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Sarp duerme junto a Piril. De repente, la puerta de su habitación se abre, alguien entra y se tumba a su lado en la cama. Cuando él abre los ojos, no da crédito: es Bahar.
Puede verla, sentirla, acariciarla. Es lo que su corazón tanto desea, a pesar de creer que está muerta. Pero Bahar le transmite un mensaje en ese sueño, unas palabras que cambiarán el destino de Sarp.