor fue la precipitación a la hora de recabar datos y análisis, sin tiempo para que los ánimos se sosegaran, con la herida aún sangrante de los crímenes«.

«Quién sabe dónde» era un programa centrado en localizar personas desaparecidas y, como tal, era inevitable que no tratasen la de Miriam, Toñi y Desirée. Esto es algo que Lobatón señala con interés: «La cobertura que hicimos el día D debe entenderse como la continuación lógica, y en parte obligada, del seguimiento que se le hizo desde el principio a la contribución activa a la búsqueda que el programa propició». No obstante, matizar este aspecto no le impide la autocrítica: «Asumo en primera persona toda la responsabilidad«.

El periodista también se atreve a lanzar una crítica a otros programas y la centra, concretamente en las privadas, sobre todo Antena 3: «Se dejaron llevar por una necesidad imperiosa de superar sus propias cotas de audiencia«. Para el presentador «se sobrepasaron límites desde casi todas las perspectivas», pero culpa de ello a que no existía una «conciencia previa sobre los límites, y sí una exaltación de la inmediatez, del directo, de las primicias». Ahora, reconoce, que fruto de ello se calló en el morbo, espectacularización, amarillismo, en «dosis que hacen palidecer lo que hoy llamamos fake news».