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Con Iván al borde de la muerte, Alma no tiene más remedio que confesar ante Luis las terapias que ha empleado en el CIM. Sin decirle que los niños robados son su única salvación, Alma le cuenta el proceso que ha llevado a cabo para lograr una buena respuesta en personas infectadas.
“Yo descubrí personas que podían convertirse en vacunas”, asegura Alma. La mujer ha comparado su labor a la realizada en la Expedición Balmis con los niños que llevaron la vacuna de la viruela a América.
