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Astronómos detectan las galaxias más antiguas del universo orbitando la Vía Láctea

Cuatro galaxias enanas (Segue-1, Bootes I, Tucana II y Osa Mayor I) que orbitan la nuestra, tienen más de 13.000 millones de años, según concluyeron investigadores del Instituto de Consmología Computacional de la Universidad de Durham (Reino Unido) y del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian (EE.UU.).

Marcadas con un círculo: Segue-1, Bootes I, Tucana II y Osa Mayor I.

La era oscura

Cuando el Universo sólo contaba aproximadamente 380.000 años, se formaron los primeros átomos. Eran átomos de hidrógeno, el elemento más simple en la tabla periódica. Se acumularon en nubes y gradualmente comenzaron a enfriarse y formar grupos pequeños, o halos de materia oscura, que surgieron del Big Bang o Gran Explosión.

Esa fase de enfriamiento, conocida como la Edad Oscura Cósmica, duró aproximadamente 100 millones de años. Con el tiempo, el gas que se había enfriado dentro de los halos se volvió inestable y comenzó a formar estrellas. A su vez, esos cuerpos dieron lugar a las primeras galaxias y alumbraron al Universo, llevando la Edad Oscura a su fin.

La intensa radiación ultravioleta emitida por las primeras galaxias destruyó los átomos de hidrógeno restantes, al ionizarlos (expulsando electrones), lo que dificultó que ese gas se enfriara y formara nuevas estrellas.

El proceso de creación de galaxias se detuvo por completo y durante los siguientes mil millones de años, más o menos, no se formaron galaxias nuevas.

Y se hizo la luz

Con el tiempo, los halos de materia oscura se volvieron tan masivos que incluso el gas ionizado pudo enfriarse. Sereanudó la formación de galaxias, que culminó en el surgimiento de espectaculares galaxias luminosas, como nuestra propia Vía Láctea.

Los investigadores han comprobado ahora que un modelo de formación de galaxias, desarrollado con anterioridad, se corresponde perfectamente con datos de alta precisión obtenidos en la última década. Eso les ha permitido inferir la edad de las galaxias satélites, según reza su informe, publicado en The Astrophysical Journal.

«Detectar algunas de las primeras galaxias que se formaron en nuestro Universo, orbitando en el patio trasero de la Vía Láctea, es el equivalente astronómico de hallar los restos de los primeros humanos que habitaron la Tierra. Es muy emocionante», explicó el profesor Carlos Frenk, director del citado Instituto de Cosmología Computacional. «Nuestro hallazgo respalda el modelo actual para la evolución de nuestro Universo, en el que las partículas elementales que componen la materia oscura impulsan la evolución cósmica».

«Hace tan solo una década, las galaxias más tenues de nuestro vecindario pasaban bajo el radar. Hoy en día, con cada vez una tecnología más sensitiva y los nuevos censos, podemos traer a las galaxias más pequeñas a la luz, permitiéndonos probar modelos teóricos en nuevos regímenes», concluye el Dr. Sownak Bose, investigador del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian.

Fuente: EurekAlert. Edición: RT.