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Antiguo templo egipcio revela constelaciones previamente desconocidas

Una de las constelaciones se llama Apedu n Ra o ‘Los gansos de Ra’.

Aquí está la representación egipcia antigua de la Osa Mayor, que se ve aquí en forma de pierna de toro. Incluye siete estrellas y está atada a una estaca por una diosa en forma de hipopótamo (derecha). La Osa Mayor es considerada la manifestación del dios maligno Seth, quien asesinó a su hermano Osiris. La diosa evita que Seth llegue a Osiris en el inframundo, un mito que se hizo posible porque la constelación nunca se sumerge en el horizonte. Crédito: Ahmed Amin.

La restauración de un antiguo templo egipcio lleno de hollín ha revelado los nombres previamente desconocidos de las constelaciones del antiguo Egipto, según detallan expertos alemanes y egipcios.

Gracias a estos trabajos también se han descubierto los hermosos colores originales que resaltaban en el templo dos milenios atrás.

Mientras se elimina el hollín y la suciedad, a veces con una mezcla de alcohol y agua destilada, «los grabados y jeroglíficos pintados se revelan tan vibrantes que parecen pintados ayer», dijo Christian Leitz, líder del proyecto y profesor de Egiptología en la Universidad de Tubinga en Alemania. «Pero no estamos repintando nada, solo estamos quitando el hollín».

Los trabajadores encontraron colores vibrantes bajo el hollín y la suciedad. Crédito: Ahmed Amin.

Durante la restauración, los investigadores limpiaron antiguas escenas talladas que representan las constelaciones, incluida la Osa Mayor (conocida como Mesekhtiu) y Orión (conocida como Sah). También encontraron inscripciones sobre constelaciones previamente desconocidas, incluida una llamada Apedu n Ra o ‘os gansos de Ra’, que es la deidad solar del antiguo Egipto.

«Sin embargo, sin una imagen que acompañe a estas descripciones, no hay forma de saber qué estrellas de la bóveda celeste describen», señaló Leitz.

De santuario a almacén

«La primera descripción moderna del templo grecorromano, conocido como el Templo de Esna, data de 1589, cuando un comerciante veneciano visitó Egipto y lo describió, según la Enciclopedia de Egiptología de la UCLA. La ciudad de Esna, a unos 60 kilómetros al sur de la antigua capital de Lúxor, solía tener más templos, pero dos fueron usados como canteras durante la industrialización de Egipto, mientras que el más grande, el Templo de Esna, se utilizó para almacenar algodón durante la primera mitad del siglo XIX, comentó Leitz.

Esta foto de 2019 muestra el templo de Esna desde el este. Crédito: Ahmed Amin.

Este santuario, convertido en una instalación de almacenamiento, probablemente fue valorado por su ubicación en el centro de la ciudad. La gente comenzó a construir casas y chozas directamente contra algunas de sus paredes, y postales de los siglos XIX y XX lo muestran rodeado de escombros. Décadas de negligencia dejaron el templo sucio, cubierto de hollín y excrementos de pájaros.

Hoy, solo queda el vestíbulo. La gran estructura de piedra arenisca está sostenida por 24 columnas y también tiene 18 columnas independientes decoradas con grabados de plantas pintadas. Mide unos 37 metros de largo, 20 de ancho y 15 de alto. Pero antaño habría sido eclipsada por el templo real, construido bajo el emperador romano Claudio (41-54 d.C.). Es un misterio lo que pasó con esta parte del templo; ya había desaparecido cuando el comerciante veneciano lo describió en el siglo XVI.

Una columna con un diseños vegetal que ha sido completamente restaurada. Crédito: Ahmed Amin.

«La construcción y decoración del templo, que incluye diseños astronómicos en el techo, probablemente tomó 200 años», dijo Leitz.

Durante la última restauración, los investigadores descubrieron nuevas inscripciones, incluidas las de las constelaciones desconocidas. Leitz señaló que cuando los antiguos egipcios decoraban el templo, primero dibujaban un diseño con tinta negra, luego un artesano tallaba el relieve y por último un pintor coloreaba el relieve.

La representación de una constelación en forma de momia. Crédito: Ahmed Amin.

En el techo astronómico, muchas de las inscripciones fueron dibujadas con tinta, pero no talladas ni pintadas.

«Antes ni siquiera se vislumbraban bajo el hollín y ahora están expuestas pieza por pieza», concluyó Leitz.

El proyecto, que comenzó en 2018, es una colaboración entre el Instituto de Estudios del Antiguo Cercano Oriente de la Universidad de Tubinga y el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto.

Fuente: Live Science. Edición: MP.