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Ussía señala a Rivera como 'la calentorra' de la política; calentó a Sánchez y ahora a Rajoy, pero al final nada

Le ha pasado a Albert Rivera lo que le podía pasar, que el resto de líderes, despechados por su ‘no’, le colocan en la diana. La bestial confesión de Moncloa a Del Pozo: «Sánchez y Rivera van de culo».

Y mientras tanto los periodistas le responsabilizan de buena parte del bloqueo actual. El feroz ataque de Carlos Dávila a Rivera: «Da pena, es un inmaduro y un procaz».

Entre ellos el columnista de La Razón, Alfonso Ussía, que este 26 de julio de 2016 va más allá y encuentra en el líder de Ciudadanos una figura prototípica que no va a gustar nada en los barrios feministas. Ussía dice que Rivera es la ‘calentorra’ de la política española, porque tras el 20D ‘calentó’ a Pedro Sánchez y ahora ‘ha calentado’ a Rajoy, dado que «en principio no, puede ser sí, y lo más probable es mi silencio».

Así lo escribe Ussía en la contraportada de La Razón en Calentorras:

Albert Rivera, por poner un ejemplo, es la calentorra de la actualidad. Le calentó a Pedro Sánchez, y cuando Sánchez, que es tan elemental como lo fuimos los jóvenes en mis tiempos, se creyó que había logrado la gran conquista, se llevó el tortazo en la mejilla. «Si me quieres no puedes seguir coqueteando con el de las coletas; lo malo es que si no metemos en la pandila al coletas, nuestro amor no sirve para nada».

Y se quedó sin amor, el despacho de La Moncloa, y lo que es peor, para siempre y por culpa de la calentorra, que por esta vez, tenía razón.

Tras las nuevas elecciones del 26J, según Ussía en esta ocasión la «caleintapo…» se fijó en Mariano Rajoy. Alfonso Rojo: «Albert Rivera no puede hacer el Don Tancredo, tiene que saltar al ruedo del Gobierno»:

Después de las elecciones de junio, fue Rajoy el que llamó con especial interés a la calentorra. «En principio no, puede ser así, y lo más probable es mi silencio».

Rajoy y la calentorra mantienen desde hace días «llamadas de aproximación», y no pasan de ahí. Ciudadanos se hace fuerte en su decisión. «Si mis padres supieran que me acuesto contigo, me echan de casa. Pero yo también deseo aproximarme sin que me toques. Si aceptas no intentar nada conmigo que vaya más lejos del beso en la frente, te garantizo mi silencio, pero no puedo darte el sí, porque lo que me pide el cuerpo es darte el no, y me gusta lo que me ofreces pero estás casado y lo nuestro se rompería.