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Detectan los restos de un barco funerario vikingo en Noruega

Una investigación con georradar, sin tener que realizar excavaciones, ha detectado los restos de un barco vikingo justo por debajo de la capa arable de un terreno agrícola de Viksletta, en la provincia de Østfold, Noruega.

El terreno, dedicado al cultivo de cereales y a veces de patatas, es propiedad del agricultor Olav Jellestad.

«Las visualizaciones de datos digitales han revelado una estructura grande y bien definida de 20 metros de largo y en forma de barco. Los datos indican que todavía se conserva la parte inferior de la embarcación», señala el comunicado emitido por el Instituto Ludwig Boltzmann y el Instituto Noruego de Investigación del Patrimonio Cultural (NIKU).

«La forma de la estructura es muy parecida a la de otros barcos vikingos descubiertos hasta la fecha, creo que debe de tener entre 20 y 24 metros de longitud. El hallazgo es increíblemente emocionante porque en Noruega sólo conocemos tres barcos vikingos bien conservados, excavados hace mucho tiempo», explica Knut Paasche, jefe del Departamento de Arqueología Digital del NIKU.

Imagen de georradar que muestra claramente el contorno del barco vikingo, situado a unos 50 cm de profundidad.

El terreno, dedicado al cultivo de cereales y a veces de patatas, es propiedad del agricultor Olav Jellestad; el «barco Jellestad» es el nombre que ha recibido el hallazgo.

El barco estaba originalmente cubierto por un túmulo funerario: cuando moría un jefe vikingo se le vestía con sus mejores ropas y se depositaba el cuerpo sobre su barco y junto con sus posesiones más preciadas; era enterrado de este modo para que pudiera navegar en la vida de ultratumba.

Además de este y otros túmulos funerarios monumentales, allanados en los últimos siglos como consecuencia de las labores agrícolas, los datos de georradar también han revelado cinco casas comunales (o casas largas), que eran estructuras generalmente hechas de madera, largas y estrechas.

Los datos de georradar también han revelado cinco casas comunales (o casas largas), que eran estructuras generalmente hechas de madera, largas y estrechas.

«El entierro del barco no estaba aislado, sino que formaba parte de un cementerio claramente concebido como una demostración de poder e influencia», expresa el arqueólogo Lars Gustavsen, quien ha dirigido las investigaciones de georradar junto con Erich Nau.

«De momento no tenemos dataciones de las casas, así que no estamos seguros de que tengan la misma antigüedad que los túmulos funerarios, que serían de diferentes periodos, entre la Edad del Hierro romana y la época vikinga (500-1050 d.C.)», agrega Paasche.

El barco funerario forma parte de un cementerio más amplio y de un asentamiento de la Edad del Hierro.

«Los otros hallazgos de barcos nórdicos son de madera de roble. No sabemos cuánta madera puede haber ahí abajo, para saberlo tendremos que emprender futuras investigaciones. Recuerda el hallazgo de Sutton Hoo en Inglaterra, donde prácticamente no se conservaba nada de la estructura de madera del barco, pero la forma del mismo se había preservado perfectamente. La ubicación de los clavos podría revelar la forma del casco», comenta el arqueólogo.

Aunque las investigaciones seguirán su curso en el sitio con métodos no destructivos, no se descarta el realizar excavaciones a largo plazo.

Fuente: National Geographic.