Pululando a unos 6 años luz, la enana roja llamada Barnard es la estrella solitaria más cercana al sistema solar y la que más rápido se mueve en el firmamento nocturno. Ahora, un equipo internacional de astrónomos ha presentado un estudio donde concluye que existe un frío y masivo planeta orbitándola.
Barnard habría nacido hace unos 10.000 millones de años, duplicando en antigüedad al Sol pero con solo el 16 por ciento de su masa. Y aunque está muy cerca, no puede verse a simple vista porque es poco brillante. Esto, desde luego, no impide a los telescopios vigilarla.
Después de veinte años de observaciones y de análisis más recientes con los espectrógrafos HARPS y CARMENES, en los observatorios de La Silla (Chile) y Calar Alto (Almería), que analizan el espectro (algo así como la huella dactilar de la luz), los astrónomos han podido detectar un movimiento muy sutil en la estrella Barnard que indica la presencia de un planeta.
Este movimiento es similar al cabeceo que experimenta un lanzador de martillo, que se bambolea a causa del peso que quiere lanzar. En las estrellas, se produce como consecuencia del tirón gravitacional de un mundo que gira a su alrededor.
Según el nuevo estudio, llevado a cabo por Guillem Anglada-Escudé, investigador en la Universidad Queen Mary de Londres (Reino Unido), y por Ignasi Ribas, investigador del Instituto de Ciencias Espaciales (CSIC), en este caso el mundo es una supertierra que alcanza un mínimo de 3,2 masas terrestres.
«Estamos 99 por ciento seguros que el planeta está ahí», dijo Ribas respecto al descubrimiento del exoplaneta que han bautizado como Barnard b o GJ 669 b.
Supertierra fría
Barnard b tarda 233 días en completar una órbita completa en torno a su estrella, y está tan lejos de esta, a 0,4 Unidades Astronómicas (cada UA es la distancia entre la Tierra y el Sol), que se considera que está situado más allá de la línea de congelación.
Esto quiere decir que no está en zona habitable y que, por tanto, es muy improbable que haya agua líquida en superficie. De hecho, calculan que su temperatura podría rondar allí los -170ºC.
Anglada-Escudé ha señalado que todavía no se sabe cómo es su naturaleza, pero que gracias a su probable historia de formación, se puede aventurar que seguramente este mundo tenga una atmósfera muy densa. «Si fuera rocoso, sería como una versión magnificada de Titán, muy frío y con una atmósfera muy densa de hidrocarburos y metano».
Pero lo cierto es que, por el momento, no se puede saber. «No hay modelos para predecir cómo son estos planetas, porque hemos descubierto un número escaso de ellos. No hay con qué compararlo y, desde luego, este no es un mundo parecido a los que hay en el sistema solar». Por tanto, allí podría encontrarse todo tipo de cosas peculiares. ¿Lagos de hidrocarburos? ¿Extrañas lluvias? ¿Océanos subsuperficiales?
Fuente: Live Science.