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Anomalía magnética en Nuevo México revela una firma invisible de impactos de meteoritos

El magnetismo en esta zona nunca volvió a su estado normal tras el impacto.

Cuando una roca espacial llega a chocar contra la Tierra crea conos rotos, cráteres de impacto y otras señales reveladoras de un meteorito. Es un proceso geológico intenso, con altas temperaturas, altas presiones y altas velocidades de partículas.

Una de las cosas que sucede durante este intenso proceso es que el impacto forma plasma, un tipo de gas en el que los átomos se rompen en electrones e iones positivos.

«Cuando tienes un impacto, es a una velocidad tremenda», explica el geólogo Gunther Kletetschka de la Universidad de Alaska Fairbanks. «Y tan pronto como hay un contacto a esa velocidad, hay un cambio de la energía cinética en calor, vapor y plasma. Mucha gente entiende que hay calor, tal vez algo de fusión y evaporación, pero la gente no sabe sobre el plasma».

Crédito: Marc Ward.

Lo que el equipo de la universidad descubrió fue que todo ese plasma hizo algo extraño con el magnetismo de las rocas que componen la estructura de impacto Santa Fe, en la Sierra de la Sangre de Cristo, Nuevo México. Este remanente del impacto de un bólido hace unos 1.500 millones de años presenta una anomalía magnética.

Onda de choque

A medida que el sedimento de la Tierra se asentaba gradualmente después de ser depositado, los diminutos granos de metales magnéticos que contenía se alineaban a lo largo de las líneas del campo magnético del planeta. Estos granos luego permanecen atrapados en sus orientaciones dentro de la roca solidificada.

Sin embargo, cuando ocurre una onda de choque, como en el impacto de un meteorito, hay una pérdida de magnetismo, ya que los granos magnéticos reciben una buena explosión de energía.

«La onda de choque proporciona energía que excede la energía (> 1 GPa para magnetita> 50 GPa para hematita) requerida para bloquear la remanencia magnética dentro de los granos magnéticos individuales», escriben los investigadores en un nuevo estudio.

Zona de donde se obtuvieron las muestras en el reciente estudio.

Normalmente, la onda de choque pasaría y las rocas volverían a su nivel original de magnetismo casi de inmediato. Pero como el equipo encontró en la estructura de impacto de Santa Fe, el magnetismo nunca volvió a su estado normal.

En cambio, sugieren, el plasma creó un «escudo magnético» que mantuvo los granos en su estado comprimido, y simplemente se orientaron al azar. Esto provocó que la intensidad magnética cayera al 0,1 por ciento del nivel de saturación de la roca, una reducción de 10 veces del nivel natural.

Blindaje magnético

«Presentamos un soporte para un mecanismo recientemente propuesto donde la apariencia de la onda de choque puede generar un blindaje magnético que permite mantener los granos magnéticos en un estado superparamagnético poco después de la exposición del choque, y deja los granos magnetizados individuales en orientaciones aleatorias, reduciendo significativamente el intensidad magnética general», señala el equipo.

«Nuestros datos no solo aclaran cómo un proceso de impacto permite una reducción de la paleointensidad magnética, sino que también inspiran una nueva dirección de esfuerzo para estudiar los sitios de impacto, utilizando la reducción de la paleointensidad como un nuevo agente de impacto», añaden.

Es de esperar que este hallazgo signifique que los científicos tengan otra herramienta en su haber cuando se trata de encontrar sitios de impacto, incluso aquellos que no tienen los signos delatores normales, como conos rotos o cráteres.

La investigación se ha publicado en Scientific Reports.

Fuente: SciAl. Edición: MP.