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Detectan ondas gravitacionales que se originaron hace cerca de 2.000 millones de años

Ondulaciones en el espacio-tiempo creadas por la colisión de dos agujeros negros hace aproximadamente 2.000 millones de años han sido capturadas por detectores en Estados Unidos e Italia. Esta es la cuarta vez que se logra observar una onda gravitacional, pero es la primera en la que los científicos han sido capaces de rastrear el patrón dejado por las mismas.

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El observatorio VIRGO, cerca de Pisa, ha estado buscando ondas gravitacionales desde 2007. Pero en los últimos años las obras de mantenimiento en el lugar impidieron que corroborara las tres detecciones anteriores hechas por su compañero americano LIGO. Ahora, tras ponerse en funcionamiento nuevamente, ha logrado unirse a su homólogo mejorando notablemente la precisión con la que se detectan estas ondulaciones.

Triplete

La onda recientemente detectada se ha bautizado como GW170814. Llegó primero a la estación de LIGO en Livingston, Luisiana, como una ondulación en el espacio-tiempo que cambió sutilmente las longitudes relativas de los dos brazos del detector a medida que pasaba, señala la revista Nature. Tan sólo 8 milisegundos después, la misma ola barrió el segundo detector de LIGO en Hanford, Washington, antes de llegar a VIRGO 14 milisegundos más tarde.

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Con tres detectores, los físicos pueden ser más precisos sobre el origen de la onda de lo que era posible antes. Sobre la base del tiempo que los detectores de la Tierra recibieron la señal, los equipos triangularon la ubicación probable de la fuente, reduciéndola a un trozo de cielo que, visto desde la Tierra, tiene aproximadamente 300 veces el tamaño de la Luna llena. Esa región es más de 10 veces más precisa de lo que LIGO ha logrado señalar en sus avistamientos anteriores.

Fusión de agujeros negros

Las ondas de GW170814 se emitieron durante los momentos los momentos finales de la fusión de dos agujeros negros, que tuvo lugar hace 1.800 millones de años. Los agujeros presentaban masas 31 y 25 veces la masa del Sol. El agujero negro resultante de la colisión cuenta con 53 masas solares, lo que significa que aproximadamente tres masas solares se transformaron en la energía de la onda gravitacional durante el proceso.