Inicio Comunicación ¿Periodismo de investigación?

¿Periodismo de investigación?

Esto de los «Papeles de Panamá» está resultando muy entretenido. Una vez más (y van…) se demuestra que el llamado «periodismo de investigación» consiste en que una fuente interesada le ponga al periodista encima de la mesa unos documentos y después quien recibe esos papeles los vaya dosificando en su publicación. En el caso que nos ocupa es igual Imanol Arias que Vladímir Putin, David Cameron que Demetrio Carceller o la Infanta Doña Pilar que el Rey de Arabia Saudí.

A mí me parece un poco raro que en sistemas como el saudí, donde la Familia Real tiene sobre el país un régimen casi de propiedad privada, el Monarca vaya a evadir impuestos, porque eso equivaldría a estafarse a sí mismo. Pues nada, él ya ha sido incluido en la lista de los que defraudan al fisco. Y por no irnos tan lejos, está el mentado caso de la Infanta Doña Pilar, a la que de inmediato se la ha señalado como una evasora fiscal. Para empezar -y esto se aplica a todos los nombres que han salido en esta lista-, los bufetes que montan sociedades con ese fin empiezan por ofrecerte nombres de paja para que no se pueda identificar de ninguna manera a la verdadera propiedad de esa estructura. Y Doña Pilar y su marido nunca ocultaron quiénes eran los propietarios de la sociedad.

La explicación de las circunstancias que llevaron a Luis Gómez-Acebo y a Doña Pilar a tomar el control de la sociedad -creada anteriormente por un amigo- ha sido cuestionada por algunas personas estos días, poniendo en duda que ellos fuesen alguna vez objetivo de ETA. Tengo ante mí seis páginas de la revista del Grupo Z «Tiempo», de fecha 17 de octubre de 1994, cuando era su director José Oneto. El reportaje firmado por Carlos Fonseca y Jordi Gordon tiene los siguientes título y subtítulo: «El secuestro de la familia del Rey. Documentos inéditos de la policía política de Franco». Y pasa a contarse cómo aquel verano de 1974 ETA intentó secuestrar simultáneamente a Don Juan en Montecarlo y a la Infanta y su marido en Zarauz, donde pasaban la canícula.


La historia está relatada con todo el detalle de quien tiene acceso a unos documentos policiales en los que intenta reconstruirse cómo se produjo la amenaza y qué medidas hubo que tomar para proteger a unas personas cuyo secuestro hubiera complicado muy mucho el futuro político de Don Juan Carlos. Se narra cómo Don Juan vio aparecer en el Giralda al famoso comisario Conesa quien llegó a señalarle el barco en el que estaban los etarras que pretendían raptarle, y el Conde de Barcelona los vio uno a uno con sus prismáticos. Y en el caso de Doña Pilar y su marido, se identificó un comando con seis terroristas entre los que estaba Jesús Zugarramurdi, que el año anterior había encabezado el grupo que asesinó al almirante Carrero Blanco, presidente del Gobierno.

A partir de ahí Luis Gómez-Acebo creyó prudente intentar tener actividad empresarial fuera de España. Y así toma el control de la sociedad en un tiempo en que esa firma simplemente no tenía que tributar en España, sino en el país en el que operase. Que esencialmente fue en Estados Unidos, más concretamente en Houston (Texas). Y con muy poco éxito, por cierto.